BUENOS AIRES -- Novak Djokovic y Rafael Nadal jugaron más de un partido en la final de Roland Garros. Los dos primeros sets se jugaron al ritmo del español, con un buen servicio y una excelente defensa. Justamente el de Mallorca sabe que cuenta con un backup defensivo que lo hace jugar muy seguro.

Rafael Nadal
APEl español festeja su 7º título en París, tras superar a Djokovic

En el arranque del partido, Rafa fue arrinconando a Nole de a poco. Cada vez que podía, se metía adentro de la cancha y atacaba con el drive y sobre todo con la derecha invertida sobre el drive de Djokovic, más bien cruzada, y a partir de ahí repartía. De esa manera y con un buen porcentaje de primeros saques, ganó tranquilo los dos primeros sets.

En ese momento empezó ese otro partido. Con dos sets en contra y tras discutir con su equipo, Djokovic cambió la actitud, se sacó toda la responsabilidad de encima, empezó a tirar y mejoró muchisimo el porcentaje de primeros saques. Además, comenzó a llover de a poco y eso hizo que la pelota se tornara más lenta. Con las bolas planas de revés, y la derecha con top, los tiros de Djokovic empezaron a lastimar más y lo impulsaron a conseguir 8 games seguidos. De 0-2, a 6-2, 2-0. Con un Nadal que no se encontraba, que no podía meter la pelota y estaba frustrado.

El de Belgrado siguió atacando y buscando los puntos. Con su drive y la mejora de puntería en el revés, el tercer set pasó a ser un monólogo de ataques a favor del número uno del mundo, que estaba mucho mas enfocado.

La desesperacion en el rostro del español era evidente. Deseaba que se suspenda porque las cosas no le salían, pero sin embargo logró ganar un game muy importante para quedar dos sets arriba y 2-1 abajo en el cuarto. La historia podría haber sido muy diferente si se iba 0-3.

Una de las grandes virtudes de Nadal es que cuando se va por alguna laguna, o por algún momento fantástico de su contrario, por más complicado que sea, tiene la fortaleza mental para volver a tomar el mando.

Para completar la "película" volvió la lluvia, y comenzó un nuevo partido el lunes. Rafa saltó a la cancha con otra actitud, hecho un león, jugando todas las pelotas a un ritmo tremendo, y provocó errores por parte de su rival.

Djokovic ya no pudo encontrar la soltura que tuvo el día anterior, porque la cancha estaba en mejores condiciones y porque el resultado lo acorralaba. El maldito tablero lo obligó a pensar que manteniendo su saque podía prolongar el partido a un quinto set. Tenía la chance y por eso no pudo relajar totalmente el brazo, y a partir de ahí se empezó a desmoronar.

Nadal se dio cuenta y aprovechó el momento. Atacando a fondo otra vez con su saque, su derecha invertida, empezó a jugar cada vez mejor y Djokovic cedió terreno. El serbio ganó algunos puntos con intentos de saque y red, pero se alejaba de su patrón de juego.

Esto lo consiguió Nadal por su solidez y porque el serbio tenía la responsabilidad pero no podía enfrentarla. A tal punto se frustró Djokovic que terminó el partido con una doble falta, y el español se convirtió en el máximo ganador en la historia de Roland Garros consiguiendo su 7º título para superar la marca del sueco Björn Borg.

BUENOS AIRES -- Sin grandes sorpresas en el cuadro, los favoritos llegaron a las semifinales en Roland Garros, el segundo Grand Slam del año.

El número uno del mundo, Novak Djokovic, volvió a meterse entre los mejores cuatro jugadores en un Major luego de levantar dos partidos impresionantes. Primero en octavos de final contra el italiano Andreas Seppi, que le ganó los primeros dos sets. Y luego en cuartos tuvo que levantar cuatro puntos de partido contra el francés Jo-Wilfried Tsonga, para luego imponerse por 6-1 en el quinto set demostrando nuevamente un nivel impresionante en sus tiros.

Luego de este gran desgaste el físico de Nole quedó en deuda, pero la confianza de estas remontadas puede jugar a su favor en los próximos partidos. Para el duelo de semifinales contra el suizo Roger Federer, el serbio necesita reencontrarse con su mejor nivel.

Por su parte, Federer tuvo momentos de gran tenis pero también con mostró ciertas intermitencias en algunos partidos. En cuartos de final levantó un partido histórico frente al argentino Juan Martín del Potro. Luego de estar 0-2, se impuso por 6-2, 6-0 y 6-3 demostrando una gran fortaleza mental y un espectacular repertorio de golpes que solo el gran Roger puede desplegar.

Rafa Nadal
APNadal es el único que no perdió un set en el torneo

En la semifinal tendrá que estar muy sólido con su servicio, y sin dudas buscará el control de los puntos desde el fondo de la cancha con su drive, y cambiará mucho los efectos con su revés.

El español Rafael Nadal, número 2 del mundo y defensor del título, llega de manera contundente a estas semifinales basándose en tres aspectos clave: potencia, velocidad y concentración. Con el agregado de mayor velocidad en sus derechas y la mejora en su servicio, no dio tregua a sus rivales vapuleándolos en sets corridos.

Tras ganar los 15 sets disputados en el torneo, Rafa llega totalmente entero físicamente, siendo el claro favorito en la semifinal contra David Ferrer y el gran candidato al título.

En el camino a su primera semifinal en el polvo parisino, Ferrer se manejó con comodidad hasta que alcanzó los cuartos de final, donde cedió su primer set del torneo contra el británico Andy Murray. En un partido jugado con gran intensidad desde el fondo de la cancha, el español tuvo que desplegar su mejor tenis, tanto en ataque como en defensa, para poder contrarrestar con su solidez los cambios de ritmo del escocés.

Los puntos altos del tenista de Javea fueron su impresionante velocidad de piernas, una buen porcentaje de primeros saques y un revés muy efectivo que mejoró mucho en ataque. Otro de los factores positivos de Ferrer, que siempre fiel a su juego buscó ponerse de derecha en cada situación posible para ejercer presión y generar espacios, fue que no se apresuró en los puntos y siempre estuvo mentalizado a jugar una bola más.

Sin dudas, Nadal y Ferrer darán un espectáculo digno de dos especialistas en polvo de ladrillo, un partido donde la garra y el coraje se podrá respirar desde las pantallas.

BUENOS AIRES -- El sueco Björn Borg, como máximo exponente del polvo de ladrillo en su época, logró ganar seis veces la corona de Roland Garros. En su caso, fue uno de los pioneros del top-spin, junto con Guillermo Vilas. Se lo adjudican ellos y los demás jugadores.

Por otro lado, el juego donde prevalecía el estado físico: Borg era un jugador que desgastaba a los contrarios, no tenía un golpe de knock-out pero, con una muy buena técnica y solidez en sus dos golpes de base, una derecha fenomenal, pasaba una tremenda cantidad de pelotas.

Una de las indicaciones que recibían los jugadores de esa época de sus coaches, Bersheling en Borg, era no perder nunca las primeras tres pelotas, trabajar mucho con el primer saque, abriendo al jugador, pero sobre todo poniendo la pelota en juego para trabajar el punto desde la base, salvo los jugadores de saque (muy pocos en esa época) como, por ejemplo, Roscoe Tanner.

Borg y Gerulaitis
Getty ImagesBorg venció a Gerulaitis en la final de París de 1980

Un jugador como Borg trabajaba entre el 75% y el 80% de primeros saques, jugaba muy bien las pelotas altas, los ángulos cortos de los dos lados. El caso de Vitas Gerulaitis, que era un jugador que jugaba prácticamente plano, no hacía esfuerzo y tenía unas piernas también impresionantes; era de los más rápidos dentro de la cancha, en especial junto con otro estadounidense, Jimmy Connors, que era de los tipos más rápidos para ejecutar los pasos cortos, pasos que se utilizan para ajustar antes de cada golpe.

En la técnica de drive de Gerulaitis podemos observar cómo la jugaba, como se ve en el video de esta nota, en la final que perdió con Borg en Roland Garros en 1980, por 6-4, 6-1 y 6-2. Con el brazo duro, no soltaba demasiado la muñeca, empujaba la pelota pero de buena forma, con una gran colocación.

Siendo un gran jugador de sensibilidad, dueño de muy buenos drop-shots y una gran volea, también disponía de un servicio respetable, ya que el estadounidense sacaba más veces a tres cuartos de velocidad que a full. No nos olvidemos que jugaban con raquetas de madera y se podía sacar fuerte, pero desgastaba demasiado, no tenía tanto sentido, sobre todo en partidos al mejor de cinco sets.

Gerulaitis era un jugador que complicó toda la vida a los grandes campeones, a Vilas, a Borg, a los mejores jugadores del momento; un jugador que su mejor ránking fue 3º, deambulaba del 3º al 5º lugar. Manejaba muy bien los golpes con slice, jugaba muy a través de la pelota, no hacía esfuerzo en el momento de los golpes, tampoco lastimaba demasiado con los golpes, no era Borg, que te tiraba para atrás, que te jugaba ángulos cortos y pesado con top.

Los segundos saques no se jugaban en esa época del tenis con kick, tenían un buen dominio en un intermedio entre slice y sacarlo hacia arriba con un poquito de top. Los puntos duraban mucho, generalmente porque la regla número uno eran las tres primeras bolas adentro, una vez que pasaba eso después eran diez más adentro y, por el tema de las raquetas, tampoco ayudaban como es hoy a tener una gran aceleración.

Los jugadores eran mucho menos fuertes, no se usaba tanto el gimnasio en ese momento y se esperaba de la cuestión natural de cada uno. Borg era un jugador longilíneo, muy fuerte y muy resistente, más que nada. En un momento dado, decían que el sueco corría los 100 metros en 10 segundos, es decir, que estaba entre los más rápidos del mundo.

Entre los tenistas, no había ninguna duda que lo era. Se trataba de un jugador especial, que se retiró muy joven; de lo contrario, podría haber ganado varios Grand Slam más. Y eso que Borg ganó 6 veces Roland Garros, un récord que sólo el español Rafael Nadal podrá romper, como el título de rey del polvo de ladrillo, más 5 coronas en Wimbledon, de manera consecutiva.

Los dos jugadores que vimos en esta antológica final parisina en 1980 tenían mucho carisma. Borg, con su famosa vincha; él y Vilas impusieron la vincha en el tenis profesional y, junto con Gerulaitis, el pelo largo. Vitas era el típico jugador "rockero". Por eso, valía la pena repasar esa final, con dos hombres que hicieron historia.

BUENOS AIRES -- Una vez más, la final de un Masters 1000 se disputó entre los dos grandes rivales del año pasado: Rafael Nadal y Novak Djokovic. Se trata de un partido que ya han jugado muchas veces, por lo que ambos se conocen a la perfección.

Nole empezó haciendo su juego, parado muy cerca de la línea de fondo, tirando a Nadal hacia atrás con su revés cruzado y con su derecha invertida, cargando el juego sobre el drive de Rafa y esperando la bola corta para atacar sobre el revés. Nadal tiene un muy buen drive, pero cubre mucho el lado del revés, por eso Djokovic decidió jugarle hacia ese costado. Desde allí lo fue tirando para atrás hasta buscar un tiro de definición cruzando su disparo hacia el otro lado.

Esa táctica le funcionó bien al serbio hasta el 5-4 del primer set. Durante ese tramo logró imponer su idea, en lo que era un partido parejo de peloteos largos, muy comunes sobre este tipo de superficies. La característica de ese período fue que el número uno del mundo le pegó de arriba hacia abajo con su revés y rafa levantó más la pelota.

Llegaron al 5-5, Rafa corría todas y traía grandes pelotas. Llegó a ponerse break point, y a ganar ese punto después de un intercambio con dos jugadores en la red. En el 6-5, el español logró errar el set con gran autoridad, atacando con su drive y jugando con total decisión, algo que le había faltado en algunas finales el año pasado.

Lo importante es que Nadal no paró de defender pelotas casi imposibles. Varió muy bien los efectos con el revés y la altura con su drive. Y si Djokovic no está del todo derecho en las definiciones cuando eso sucede, empieza a frustrarse. Cuando Nadal sintió que la confianza de su oponente no era la misma, aprovechó para ponerse más sólido: después de llevarse el primer set, salió a jugar mejor las devoluciones y a jugar pelotas más largas y más rápidas con su derecha. Con eso pudo romper el saque del serbio en el primer game. Y aunque tuvo que levantar algún 0-40 con su servicio, no cedió el saque en ningún momento.

Al contrario, comenzó a lastimar cada vez más con su drive, sobre todo cuando lograba invertirse y jugar sobre la derecha del serbio, tomando el control de cada punto. Las defensas empezaron a ser contragolpes, y el mallorquín logró quebrar otra vez cuando Djokovic sacaba 3-5.

El servicio del serbio no complicó las devoluciones del español, en tanto que Rafa molestó un poco más de lo normal con su saque, jugando un gran porcentaje de primeros servicios y jugando con muchísima carga de efectos en los segundos saques.

Y aunque uno de los fuertes del español es su defensa, en esta ocasión sobresalió en ese aspecto, llegó mejor parado que nunca a los ataques de Djokovic, leyuó con gran anticipación y ejecutó tiros más largos, obligando a jugar a Djokovic más pelotas de lo acostumbrado o a arriesgar desde más atrás, algo que lo llevó a cometer muchos errores.

Nadal volvió a demostrar sin lugar a dudas que es el rey en cancahas de polvo de ladrillo, y la semana que viene lo veremos disputar "su" torneo: Roland Garros.

BUENOS AIRES -- El Masters 1000 de Madrid presentó una superficie nueva y llegaron a la final los dos que más se adaptaron: el checo Thomas Berdych y el mismo gran campeón de siempre, Roger Federer.

La mención al polvo de ladrillo azul es inevitable. El piso generó mucha polémica y no se sabe si lo volverán a utilizar alguna otra vez en el circuito. Además, lo llaman polvo de ladrillo, pero no lo es. En realidad sale de un tabique que es originalmente un ladrillo blanco y luego es teñido de azul. El problema que tuvieron los jugadores -y por eso sus quejas en el transcurso del torneo- es que no se pueden agarrar al piso. Es como una arenilla. Un jugador, normalmente, puede deslizarse medio metro sobre arcilla. En Madrid, en cambio, superaban largamente el metro y medio. Parecía que patinaban en la cancha. No los vi trabarse. Si se trababan, era porque se querían afirmar.

En ese contexto, Berdych logró una buena adaptación porque da pasos cortos y generalmente no desliza. Juega en este tipo de piso como en las canchas rápidas, corre como en las canchas rápidas y prefiere pasar la pelota antes que deslizarse. Por otra parte, se trata de uno de los jugadores que más hace correr la bola: le pega completamente plano, lo que en esa cancha le permitió jugar un tenis rapidísimo.

El checo sacó bien en la final, y pegó bárbaro la derecha durante todo el torneo. Eso fue fundamental para que pudiera disputarle mano a mano el juego definitorio a Federer. En ese match, tomó la iniciativa durante el primer set y aprovechó un mal aranque del suizo, que parecía desconcentrado, jugaba demasiado hacia arriba y llegó a enganchar la pelota en un par de oportunidades.

Es justo señalar que Roger no tuvo un gran día y eso se notó particularmente en la primera manga. De allí en adelante el suizo levantó su nivel. Para lograrlo, el de Basilea jugó mucho revés con slice -sobre todo en las devoluciones de saque-, se acomodó con la derecha y logró jugar a los lados consiguiendo mejores aperturas. Con eso le quitó los apoyos a Berdych. El checo lastima porque se apoya y tira: si está derecho y suelto sus tiros duelen. Federer le quitó esa posibilidad desde el segundo set.

En ese parcial que comenzó con su remontada, el ganador de 16 Grand Slams subió su porcentaje de primeros saques y logró un quiebre muy temprano que cambió el rumbo del encuentro. Es que, le guste o no le guste la superficie, Federer es el hombre que mejor se adapta en cualquier tipo de cancha. Sobre todo si se trata de una superficie rápida en la que cuesta encontrar cómo afirmarse. Si mañana inventaran una cancha de hielo, el suizo sería el primero en adaptarse. De eso no cabe ninguna duda, porque es el jugador que tiene más recursos técnicos.

En el partido de primera ronda dejó en el camino a Raonic, en un partido durísimo, puramente por sus recursos. Contra Berdych no tuvo que apelar tanto a su técnica, sino a poner la cabeza en los momentos en que dejaba resucitar al contrario. Porque si después de estar 5-3 arriba con el saque, llegas a estar 5-5, es muy difícil ganar el servicio propio y quebrar para ganar un set.

Y Roger volvió a demostrar su temple de campeón en esos momentos tan difíciles: tiene una cabeza inmejorable. Quizá no contó con el foco necesario para cerrar el juego con el 5-3. Pero sí logró el objetivo para volver a romper el saque rival en momentos de definición.

Federer jugó con autoridad y solvencia, y está con una motivación tremenda. Con el título, llegó a ser número dos del mundo. Y si en Roma gana el torneo y Djokovic pierde antes de los cuartos de final, volverá a ser el número uno. Es muy difícil, pero existe esa chance matemática. Si lo logra, superaría otro récord y se confirmaría -una vez más, como si quedaran dudas- como uno de los más grandes hombres de la historia del tenis.

BUENOS AIRES -- La cancha de polvo de ladrillo es la que ofrece realmente poder jugar más en la defensa o en el contragolpe que en otras canchas. Primero porque se puede deslizar en el último paso, y a veces ese deslizar llega a dar un alcance quizás hasta de medio metro, más que en una cancha rápida, que hay que dar un paso más.

Hoy en día, los jugadores es muy difícil que entren en defensa, la idea es que no lo hagan, sino que trabajen en ataque, que mantengan la iniciativa, y si no que jueguen de contraataque. Entonces hay una gran mezcla entre la defensa y el contragolpe.

Ya la defensa pasó a ser algo inusual y espectacular; cuando se gana un punto en forma defensiva es porque realmente es un passing fantástico a la carrera o es una pelota traída desde el fondo, un globo altísimo, y el contrario dio la chance con el smash de poder jugar una pelota más, o sea, jugar el passing-shot, porque todo lo demás iría en el campo del contragolpe.

La pelota pica más lento y por eso hay tiempo, por lo que uno puede llegar a retroceder en la cancha para volver a jugar, para defender si es necesario, para cambiar las tácticas. La situación de defensa es cuando realmente nos apura muchísimo y tenemos que jugar ese tipo de golpes.

Los golpes claves en defensa son el revés con slice, la pelota alta, tanto de derecha o de revés con mucho efecto para que tenga longitud y la pelota caiga. Para eso hay que saber manejar muy bien las alturas y las velocidades, a mayor altura, mayor cantidad de efecto y menor velocidad de pelota en la traslación.

Los slices, aunque parezca mentira, es lo mismo, hay defensas con slice desde afuera de la cancha afirmando mucho el final, o sea, marcando mucho el stop al final, para que la pelota baje lo más posible. Generalmente se juega por el centro ese tipo de pelotas, donde está más baja la red. Así, si va larga, fenómeno, y si va corta es una pelota que igualmente complica al rival.

La derecha con slice se juega generalmente cruzada, pero por el centro y se le entra por afuera a la pelota (es casi imposible ver una derecha con slice jugada de adentro hacia afuera), hay más facilidad en la derecha de entrarle por afuera que en el revés. Y, por otro lado, también pueden tener los jugadores muy dotados en la defensa, sobre todo Rafael Nadal, que es el máximo exponente en esto, por lejos.

Pueden llegar a jugar el slice haciendo flotar la pelota para darse tiempo a el para volver al centro, porque ve que el jugador no puede anticipar, no puede llegar a la red a volearla, y no tiene problema en jugarla flotada, larga.

Para jugar este tiro se necesita mucha velocidad de piernas y reacción para intentar contragolpear la pelota que seguiría, porque generalmente el rival saldrá en busca de un winner o un approach de gran potencia. Por esto decimos que es una pelota a jugar para los dotados en la defensa.

Las pelotas con top-spin generalmente van a ir cruzadas, porque tienen mayor longitud y aparte van a ir altas, con ese efecto, siempre fijándose usando mucho la visión periférica (en los slices también), viendo que el jugador no podría interceptar, es decir, no podría avanzar, no podría subir y tomar la pelota de volea, que igual en cancha lenta si es en mitad de cancha o detrás de la línea de saque se hace difícil ganarle la volea a un gran contragolpeador.

Un ejemplo es Nadal, o bien Andy Murray, Novak Djokovic, inclusive Roger Federer en un buen momento. También están los casos de Juan Martín del Potro y David Ferrer, monstruos en el juego de fondo de cancha.

Para tener una buena defensa no hay ninguna duda que hay que tener un terrible juego de piernas y hay que tener una mezcla de velocidad y potencia.

La lectura es más que importante pero en muchos rubros se usa la lectura, también cuando uno va a volear se usa la lectura, para la devolución de saque se usa la lectura; es una cualidad más. Lo que es fundamental es el juego de piernas, el llegar a la pelota, y el tener ese hambre de querer correr todas y estar siempre prendido en el juego desde la base.

BUENOS AIRES -- El juego sobre polvo de ladrillo es, sin lugar a dudas, el más desgastante para los jugadores. En primer lugar, tiene que ver con que los rallies suelen ser mucho más largos que en las superficies rápidas. Además, se juega con mayor carga de efecto y se preparan más los puntos. Por lo general, los jugadores aplican bastante el top-spin, que hace que la pelota sea mucho más pesada.

Se trata de una superficie que les agrada sobre todo a los sudamericanos y a los españoles, quienes se formaron jugando sobre este tipo de canchas. Aunque hoy en día todos los jugadores se convirtieron prácticamente en todoterreno por las obligaciones del circuito, todavía quedan algunos especialistas en canchas lentas.

Como decíamos, el efecto predominante, lejos, es el top-spin. El slice se juega como variación, pero para que sea efectivo hay que jugarlo muy bajo, muy marcado o muy corto. Debe utilizarse como un golpe táctico, porque el típico slice que molesta en canchas rápidas, que se arrastra en distintas superficies, no genera el mismo daño en el adversario en polvo de ladrillo.

Rafael Nadal
Getty ImagesNadal es el rey histórica en superficie de arcilla

Cuando se juega sobre tierra también se utiliza mucho el drop shot, golpe hace al juego mucho más vistoso y divertido para el espectador... Para el consumidor habitual de tenis, se trata del tipo de cancha que entrega mejores puntos y batallas de muchas horas dentro del court. Por esto la cabeza juega un papel preponderante para ganar los partido, en especial cuando se trata de duelos a cinco sets.

El servicio más utilizado es el saque con kick, más que nada cuando se saca al lado de la ventaja (los diestros). Con él logran generar espacios para utilizar el famoso 'combo' de saque y derecha. Esa fórmula permite muchas veces tomar el mando del punto y -en ocaciones- hasta definir con ese golpe.

¿Qué quiere decir que alguien sirve con kick? Básicamente, se le da un efecto muy pronunciado a la pelota, entrando desde abajo con la raqueta en el movimiento de saque, para que luego del pique la pelota tome velocidad y salga bien alta. En general se usa buscando el revés del rival: nunca es cómodo devolver un revés que supera la línea de la cintura. También es cierto que, tras picar, la bola sale más lenta que en las canchas de cemento, y al jugarse con mayores alturas los jugadores se paran un poco más atrás para ganar unos segundos. Por lo general, buscan invertirse de derecha para armar los puntos con mayor frecuencia que en otras superficies.

Otro factor que influye en el rendimiento sobre polvo de ladrillo es la volea. Cuando un jugador llega a la red tiene que tratar de definir de primera. Es muy difícil definir en dos tiempos: generalmente sale desairado el que está en la red. Si no se termina el punto con la primera volea, generalmente viene el passing o el globo con efecto agresivo. O sea: hay que jugar tiros de aproximación impresionantemente agresivos, fuertes o muy bien colocados. O bien approaches con drop para que el ataque rinda realmente.

Otro tiro de sensibilidad muy utilizado en estas superficies son los ángulos cortos, buscando aperturas para definir al lado libre de la cancha.

La solidez es la clave para triunfar en estas superficies: aunque se está jugando cada vez a mayor velocidad sobre estas canchas, la defensa sigue siendo un arma letal a la hora de jugar un partido, así como la paciencia para armar los puntos.

La manera de correr es totalmente distinta. Los jugadores se deslizan para llegar a muchas pelotas, especialmente algunas complicadas en defensa. Cuidado: no se resbala, se desliza. La devolución de saque generalmente aquí no se juega a ganar. O sea: se juegan menos devoluciones ganadoras que en canchas rápidas. Rinde más jugarla dentro de la cancha, jugarla alta con el revés si uno recibe un segundo servicio o empezar a buscar la iniciativa con la devolución. Buscar una definición directa es más difícil que en otras canchas y en general trae como balance más errores que pelotas ganadas.

Se viene una gran temporada sobre estas canchas donde se podrá ver el tenis más completo, con muchas variaciones de ritmo, alturas, ángulos, direcciones... un placer para todos los amantes de este hermoso deporte.

Durante los últimos años, la temporada de polvo de ladrillo tuvo un rey indiscutido: el actual número dos del mundo, Rafael Nadal. Es verdad que este año aparece Novak Djokovic como un gran candidato a pelear con Rafa en las finales de los torneos. También que Nole lo venció en varias finales. Pero lo que sucedió en Monte-Carlo deja claro que no será fácil destronar al rey ni llevarse Roland Garros, ese Grand Slam que le falta al serbio para entrar al selecto grupo de jugadores que lograron los cuatro títulos más grandes que da el tenis.

BUENOS AIRES -- Hoy hablaremos específicamente del duelo entre Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic en la definición del Masters 1000 de Monte-Carlo. Fue una final especial, en la que Nadal estuvo al máximo de sus posibiliades y en la que se vio a un Djokovic "vacío por dentro". Es decir, el serbio intentó desequilibrar con sus tiros a un rival que estaba muy sólido desde el fondo de la cancha, pero sin dudas no estaba al cien por ciento desde lo mental.

Probablemente la noticia que cambió su semana -la muerte de su abuelo, una muy apegada a él- no lo dejó estar al máximo de su concentración en ningún partido. Sin embargo con la calidad de sus golpes pudo llegar a la final. Claro, allí se encontró con un "frontón inteligente".

Rafael Nadal
APRafa cortó una racha de 7 caídas ante Nole

Nadal, que casi no cedió puntos con su servicio, varió muy bien su clásico saque abierto co slice, con primeros servicios al cuerpo del serbio para no darle ángulo a la devolución. Desde allí buscó tomar el mando del punto, dominando con su derecha con mucho peso de bola, generando altura y profundidad con sus tiros.

La otra diferencia clara fue de continuidad: hubo total solidez del lado de Rafa y muchas intermitencias en el juego del serbio.

En el game del 3-5, Nadal jugó parado muy atrás, pero devolviendo muy profundo y defendiendo con gran puntería para encontrar al revés de Nole, golpe con el que el número uno del mundo cometió 6 errores no forzados en el primer set. En realidad, esos errores que la computadora marca y se ven como no forzados se dan por la impotencia de tener enfrente a un Nadal sin errores que trajo cada pelota como si fuese la última y defendió con intensidad para obligar a Nole a buscar el winner un metro más atrás de lo normal.

La tónica fue la mencionada: Rafa jugando con muchísima intensidad en todos los tiros, contragolpeando, y Djokovic parado más cerca de la línea buscando atacar.

Nole buscó variantes como el drop shot, pero Nadal se mostraba rapidísimo, tomaba la pelota arriba de la red y definía con top, cruzado. Si el serbio intentaba saque y volea,Rafa no daba tregua y aprovechaba cada oportunidad para pasarlo en la red y seguir sumando games y quiebres de saque. El mallorquín devolvió los segundos saques con muchísima altura y con efecto en sus tiros sobre el revés de Nole, al que le faltó paciencia para enfrentar este duelo.

En cuanto al servicio, Rafa tiró muchísimo con el primer saque pese a su bajo porcentaje en el segundo set, y molestó con la carga de slice en su segundo saque. Es algo que el español sabe hacer: logra una gran colocación y un efecto que hace saltar la pelota hacia el costado de manera impresionante.

La realidad es que, atacando de manera solidísima con su drive y defendiendo como sólo él sabe hacerlo, Nadal opacó el tenis agresivo de Nole haciéndolo cometer muchos errores y demostrando que sigue siendo el rey en canchas de polvo de ladrillo.

Ganó Monte-Carlo por octava vez: fue campeón aquí cada vez que jugó desde los 18 años. Llegó a su Masters 1000 número 20. Sencillamente, un récord impresionante.

BUENOS AIRES -- Argentina venció a Croacia en una durísima serie de cuartos de final de Copa Davis, que el resultado hace parecer más sencilla de lo que realmente fue. Terminó en el cuarto punto, sí, pero ya desde el primer partido se notó que no sería un camino sencillo para el equipo local. La solidez de Del Potro terminó inclinando la balanza a favor del conjunto sudamericano.

En el primer partido, Marin Cilic y David Nalbandian jugaron un partido por debajo de su nivel. Sin lugar a dudas, ambos estuvieron algo erráticos y con muchos nervios. Al unquillense no le salían sus tiros, y se trata de un tenista que no rinde cuando pierde confianza. Es que él basa su juego en tiros increíbles: ángulos fantásticos tanto de derecha como -sobre todo- de revés, disparos paralelos para soprender, grandes devoluciones... Bueno, no le salía nada. Él intentaba e intentaba, pero no encontraba esos aciertos desde los cuales podría haber alimentado su motivación.

Cilic, que tampoco tuvo un juego fantástico, sacó mejor al momento de definir. Aunque tuvo un mal porcentaje de primeros servicios, pegó mejor la derecha y supo sacar jugo a ese único golpe que estaba funcionando. El croata mostró tener un arma en ese drive: buscó ese tiro, jugó más adentro de la cancha que su rival (y eso que acostumbramos a ver a Nalbandian jugando cerca de la línea de base) y aprovechó mejor los momentos en los que el viento no molestó. Por otro lado, supo sacar réditos cuando Nalbandian no pudo cerar el encuentro. El argentino llegó a estar 2-1 arriba en sets y desperdició la ventaja: Cilic remató la faena que no llegó a rematar su rival. Esa es la historia.

El segundo encuentro comenzó como un monólogo. Juan Martín Del Potro arrancó 4-0 con dos quiebres ante Ivo Karlovic. De alguna manera resultaba lógico por la jerarquía de cada tenista y la superficie en la que se disputaba la serie. El set terminó 6-2. El siguiente, que fue EL set de ese partido, llegó a estar 6-6. Esto se debió principalmente a una mejoría por parte del croata.

Juan Martín del PotroTélamDel Potro ganó sus dos puntos de la serie. En el segundo aprovechó el cansancio de Cilic

Juan Martín siguió jugando al mismo ritmo, tratando de mantener los peloteos largos, de mover al gigante, de buscar trabajar con ángulos o de lo contrario con mucha profundidad. A Karlovic no se le puede dejar la pelota corta porque sube muy bien a la red. Lo hace de derecha y muchas veces define en la red, o de revés con muy buen approach con slice. Y adelante sabe lo que hace. Por supuesto, el alcance que tiene para cerrar los ángulos lo hace aún más temible.

En el tie break fue Karlovic quien tomó la ventaja. Se puso 6-3 y sufrió dos grandes passing shots de Del Potro que dejaron al argentino mejor parado anímicamente y le dieron impulso para quedarse con el parcial. La tercera manga fue un calco de la primera: Karlovic ya se notaba frustrado tenísticamente, y Juan Martín -con dos sets asegurados- desplegó un tenis un poquito más agresivo, acentuó la profundidad un poquito más, hizo todo mejor y se llevó el partido.

El tercer partido fue el más emotivo, pero no se puede decir que hayan jugado bárbato técnicamente. Tácticamente tampoco hubo demasiado para el análisis. Se nota que en el tenis de hoy se juega desde atrás: se arman peloteos de fondo a fondo por momentos, incluso en el doble. En ese aspecto estuvieron mejor los argentinos, y en el saque parecieron estar evidentemente más afilados por el lado de Croacia. Pero hubo muchos quiebres en el match, por lo que el saque no fue tan influyente.

Hubo algunos chispazos de espectacularidad. Schwank, por ejemplo, acertó una pelota imposible cuando terminaba el segundo set. Eso levantó mucho la moral de los argentinos, que terminaron el quinto set con otra tremenda devolución de Schwank. No hace falta remarcar la importancia de este punto en la serie: primero, porque desequilibró la serie. Segundo, porque del otro lado de la red estaba Cilic, que con este duelo alcanzó las 10 horas de partido en el fin de semana. Y todavía tenía que salir a levantar el score de su país al día siguiente.

El tercer punto argentino fue el single de Del Potro, que se encontró con un Cilic totalmente disminuído físicamente. Juan Martín nunca lo dejó armar: no le dejó reacción e hizo que el croata luciera cansado y cansino. El tandilense tomó el duelo con seriedad e impuso una intensidad que no le permitió a su adversario recuperar piernas ni ánimo en ningún momento.

Fue por eso que la serie quedó del lado argentino. Ahora, el equipo que capitanean Jaite y Zabaleta piensa en recibir a República Checa. Y sueña, aún más, con ganar esta Copa Davis.