<
>

La tormenta perfecta

Nadal se coronó en París sin ceder un set, igual que en 2008 EFE

PARIS -- Decidí darme un tiempo y no escribir este blog justo después del triunfo de Rafael Nadal. Puede sonar cursi, pero quise asimilar lo que acaba de atestiguar y no sólo en París, sino en toda la temporada de arcilla.

Los números suenan fríos y no siempre reflejan lo que presenciaron nuestros ojos. El matador generalmente suele tener una preparación larga para Roland Garros, pero este año decidió reducir su calendario para bien propio. Sólo jugó cuatro torneos sobre polvo de ladrillo, no perdió uno solo, disputó 53 sets, perdió solo dos de ellos, su dominio fue tal, que en 23 cedió dos o menos juegos.

Nadie en la historia del tenis ha sido tan apabullante y contundente a lo largo de una misma temporada, en los años mas recientes el balear acumuló también estadísticas ridículas como ganar Montecarlo, Roma y Roland Garros en el mismo año, pero en el 2010, se superó a sí mismo, por que añadió a su currículo la corona madrileña. Nadie en la historia lo había hecho.

Soñar con ganar el Grand Slam rojo a lo largo de una carrera satisfizo a jugadores como Jaroslav Drobny, Guillermo Vilas, Ivan Lendl y Gustavo Kuerten. El maestro Bjorn Borg, para muchos el mejor de todos los tiempos en tierra batida, nunca jugó Hamburgo -Madrid vino a substituir al evento germano- se cuidaba mucho el escandinavo, quería llegar en plenitud al Abierto Francés. Rafa simplemente fue contra la historia, contra la lógica y se puso una meta antes vista como inalcanzable para los terrícolas.

Los números se pueden cuantificar, explicar y estudiar. Pero lo vital en el señor Nadal no tiene explicación, es como lo explicó para la revista Time hace algún tiempo Serena Williams: ¨Nunca había vista tanta tenacidad, tanta ambición ni tanto deseo de triunfo como cuando veo a Rafa. Quiero ser como él, la actitud que tiene desde que sale a la cancha es el mismo deseo de ganar como el que tiene el león para comer, ataca con fiereza y velocidad¨.

Durante la primera semana de Roland Garros Nicolás Pereira, mi compañero de transmisión, explicó que en el tenis un golpe necesita tres puntos básicos: velocidad, profundidad y peso para ser exitoso, si tiene dos es un buen tiro, pero si sólo tiene uno de estos elementos, el golpe es mediocre. En el caso de Rafa, la mayor parte del tiempo sus tiros tienen los tres elementos de los que habla Nico. Además siempre vienen mal intencionados, con mucho ángulo, nunca se da por vencido y aun estando a la defensiva encuentra la manera de atacar.

Con Rafa no sólo es que tan fuerte pega, sino que tan a menudo se levanta y vuelve a pegar. Es como ver a Rocky. Contra Rafa en arcilla se necesitan en un mismo punto varios "winners" para mantenerse en la jugada.

Enfrentar a Rafael Nadal es como querer dominar a la Tormenta Perfecta.

Gracias campeón.