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El talento merece respeto

Ujfalusi le propinó a Messi una patada que lo sacó del juego EFE

BRISTOL -- El mundo entero buscaba en el diccionario adjetivos para definir a Leo Messi. Había hecho un gol "maradoniano", que no es palabra registrada por la Real Academia. Había imitado el gol que Maradona le hizo a Inglaterra en México 1986 casi a la perfección. Messi superando rivales en velocidad y marcando ante la salida del arquero del Getafe en la Copa del Rey. Esta semana se recuerdan diez años del aterrizaje de Messi en Barcelona y se ha visto el gol quizás tanto como en ese abril de 2007.

Después de ese partido Bernd Schuster, entonces técnico del Getafe, produjo una lamentable declaración. Cuando aún había quijadas entreabiertas de admiración tras la obra de arte de Messi, el alemán dijo esto: "Tendríamos que haber hecho alguna falta. No hemos dado ninguna patada". Para Schuster, que sabía de jugar al futbol con elegancia, esa jugada se rompe si se detiene al jugador. La frase que frenó la emoción e invitó a la reflexión. El fútbol permite que se detenga el juego con patadas al rival. Si se hace, se sanciona y el juego continua. Lo que al fútbol le ha faltado es la madurez para sancionar la rudeza interrumpe la continuidad de un jugador.

A Leo Messi, escapado en velocidad y buscando el área para enfrentar al arquero del Atlético de Madrid, Tomas Ujfalusi le dió esa patada que extrañó Schuster hace tres años. Cortó la jugada, derribó a Messi. Cortó una posible obra de arte en plena ejecución. Le piso el tobillo derecho y lo sacó del partido. Distensión de ligamento interno del tobillo derecho. Más corto que el nombre de la lesión será su recuperación. Pudo ser peor. De corto el nombre, pero de prolongado período alejado del campo. Fractura por ejemplo.

La de Ujfalusi ante Messi es una jugada de fútbol. Porque el fútbol ahora es eso, bastante brusco. Cuando la velocidad del juego aumenta, también aumenta el peligro de jugadores que no saben adaptarse a su velocidad y exponen su torpeza. La conjunción de estos factores, el vértigo, la extrema emoción, la ineptitud, provocan que sean los mas aptos, hábiles, emocionalmente mas equilibrados y mas técnicos, los que sufran. Ujfalusi ante Messi, por ejemplo. Pero pueden no tener nombre reconocido. Pueden jugar en escenarios mas humildes, en equipos de alcance mas humilde.

Esto propone el fútbol, acciones de contacto y al final, acciones de riesgo. En el caso particular de esta jugada, hay que evitar el debate que satanice al victimario. Ujfalusi proyecta la imagen de rudo, pero es un jugador con mucha calidad. Uno que además detuvo en el partido a sus rivales por medios civiles. En esa última jugada, desprotegió su calidad y entró en un contacto bruto, rústico, criminal, que pudo ser peor. Detuvo a Messi, algo que ya habían reclamado desde los medios mas populares al invitar a la contundencia extrema para marcar al argentino. Guardiola incitó a los medios "a decir lo que sucede". Lo que se ve es que el fútbol da lugar a la extrema violencia. Por convicción o invitación mediática, el fútbol se ha adueñado de este vicio. El entorno del fútbol se debe a la responsabilidad de enviar un mensaje que aleje el desquicio del juego. Pudo ser peor con Messi, ha sido muchísimo peor con otros jugadores sin nombre. A ellos también el juego les debe respeto.