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Mi futuro es Londres

EFE

GENERAL PICO -- Ya estoy instalado en General Pico, rehabilitando el tobillo derecho. La verdad es que no estaba nada bien en el cierre del Preolímpico. Y a eso le sumé los saltos en los festejos. Así que ahora debo pensar en recuperarme bien.

¿Se acuerdan que les había dicho que iba a intentar jugar la final? Bueno, la verdad es que así como el día de la semifinal lo perseguí a Lamas por el hotel, diciéndole que podía jugar, en la mañana de la final hablé con él y le dije que había tomado la decisión de no jugar porque no podía afirmarme bien y así no iba a poder ayudar al equipo.

Entonces, tuve que ser un hincha más. El partido lo viví como si estuviera en una montaña rusa, por lo cambiante de las emociones. Me moría de ganas de entrar. Es que desde afuera se sufre mucho más y no podés hacer nada. Jugando descargás más. Me desahogaba con los dobles de Luis.

Lo que intenté hacer desde antes del juego es alentar a Federico Kammerichs y a Pancho Jasen. Ellos, de alguna manera, tenían más minutos por mi ausencia. Traté de darles confianza. Mi lesión cambio el panorama de ellos en el torneo. Y respondieron de muy buena manera. Fede jugó bárbaro en la final. Fue el corazón del equipo. Se pareció a mí.

Pancho aportó mucha energía y minutos de calidad.

A pesar de que no jugué, un poquito entré en la cancha. Me paraba mucho para alentar y protestarle a los árbitros y una de esas veces pisé adentro, como hacen los entrenadores.

También me metí a tirar al aro en el entretiempo, pero solamente para sacarme las ganas. No estaba en condiciones de jugar.

Después de superar las emociones del partido y ser campeones, nos dedicamos a festejar y disfrutar con la gente, que nos brindó una apoyo tremendo. Fue un torneo muy especial por tener a nuestras familias en la cancha. Poder festejar el título con mis hijos Laureano y Benicio fue algo increíble.

A pesar de que la celebración fue muy larga, siguió en el colectivo camino al hotel. Ahí, Fede y yo sacamos las tapas de las salidas de emergencia y nos asomamos por el techo para ir cantando. La canción que más se cantó en el colectivo fue la de "y ya lo ve, y ya lo ve, son los bigotes del Yacaré". También cantamos mucho la de Vilma Palma que se había transformado en nuestro himno durante el torneo.

Cuando llegamos al hotel nos subimos casi todos al techo del colectivo para festejar con la gente que nos estaba esperando. Después de eso sí nos tranquilizamos y tuvimos una cena familiar tranquila. Ya estábamos relajados.

Una vez terminado el torneo, uno se pone a pensar en lo que vendrá para la Selección. Sobre lo que Pepe Sánchez manifestó respecto a su futuro, me parece bien que se comience a pensar en darles espacio a otros jugadores, ya que de a poco hay que rejuvenecer el equipo. Pepe vivió en Mar del Plata una experiencia inolvidable. Lo disfrutó segundo a segundo.

En mi caso, por ahora, mi futuro es Londres. No miro más lejos. Voy a ir pensando torneo por torneo. Es que con las lesiones de los últimos campeonatos estoy un poco acobardado. Tuve mucha mala suerte. Igualmente, nunca le cierro las puertas al seleccionado.

Después de Londres, si me da el físico, pensaré en el Premundial. Siempre que pueda ayudar al equipo trataré de estar.

En referencia a dónde jugaré debo decir que hoy por hoy mi único plan es recuperar bien el tobillo. Después de eso, no sé si mi próximo equipo será en Europa, en Argentina o qué va a pasar con la NBA. Mientras tanto llevo una vida tranquila. Acompaño a mi hijo mayor a jugar al básquetbol, los llevo y busco a los dos en el colegio. Vida familiar. Algún asadito hago, je.

Para despedirme quiero decirles que para mí fue un gusto poder hacerles vivir lo que hacemos dentro y fuera de la cancha con la Selección. Me gusta que todos puedan sentirse parte y esta es una buena manera.

Les mando un abrazo y será hasta la próxima.