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Una nave espacial en La Pequeña Habana

MIAMI -- Aquí sí hace calor. Por eso casi todo se pinta de blanco plateado hasta confundirse con la arena, para regalarle a la calle en candela el resplandor de los edificios. La temperatura en Miami se acerca bastante a los 100 grados a plena luz del día y la salsa en los portones de entrada pica más que el sol.

Solamente en Miami puedes estrenar un estadio de un costo aproximado de $515 millones, inaugurar la temporada 2012 de Grandes Ligas en Estados Unidos y celebrar simultáneamente un partido a 10 minutos de distancia en el American Airlines Arena entre el Miami Heat y el Oklahoma City Thunder.

Desde afuera, el Marlins Park parece una nave espacial que echó raíces en La Pequeña Habana. Adentro, hay capacidad para 37.000 aficionados en butacas azules.

Marlins Park tiene su propio Monstruo Verde. Gran parte de las cercas están pintadas de verde Marlins, y demarcadas con números absurdos como 502, 465 y 447, como si esperaran por un palo de Giancarlo Stanton. También hay una instalación estrambótica de cuatro capas con peces, flamencos, pájaros, olas, palmas y un sol para celebrar los jonrones locales.

De todas esas cifras sobre las paredes, la que más tiene sentido es el solitario y redondo 42 pintado sobre el azul de los Dodgers de Brooklyn. El inmortal Jackie Robinson se sorprendería de ver cómo se ha desarrollado una franquicia de béisbol de Grandes Ligas en un barrio latino en el que muchas de sus grandes estrellas no son necesariamente jugadores blancos anglosajones.

El camerino de los Marlins está adornado por cuatro televisores inmensos colgados en una columna. Cada jugador tiene un casillero doble de madera rojiza que incluye una caja fuerte digital en la parte superior. La alfombra de todo el piso es de color marrón con un gran óvalo azul adentro.

El casillero de Hanley Ramírez está al fondo del camerino. Allí cuelga una bandera dominicana y justo al lado se encuentra el de José Reyes. Ambos han puesto mensajes en manuscrito al lado de sus nombres sobre el casillero: "Shutting people up", dice el casillero de Ramírez, quien se pintó el pelo anaranjado, "Good feeling today", el de Reyes.

En otra parte se ve una cadena de nombres latinos: Omar Infante, Edward Mújica, Carlos Zambrano, Emilio Bonifacio, Aníbal Sánchez, en ese orden.

El primer año del Marlins Park ya comienza su camino, y dentro de poco, las paredes de todo el estadio estarán acostumbradas a escuchar la boca indiscreta de Ozzie Guillén.