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Fanatismo personificado (segunda parte)

El libro "The Whore of Akron" hace catarsis sobre la controversial partida de LeBron James Noah Graham/NBAE/Getty Images

NUEVA YORK - En la primera parte de esta reseñe del libro The Whore of Akron (La Prostituta de Akron - publicado por la editorial HarperCollins Publishers) escrito por Scott Raab, menciono el fanatismo del autor por los equipos deportivos de Cleveland, una ciudad que se acostumbra a fracasos en este campo y que no conoce un campeonato desde que los Browns en la NFL se coronaron en 1964.

En su obra, Raab revela anécdotas interesantes, como cuando James y el Heat jugaron su primer partido en el Quicken Loans Arena. Los agentes de seguridad usaban el código de "traidor" cuando hacían referencia a James en sus transmisores-receptores portátiles (walkie-talkies). Raab también tiene que comprar boletos para ver a James jugar en Miami (el equipo le niega la credencial de prensa por sus exabruptos por Twitter acerca de James) y se asombra que la gerencia del equipo insta a sus compradores de boletos que se 'aficionen' y promete premios a los que lleguen antes de comenzar el partido y permanezcan en el American Airlines Arena hasta la conclusión de la competencia. Como aficionado vitalicio de Cleveland, a Raab le da asco semejante flojera en la pasión deportiva en el sur de la Florida.

El autor también fustiga a ESPN, acusando a la empresa de alcahuetear a James y al Miami Heat, desde mucho antes que James decidiera transmitir "La Decisión" por las pantallas de la cadena.

Uno de los segmentos más entretenidos de la obra es una entrevista que Raab llevó a cabo con el comediante estadounidense Chris Rock. Los comediantes tienen que captar a esencia de una persona o situación en el crisol de su comedia y Rock además es amante del baloncesto.

"El dueño de los Cavs es un idiota", dice Rock con la típica falta de barniz neoyorquina. Fui a ver un partido de los Lakers y me preguntan durante la transmisión mi opinión acerca de LeBron y dije en televisión nacional que deberían traspasarlo. Aparte de Kevin Durant y Dwight Howard, pudieron traspasarlo por dos o tres otros jugadores en la liga. El día que terminó la temporada, me preguntaron de nuevo: '¿A dónde va LeBron?' Dije: 'sabremos en 24 horas si permanece en Cleveland porque si Pat Riley logra reunirse con él en una oficina, se acabó'."

Raab presenta el punto de vista del aficionado de Cleveland a Rock. 'Pensábamos que retornaría". Pero Rock lo interrumpe, sin misericordia: "¿Por qué pensabas que retornaría? Muchas personas se mudan de Cleveland a Miami cada maldito día. No se mudan de Miami a Cleveland".

Finalmente, Rock destila el proceso de agencia libre de James: "Si tuviese 25 años de edad, y soy soltero, aunque tengo que lidiar con la madre de mis hijos, ¿a dónde demonios iría? ¿Quién no anticipaba que se mudaría a Miami? Hermano, están en la playa, calzando sandalias en estos momentos".

Raab insiste que James porta un enorme tatuaje con la palabra LOYALTY (lealtad). Rock le pone los pies en la tierra: "Lealtad a sus amigos. Le rodean seis jóvenes de raza negra de 25 años de edad. ¿Dónde piensas que quieren vivir? En Miami".

Raab sospecha (mera especulación porque no muestra esfuerzo alguno por comprobarlo) que la componenda de Dwyane Wade, James y Chris Bosh en Miami se armó antes o durante el 2006, cuando CAA, la agencia que representa a los tres jugadores, optó por extender los contratos de novatos de cada uno de ellos por sólo tres temporadas. LeBron pudo haber optado por un acuerdo de seis o siete campañas. Gilbert luego le comenta a Rabb que ese fue su error; en 2006, debió haber forzado la decisión de LeBron y obligarlo a firmar un contrato a largo plazo o a abandonar por decisión propia a los Cavaliers.

El libro cierra con el recuento de las Finales de 2011 ante Dallas, donde en el tercer partido emerge el James pasivo, anti-protagonista. Con tres minutos por jugar en ese cotejo, le hace un pase a Mario Chalmers quien enfrentaba una doble marca. Miami pierde el balón y Wade comete falta enviando a Dallas a la línea de tiros libres. Wade comienza a llamarle la atención a James que debió ser actor y no reactor en la jugada previa.

En el cuarto partido, James encesta ocho puntos, fallando ocho de 11 intentos al aro y ni siquiera intentando un tiro en el último cuarto de un cotejo que Miami perdió a la postre por sólo tres puntos. La mañana del quinto partido, emergen informes de Stephen A. Smith y de Chris Broussard de ESPN de que James enfrenta situaciones de índole privada involucrando a una persona "que no es el jugador" según Smith. Smith añade que no revelará esos detalles, aún si pudiese confirmarlos porque "no tienen nada que ver con el deporte del baloncesto". Raab destaca la coincidencia de este tipo de rumor salaz con el que emergió cuando los Cavs perdieron el quinto partido ante Boston con un James desentendido.

En el sexto y último partido de las Finales de 2011, LeBron James anota nueve puntos en los primeros cinco minutos de juego (inicios prometedores) para luego anotar solo dos el resto de la primera mitad (desapariciones inexplicables). Anotó su primer punto de la segunda mitad con tres minutos por jugar en el tercer cuarto.

LeBron James escribirá su propia historia. Puede hacer trizas una reputación justificada o no de achicamiento en momentos definitorios con sus propias manos. Recordemos que otra etiqueta (la de blando e incapaz de guiar a su equipo al título) acompañaba siempre a Dirk Nowitzki, hasta que el dulce olor de un campeonato la esfumó.

El libro de Scott Raab es vulgar, entretenido y revelador, pero el lector debe mantener su guardia en alto en cuanto a lo que dice su autor, porque él mismo reconoce su falta de objetividad y rigor. Un cronista debe archivar estas impresiones y datos y evaluarlos en el contexto de la trayectoria del jugador.

LeBron James es un jugador extraordinario y legendario, pero con lagunas en su juego y personalidad que son notables.