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Un juego en equipo que dio resultado

BUENOS AIRES -- Argentina venció a Croacia en una durísima serie de cuartos de final de Copa Davis, que el resultado hace parecer más sencilla de lo que realmente fue. Terminó en el cuarto punto, sí, pero ya desde el primer partido se notó que no sería un camino sencillo para el equipo local. La solidez de Del Potro terminó inclinando la balanza a favor del conjunto sudamericano.

En el primer partido, Marin Cilic y David Nalbandian jugaron un partido por debajo de su nivel. Sin lugar a dudas, ambos estuvieron algo erráticos y con muchos nervios. Al unquillense no le salían sus tiros, y se trata de un tenista que no rinde cuando pierde confianza. Es que él basa su juego en tiros increíbles: ángulos fantásticos tanto de derecha como -sobre todo- de revés, disparos paralelos para soprender, grandes devoluciones... Bueno, no le salía nada. Él intentaba e intentaba, pero no encontraba esos aciertos desde los cuales podría haber alimentado su motivación.

Cilic, que tampoco tuvo un juego fantástico, sacó mejor al momento de definir. Aunque tuvo un mal porcentaje de primeros servicios, pegó mejor la derecha y supo sacar jugo a ese único golpe que estaba funcionando. El croata mostró tener un arma en ese drive: buscó ese tiro, jugó más adentro de la cancha que su rival (y eso que acostumbramos a ver a Nalbandian jugando cerca de la línea de base) y aprovechó mejor los momentos en los que el viento no molestó. Por otro lado, supo sacar réditos cuando Nalbandian no pudo cerar el encuentro. El argentino llegó a estar 2-1 arriba en sets y desperdició la ventaja: Cilic remató la faena que no llegó a rematar su rival. Esa es la historia.

El segundo encuentro comenzó como un monólogo. Juan Martín Del Potro arrancó 4-0 con dos quiebres ante Ivo Karlovic. De alguna manera resultaba lógico por la jerarquía de cada tenista y la superficie en la que se disputaba la serie. El set terminó 6-2. El siguiente, que fue EL set de ese partido, llegó a estar 6-6. Esto se debió principalmente a una mejoría por parte del croata.

Juan Martín siguió jugando al mismo ritmo, tratando de mantener los peloteos largos, de mover al gigante, de buscar trabajar con ángulos o de lo contrario con mucha profundidad. A Karlovic no se le puede dejar la pelota corta porque sube muy bien a la red. Lo hace de derecha y muchas veces define en la red, o de revés con muy buen approach con slice. Y adelante sabe lo que hace. Por supuesto, el alcance que tiene para cerrar los ángulos lo hace aún más temible.

En el tie break fue Karlovic quien tomó la ventaja. Se puso 6-3 y sufrió dos grandes passing shots de Del Potro que dejaron al argentino mejor parado anímicamente y le dieron impulso para quedarse con el parcial. La tercera manga fue un calco de la primera: Karlovic ya se notaba frustrado tenísticamente, y Juan Martín -con dos sets asegurados- desplegó un tenis un poquito más agresivo, acentuó la profundidad un poquito más, hizo todo mejor y se llevó el partido.

El tercer partido fue el más emotivo, pero no se puede decir que hayan jugado bárbato técnicamente. Tácticamente tampoco hubo demasiado para el análisis. Se nota que en el tenis de hoy se juega desde atrás: se arman peloteos de fondo a fondo por momentos, incluso en el doble. En ese aspecto estuvieron mejor los argentinos, y en el saque parecieron estar evidentemente más afilados por el lado de Croacia. Pero hubo muchos quiebres en el match, por lo que el saque no fue tan influyente.

Hubo algunos chispazos de espectacularidad. Schwank, por ejemplo, acertó una pelota imposible cuando terminaba el segundo set. Eso levantó mucho la moral de los argentinos, que terminaron el quinto set con otra tremenda devolución de Schwank. No hace falta remarcar la importancia de este punto en la serie: primero, porque desequilibró la serie. Segundo, porque del otro lado de la red estaba Cilic, que con este duelo alcanzó las 10 horas de partido en el fin de semana. Y todavía tenía que salir a levantar el score de su país al día siguiente.

El tercer punto argentino fue el single de Del Potro, que se encontró con un Cilic totalmente disminuído físicamente. Juan Martín nunca lo dejó armar: no le dejó reacción e hizo que el croata luciera cansado y cansino. El tandilense tomó el duelo con seriedad e impuso una intensidad que no le permitió a su adversario recuperar piernas ni ánimo en ningún momento.

Fue por eso que la serie quedó del lado argentino. Ahora, el equipo que capitanean Jaite y Zabaleta piensa en recibir a República Checa. Y sueña, aún más, con ganar esta Copa Davis.