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Cole Hamels merece un castigo ejemplar

ORLANDO -- Cole Hamels, un pitcher veterano de siete años en Grandes Ligas, confesó sin inmutarse que golpeó a propósito al jardinero Bryce Harper, un chico de 19 años que el domingo participaba en su octavo partido con los Nacionales de Washington.

A confesión de partes, relevo de pruebas. Hamels debe ser suspendido de manera ejemplar por la oficina del comisionado. Un castigo de al menos 10 juegos. Punto.

Hamels justificó su indecoroso y peligroso accionar en un supuesto "código de honor" de la vieja escuela del béisbol. De acuerdo a lo que conocemos del citado código, un veterano tiene licencia para bajarle los humos a un novato irreverente o arrogante, ya sea con un pitcher cerca del cuerpo, un golpe u otro tipo de acción violenta.

Como escritor de béisbol y amante de la vieja escuela, la acción de Hamels no me sorprende. Pero como padre de adolescentes y varias veces testigo de como pelotazos acabaron con grandes carreras -- a corto y largo plazos -- la confesión del zurdo de los Filis de Filadelfia no puede más que sorprenderme y asustarme.

Una bola de béisbol lanzada a 90 millas por hora y colocada en un lugar preciso puede resultar en un arma de castigo más eficiente que una bala. Una ligera inflexión en el brazo es suficiente para que la pelota castigadora aterrice en el rostro, muñecas, hombros o rodillas y no en la espalda, que fue el blanco escogido por Hamels para, supuestamente, "disciplinar" a Harper.

Si el pelotazo es criticable, la confesión es una forma de prepotencia peor a la que pudiera haber provocado la agresión. Según el famoso "código de honor", los peloteros que lo aplican no lo discuten públicamente, ajustándose a una especie de "Omertá", el juramento siciliano de silencio que prohíbe a los mafiosos el informar o comentar situaciones internas de sus grupos ante personas o entidades externas.

Un lanzamiento pegado pudo haber logrado el mismo efecto, pero ya fuera cerca o arriba del cuerpo, jamás, bajo ningún concepto, Hamels debió pavonearse admitiendo la intención.

Por otro lado, y descartando problemas viejos entre Hamels y Harper-- ya que en el fin de semana fue la primera vez que ambos personajes se encontraron en un partido oficial--, el lanzador decidió castigar al novato por razones que escapan al control del chico.

Son los medios que han convertido a Harper en la tendencia de moda. Somos nosotros los periodistas que hemos pintado al jardinero izquierdo de Washington como un viajero de Kryptón que aterrizó en una granja de Kansas City y que además de batear, fildear y correr, también puede volar, combatir el crimen y salvar damas en peligro.

Golpeando a Harper, Hamels no solamente incurrió en una acción peligrosa, sino que contándolo posteriormente, violó una de las bases del famoso "código de honor" de la vieja escuela.

En la mafia siciliana, quebrar la "Omertá" se paga con la muerte. En el caso de Hamels, una sanción ejemplar, de al menos 10 juegos, sería suficiente.