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¡Como en los viejos tiempos!

Cuando Tiger Woods llegó al tee del hoyo 15 el domingo en el Memorial, iba dos golpes detrás con cuatro hoyos por jugar. Lo que vino después fue típico Tiger, algo que hacía rato no veíamos, y lo que lo separa de los demás.

"Lo ví muy cómodo, y pegó muchos tiros buenos durante la ronda", dijo Rickie Fowler que iba jugando con él. "Pero esa no es la parte que impresiona. Verlo concentrarse en los momentos difíciles es una educación, y es en los momentos de presión cuando él realmente brilla".

[+] AgrandarTiger WoodsAndy Lyons/Getty Images

Tiger Woods pegó un tiro increíble en el hoyo 16 y nos hizo recordar a sus mejores tiempos.

Ese momento llegó en el hoyo 16, cuando Tiger, luego de fallar el green con el hierro 8, tuvo que jugar lo que hasta Jack Nicklaus consideró un tiro imposible.

"Si el approach es corto, pierde el torneo", comentó Nicklaus, "si le pega de más, termina en el agua. Entonces hace un swing entero y la pone exactamente en el lugar justo para hacer dos. He visto muchos tiros buenos en golf pero nunca uno tan bueno como ese".

La magia no podría haber llegado en un mejor momento para Tiger, quien festejó como en los viejos tiempos, como si él también hubiera estado esperando al viejo Tiger.

"Me jugué el todo por el todo", dijo el campeón. "En un momento parecía que no iba a llegar y después, al igual que sucedió en el hoyo 16 de Augusta (2005) la pelota mansamente desapareció en el hoyo".

Luego de un largo y apasionado festejo Tiger volvió a enfocarse; el torneo no estaba cerrado. Andrés Romero había terminado una hora antes con 67 golpes, y era el líder en el Clubhouse, y Sabbatini venía detrás todavía con posibilidad de ganar.

Tiger hizo par en el 17, mientras Sabbatini hacía bogey en el 16. En el 18, otra vez enfocado, en un hoyo que no lo había tratado bien (doble bogey, par, bogey) Tiger salió con un hierro y luego puso el segundo tiro a tres metros del hoyo, y otra vez, a la Tiger, embocó el putt para birdie y no le dio a Sabbatini una última oportunidad.

Al final, Tiger terminó con 9 bajo el par derrotando por dos a Rory Sabbatini y Andrés Romero, quien tuvo su mejor actuación en el PGA Tour desde la victoria en Nueva Orleans en el 2008.

Ahora viene la próxima prueba, el U.S. Open en el Olympic Club. Si bien el dominio de Tiger sobre el resto de los jugadores no es el mismo de antes, lo sucedido en el Memorial lo debe ayudar una barbaridad.

Ganar no es solamente pegarle bien a la pelota y Tiger sabe que en el momento de definir, nadie lo hace mejor que él.

"Yo seguiré trabajando" dijo el ganador de 73 torneos en el PGA Tour "esto es un proceso y seguiré tratando de mejorar. Tengo un gran evento por delante en dos semanas así que, luego de un pequeño descanso, volveré a trabajar para él y estar listo para ganar".