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Futbol, reflexión e inteligencia


"En las grandes crisis, el
corazón se rompe o se curte".

Honoré de Balzac.

Hoy es un buen día para que los encargados de crear el futuro de la liga mexicana de futbol dediquen unos minutos a una profunda reflexión. Si fuera personal, bastaría con una simple introspección (del latín "intro", dentro y "spectare", mirar; proceso mediante el cual se echa una mirada u observación en el interior de nosotros mismos). Pero como el asunto es entre varios, la reflexión es hacia su pasado, su presente y lo que esperan del mañana.

Ya los dueños dieron un golpe de timón cuando reconocieron que la liga se había no sólo estancando, sino vivía en una peligrosa pendiente con caídas en los niveles de audiencia televisiva y de asistencia en los estadios.

Los resultados de las selecciones nacionales menores de 23 años nos harían creer que el trabajo en las canteras está sano. Pero todavía se dan anomalías censurables como entrenadores que piden dinero a los familiares de los canteranos para ascenderlos de categoría; tampoco se invierte el dinero que cubra todas las necesidades de un proceso de aprendizaje tipo La Masía del Barcelona. A pesar de eso se logró el título mundial de la sub17, un tercer lugar en la sub20, la calificación a Juegos Olímpicos con la sub23, la medalla de oro Panamericana y ahora se tiene una esperanza en hacer historia en Londres 2012.

Con la selección mayor, el numerosísimo cuerpo técnico ha logrado algunos objetivos y un tropezón importante: en la parte buena, calificó a la Confederaciones ganando la Copa de Oro; en la eliminatoria comenzó con dos victorias seguidas. Pero en lo malo, se hizo el peor papel de la historia en la pasada Copa América.

Hoy, quienes manejan la liga tienen la oportunidad de ver en la crisis actual una gran oportunidad. Pero tiene que ser dentro de un marco de tolerancia, sin reprimir medios, sin satanizar periodistas, sin etiquetar buenos y malos, sin complicidades en los niveles altos, medios y bajos. Todo es posible en un marco de respeto. Si hay altura de miras, la crítica es bienvenida. Si hay estrechez del pensamiento, se ven enemigos en las sombras y en la luz.

No pueden partir de la premisa de que todos, todos, tienen que ser aliados o aplaudidores. No se trata de "borreguizar" a la afición, de alienar a la comunidad del futbol (fenómeno de suprimir, desposeer o deshacer la personalidad del individuo, mediante control y anulación de su libre albedrío, para hacerlo dependiente de lo dictado por otra persona u organización"). Se trata de construir el futuro, sin pisar el presente ni escupir el pasado.

Esa debe ser la reflexión que anime los esfuerzos de Justino, Decio, Gustavo, Alejandro, Jesús y demás convencidos de que esto debe de marchar, pero no con medidas represivas o con venganzas personales. El mundo no es blanco o negro. Las tonalidades grises también forman parte del espectro. Más cerebro y menos hígado. Para eso nos sirve la inteligencia. El bien supremo (mejorar el futbol) por encima de los apetitos personales.

Los directivos del futbol, y sobre todo los padres de la Liga MX, deben asomarse a esta profunda reflexión que hizo el genio Albert Einstein cuando describió la naturaleza de una crisis:
"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar 'superado'.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla".