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Un coreano detrás de dos medallas

LONDRES -- Lee Wong recordaba bien la frase que había dicho hace años. Seguramente resonaba en su mente, como un molesto reloj despertador. "Ganaremos dos medallas en Londres", se había animado a afirmar frente a las cámaras de Sportscenter, en esta nota de Reportajes Especiales. Entonces, apenas pisó ayer la zona mixta del solemne pero traicionero Lord's Cricket Ground, el entrenador coreano del equipo mexicano de tiro con arco apuntó y disparó.

"Yo comenté que iba a entregar dos medallas en estos Juegos Olímpicos. Y entregó, jaja!".

Wong ríe. Su felicidad es tan plena como curioso es su castellano, cultivado desde que desembarcó en México hace 15 años. Durante tres lustros ha sido el entrenador del equipo tricolor. Ha formado deportistas. Ha transmitido los conocimientos de una especialidad que tiene a Corea del Sur como máxima potencia. Y aquí en Londres se vieron los resultados: plata para Aída Romàn y bronce para Mariana Avitia.

"México ha hecho un gran trabajo, y tienen a un muy buen entrenador" reconoce KiSik Lee, coach del equipo estadounidense. Lee vio cómo en semifinales su representante Khatuna Lorig (5 veces olímpica) perdía la puntería, mientras Mariana Avitia clavaba cuatro 10 consecutivos para asegurarse, a los 18 años, el tercer puesto del podio. A la mexicana, la derrota en semis frente a su compañera Román no la afectó. Mentalidad pura.

"En la semifinal yo quiero un tiempo Aida y un tiempo Mariana. Quiero controlar dos. Pero jueces dijeron: sólo una. Por eso es que Mariana perdió. Necesitaba de mí. Todos mis tiradores, necesito controlar cada flecha. Atrás está mi palabra. Escucha y tiran", dice Wong, sincero y directo en cuanto a su participación en el logro de ambas medallas. O a la hora de hablar de la tercera integrante del equipo mexicano, Alejandra Valencia, quien quedó eliminada en ronda de 16: "Aída y Mariana entrenaban conmigo. Alejandra no trabajaba conmigo. Por eso perdió".

El reconocimiento de Román y Avitia a su entrenador llegó en forma de abrazo, antes y después de la premiación. Ellas le colgaron sus medallas, antes de sacarse una foto con él.

"¿Qué siento? Felicidad. Justicia. Creo que somos uno de los países que más ha trabajado para estas medallas. Hemos estado de sol a sol. Y esto es hacerle justicia a todo lo que hemos hecho", dice Román, de 24 años, quien el día de su plata olímpica se levantó a las 5:30am y de la mejor manera: "como Rocky subiendo las escaleras".

"Mariana, sí podemos ganar. Sí, yo también lo creo", se dijeron una y otra medallista al comenzar una de las jornadas más exitosas en la historia del deporte olímpico mexicano. "Tanto en equipos como en individual podíamos ganar", explica Wong.

Y lo lograron, a pesar del viento cruzado que enloqueció a los atletas, y que convirtió al Lord's Cricket Ground (un escenario venerado para los londinenses) en el principal obstáculo a vencer. "Simplemente no había manera de leer el viento", explicó Lorig.

"Para nosotros este será un templo" dice Román, que casi tres horas después de ganar su medalla de plata, se reencontró con su familia en la puerta de salida de los atletas, sobre la calle Wellington Place.

El reencuentro de Wong con tierras mexicanas, en cambio, será bajo nubes de incertidumbre. El coreano aún no sabe si seguirá al frente del equipo. "Ahora quiero descansar un poquito. Muy cansado. Si CONADE (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) y Comité Olìmpico Mexicano pueden arreglar problema, yo sigo trabajando. Si no pueden arreglar, no sigo", dice el entrenador.

Las dos medallas prometidas ya las consiguió. Aunque por presente, potencial y edad de sus pupilos, el tiro con arco de México puede dar aún más en el próximo ciclo olímpico. Wong lo sabe. CONADE y COM también. Sólo les queda dar en el blanco con su próxima decisión.