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Los errores se pagan

Fotobaires

BUENOS AIRES -- Esta columna no pretende apuntar con el dedo a nadie, más allá de que se hará eje en las decisiones que tomó el capitán argentino de la Copa Davis, Martín Jaite. No pretende tampoco convertirse en un clásico análisis con el diario del lunes. Es decir, con el resultado puesto.

La serie ante República Checa, según nuestro modestísimo criterio, se empezó a perder un poco después del anuncio de David Nalbandian de que no podría jugar por su desgarro y un poco antes de los dimes y diretes de Juan Martín Del Potro sobre sus problemas en la muñeca. Previo a que se jugara el primer punto de la serie, sonaba incompresible la decisión de Jaite de convocar a Schwank y Berlocq para un doble que, se sabía de antemano, era un punto perdido. El 50 por ciento del equipo lo integraban dos jugadores condenados a perder un punto y el otro 50 dos jugadores obligados a ganar tres de los cuatro restantes. Raro. ¿no?

Martín es un buen capitán, pero como todo humano no está exento del error. Y en este caso pecó de candidez, pensó que todos se manejan en la vida como él lo hace y confió -más allá de la falta de diálogo- en la palabra de Del Potro, sobre que iba a jugar los dos singles pese a su dolor en la muñeca izquierda, es decir la que eventualmente utiliza para pegar el revés a dos manos.

Aquí hacemos un parate: ¿es probable que la lesión de Del Potro haya empeorado tras jugar con Stepanek? Sí, es posible. Aunque también decimos sin dudar que si el argentino hubiera tenido por delante la final del US Open en lugar del cuarto punto ante República Checa, se habría presentado con dolor, vendado, infiltrado o como fuere.

Nadie puede ponerse a juzgar las decisiones de un jugador, pero sí se puede evaluar su compromiso con una y otra competencia. Eso no lo hace ni mejor ni peor deportista, pero sí debe influir en las decisiones futuras de un capitán al tenerlo en cuenta para venideras presentaciones. Que Del Potro no juegue la Copa Davis no es un pecado, sí lo es que diga que la va a jugar y que se baje del barco en la mitad de la travesía y dejen a un equipo remando en dulce de leche.

Y aquí volvemos a Jaite. El capitán argentino confió en Del Potro, en que iba a jugar los dos puntos y así armó el equipo, eligió a los jugadores: Mónaco como segundo singlista y Schwank y Berlocq como doblistas.

¿Qué opciones tenía Jaite? Leo Mayer era una de ellas. Si bien Berlocq está 45 en el ranking mundial y Mayer 84, todos sabemos (Jaite también) que son números mentirosos. Berlocq suma puntos ganados en torneos de no tanta jerarquía y ante rivales menores, mientras que Mayer, en el antecedente más reciente, jugó mano a mano nada menos que contra el Del Potro que cayó en cuartos de final de Nueva York contra Djokovic. Y hace cuatro meses, le había ganado a Stepanek en polvo de ladrillo. Nadie tiene dudas de que Mayer podría haber comprometido a Berdych mucho más que Berlocq en un posible enfrentamiento por el cuarto punto. Si Mónaco, otro jugador con ránking exagerado, lo tuvo al checo contra las cuerdas el viernes, Mayer tranquilamente podría haberle peleado el punto con más chances que Berlocq.

Que quede claro que esto no es un desmérito para Berlocq, quien jugó un partido extraordinario el domingo muy por encima de lo que se esperaba de él. Aquí se expresa, simplemente, un análisis frío y calculador, desposeído de todo sentimiento de afecto hacia lo que hizo Berlocq.

También es cierto que nadie dice que si se hubiera cambiado la conformación el equipo, el triunfo habría sido un hecho. Pero no hay dudas de que hubiera habido más chance.

También hay vericuetos reglamentarios que podrían haber beneficiado al equipo argentino. Si Del Potro, efectivamente estaba lesionado, podría haber sido guardado para el domingo. Y así el viernes habrían jugado Mónaco contra Stepanek en primer turno y Mayer contra Berdych en segundo. Supongamos que quedaban 1-1 (triunfo de Mónaco y derrota de Mayer, lo más probable, o al revés) y que Argentina perdía el doble. Quedaba la chance de un cruce Del Potro-Berdych el domingo por el cuarto punto y Mayer ante Stepanek para definir la serie, en caso de que Delpo le ganara al checo número 6 del mundo.

Es cierto: Stepanek podría haberle ganado a Mónaco y Berdych a Mayer, con lo que la serie hubiera quedado sellada el viernes ante un eventual 0-2. Pero volvemos a lo mismo: se hubiera peleado la serie con otras armas y no se hubiera entregado mansamente, como pasó finalmente.

También, incluso, Del Potro podría haber perdido con Berdych el domingo. Es decir: todo hubiera sido posible. Por eso, tratamos de pensar en un equipo más competitivo, aunque sin certezas de éxito.

Con esta columna queremos decir que la falta de diálogo entre Del Potro y Jaite y el voluntarismo del capitán hicieron que Argentina llegara al domingo sin posibilidades ciertas (no había ninguna chance, salvo que mediara algo extraordinario o una lesión, de que Berlocq le ganara a Berdych) cuando en realidad había otras posibilidades para pelear cada punto (salvo del doble) con otras armas.

¿Qué pasará en el futuro? No tenemos dudas. Jaite se recibió de capitán de la Copa Davis. Seguramente no le volverán a estallar las granadas en las manos.