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El Tailgate con sabor latino de los Dolphins

MIAMI -- El reloj marcaba las 10 de la mañana. Faltaban casi tres horas para el comienzo del juego entre los Miami Dolphins y los Oakland Raiders, pero el partido en sí es lo último que está pasando por la mente de los fanáticos en ese momento.

La mayoría de ellos estaban disfrutando de la experiencia del "tailgating", es decir disfrutar de carne asada y amigos en el estacionamiento.

Mientras se cocinan las salchichas y las hamburguesas, y el alcohol fluye por los distintos organismos, algunos padres lanzan el balón junto a sus hijos. Los autos estacionados se ven amenazados, pero ni a los dueños parece importarles.

El sol es un testigo de lujo, como prácticamente todos los días en el verano miamense.

Los atuendos verde aqua, naranjas y blancos son mayoría, pero los fieles de los Raiders no se quedan atrás.

Siempre considerada una de los fanáticos más leales, el plateado y negro también se hace presente. Las bromas se escuchan de auto a auto, y a juzgar por las sonrisas de todos los presentes, uno no podría darse cuenta que tanto los Raiders como los Dolphins vienen de perder sus respectivos primeros compromisos.

Hay cerveza, vodka, whisky y hasta ginebra, pero la violencia es inexistente. No tiene lugar en este deporte, al menos no fuera del campo. El respeto es prioridad.

No todas las familias y amigos trajeron sus propios balones, pero no hay problema. Ellos se dirigen en masa a la Sección H del Sun Life Stadium, donde hay un pequeño campo de césped artificial montado. Allí hay diversos juegos, pero el más popular es uno de precisión a la hora de lanzar el ovoide. Hombres y mujeres de todas las edades lo disfrutan.

Los fanáticos que no llevaron su propia parrilla son minoría, pero hasta ellos llegan temprano para disfrutar del ambiente. Una banda de cuatro jóvenes toca innumerables "covers" icónicos, y la gente canta y baila sin cesar.

Los puestos de mercancías también están repletos. La camiseta del novato mariscal Ryan Tannehill parece ser la más popular. Después de todo, es el primer mariscal que los Dolphins eligieron en primera ronda del draft desde Dan Marino en 1983.

Miami es una ciudad particular, cuya esencia multicultural es uno de sus grandes encantos. Aunque no sólo los "locales" se acercan hasta el estadio. No faltan los fans que viajan desde el exterior para disfrutar de esta experiencia única.

"Nosotros venimos especialmente de México para ver este partido", enfatizó Carlos Muñoz, quien viajó junto a su mujer y sus dos hijos para ver a su equipo. "Soy fanático de los Dolphins desde la década del 70, y quiero que mis chicos puedan vivir este espectáculo de primera mano, y compartan esta pasión conmigo".

La carne y el alcohol parecen ser el denominador común de todas las carpas, algunas de las cuales tienen sus propios altoparlantes. Sin embargo, cada uno trae su propio sabor a esta fiesta.
Mientras algunos optan por un Mahi Mahi o un salmón a la parrilla, otros prefieren croquetas como entrada.

"La comida es relativa", declaró la cubano-americana Silvia Gutiérrez. "Mis nietos la pasan increíble, construimos grandes recuerdos, y aquí estamos todos los domingos".

En los altoparlantes se escucha la voz del estadio, tanto en inglés como en español, informando que no está permitida la reventa de entradas. Pero eso no impide que muchos de los presentes imploren por boletos.

Una hora antes del inicio del juego, la gente comienza a ingresar lentamente al estadio.

En el club lounge, hay otro grupo de música, más alcohol y más comida.

Los equipos salen al campo. Los fuegos artificiales golpean el cielo, tal como lo hacen semana tras semana. Pero no envejecen, los fans siguen aplaudiendo y gritando como si fuese el primer día que lo ven.

Los aviones del ejército sobrevuelan el cielo de Miami, y aunque no hay grandes expectativas para los Dolphins, sus fanáticos disfrutan del debut como local de su equipo en esta temporada.

En el fútbol americano, los simpatizantes sólo tienen la oportunidad de ver a sus respectivos equipos ocho veces por año, a no ser que cuenten con la fortuna de clasificar a playoffs. Esto no es béisbol donde juegan 81 veces como local en una campaña. Los fanáticos esperan este momento todo el año, y por eso colman las adyacencias del estadio semana tras semana.

El partido es anecdótico. Los Dolphins derrotaron a los Raiders por 35-13, pero los fans de Oakland ya hablan de revancha cuando se están retirando del estadio.

Ellos están acostumbrados al buen clima en California, pero para la mayoría de los visitantes, venir a Miami es un gran plan. El juego es una excusa para disfrutar del ambiente, la playa y de paso, de unas pequeñas vacaciones.

Este domingo, como sucede todas las semanas, el fútbol americano fue una fiesta.