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Pelé, el rey inmortal

MÉXICO -- A Edson Arantes do Nascimento Filho, "Pelé", le pusieron la corona de rey cuando era el genio más joven del balón. Ese 29 de junio de 1958 apenas tenía 17 años, 8 meses y 6 días de edad. Su consagración no fue un simple acto protocolario en un escenario cualquiera. Fue nada menos que en la final de la Copa del Mundo de 1958, cuando su país, Brasil, ganó por primera vez la Jules Rimet. Y la corona de rey se la colgó otro monarca: Adolfo, entonces Rey de Suecia.

Hoy, 23 de octubre de 2012, O'Rey cumple 72 años de edad.

"Ningún rey existente ejerce el poderío fascinador de un atleta como Pelé", escribió H. Pereira da Silva en su libro Neurosis Colectivas del Siglo XX.

La persona, Edson Arantes do Nascimento Filho es hoy un mortal como cualquiera, con un tiempo finito sobre la tierra. "Pelé", el personaje que tan bien ha encarnado Edson Arantes, es un inmortal. No tiene tiempo ni espacio en la dimensión del futbol. La grey de la tribuna universal le acreditó desde 1958 el título de leyenda. Fue elevado en los altares de la popularidad a la categoría de Dios supremo del futbol.

"Pelé" es el sinónimo que mejor utilizan los críticos cuando se trata de definir al crack que hace juegos malabares con un objeto esférico y cuya genialidad no tiene límites.

Su sonrisa, su piel negra aceitada y su voz de barítono encabezan campañas publicitarias a nivel mundial, con garantía de éxito porque cuidó su carrera deportiva y su imagen personal con la misma precisión que un cirujano encaja el bisturí.

Alrededor de este hombre gira un negocio llamado "Pelé". Edson Arantes lo explota, pero también lo cuida, lo administra, lo respeta. "Edson es el responsable de cuidar a Pelé", dice el icono brasileño sobre el desdoblamiento de personalidad que vive diariamente a causa de su popularidad.

Igual que todos los habitantes del planeta de la pelota, Edson Arantes vive hoy la fascinación que despierta el genio creativo de Lionel Messi, como antes se maravilló con Diego Maradona o con Johan Cruyff. Pero "Pelé" tiene su trono único. Es el mayor jeque en pantalón corto que ha producido el futbol.

Durante sus más de 20 años como jugador activo, Pelé llegó a poseer tanta fuerza que, por sí mismo, hubiera podido alinear la gravedad de todo el sistema planetario del futbol.

Lo mismo en Beijing, que en las Islas Galápagos, en la Patagonia, que en México, Pelé es una figura conocida y reconocida. En el reino de los cielos del futbol, "Pelé" sigue siendo el Dios que comparte la mesa con profetas de todas las épocas: Diego Maradona, Franz Beckenbauer, Joahn Cruyff, Alfredo Di Stéfano, Zinedine Zidane, Bobby Charlton, Leónidas, Romario, Ronaldo, Michel Platini, Eusebio, Gerd Müeller. Hoy han sido invitados a la mesa Lionel Messi, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Cristiano Ronaldo.

Sus 72 años de vida están llenos de emociones. Es un hombre que vive con madurez su propia nostalgia, consecuencia de la entronización involuntaria desde muy temprana edad.

Edson Arantes do Nascimento confiesa que es de lágrima fácil. En cualquier entrevista le pueden arrancar una emoción. Su voz es escuchada en cualquier rincón del planeta. Sabe que le pertenece al mundo y a la historia. Y en el mundo, el llanto es una constante. Se llora de alegría y de tristeza, en el festejo y en el drama.

"Yo soy una persona que llora mucho. Hay muchas cosas que me hacen llorar. Soy muy emotivo. Toda la gente que me conoce lo sabe. Lloro cuando trabajo con niños, cuando mi equipo gana (Santos), cuando mi selección (Brasil) gana el campeonato del mundo. Yo lloré muchas veces. Lloro cuando veo que una persona trata bien a un niño, a un desvalido, a un anciano ", confiesa.

Los trozos de su personalidad se pueden armar, como piezas de rompecabezas, en su propia casa. "Pelé" tiene un ídolo: su propio padre, Dondinho, ex jugador de futbol. "Es mi héroe", ha dicho, mientras recuerda que en la infancia le decía que los hombres no deben llorar. "Y después del Maracanazo, lo vi llorar como un bebé. Lo abracé y le dije: 'No te preocupes, papá. Yo voy a traerte la Copa del Mundo que hoy perdimos'. Y le cumplí ocho años después".

Aunque Dondinho no figura en los récords brasileños de las grandes figuras, para Pelé nunca hubo un jugador igual. "Ni Pelé pudo superar la marca de Dondinho, de anotar cinco goles con la cabeza en un solo partido", dice su orgulloso hijo.

Sobre Pelé se ha escrito en todos los idiomas. El periodista y escritor brasileño Armando Nogueira recuerda los tiempos de gloria de Pelé: "Su vocación de jugador de futbol es incomparable y se exprime en el campo con la misma espontaneidad que la pelota rueda; es tan perfecto al crear como al hacer un gol, un drible, un pase, un disparo, un remate con la cabeza. Sea en la circunstancia que fuere, Pelé mantiene con la pelota una relación de coexistencia absolutamente íntima, tierna, cordial".

Reconocido como uno de sus mejores biógrafos, Armando Nogueira hizo homenajes permanentes al talento de "Pelé".

Decía que su naturalidad para jugar al futbol era tal, que era capaz "al mismo tiempo, de estar en la concepción y en la culminación de una jugada" porque "su talento era de tipo esférico, como la pelota o su juego mágico".

Quienes no lo vieron jugar (consecuencia de haber nacido antes del interés) no pueden recordar la definición de Armando Nogueira sobre su calidad en el dominio del juego: "La técnica de Pelé no merece siquiera el reparo del más exigente crítico de futbol: él domina la bola con naturalidad y perfección, utilizando cualquier parte del cuerpo, no solamente los pies o el pecho; tiene un disparo potente y certero con ambas piernas; dribla con facilidad y gran arte, valiéndose del increíble poder de articulación de los tobillos, el cuello, la cintura, y, sobre todo, gracias a una fuerza instintiva, medular, que le permite salir creando movimientos nuevos, irresistibles, a base del contrapié, de falsas excitaciones, meneos y desequilibrios aparentes".

Y seguía su alegórica definición: "Usa las partes interiores y exteriores de los pies, tanto para el drible o el disparo, como para hacer pases con efecto; tiene espantosa velocidad de arranque y se eleva para cabecear con una elasticidad impresionante y con una noción del tiempo que sólo se ve en los grandes especialistas de esa jugada (el húngaro Kocsis, por ejemplo); tiene agilidad felina para recobrar el equilibrio perdido".

De su magia, Armando Nogueira describe: "Pelé tiene una capacidad casi irreal para filtrarse con la bola dentro de la defensa. Va como un rayo, dando la impresión al espectador de que está atravesando los cuerpos de los contrarios. Hemos oído a mucha gente queriendo describir las infiltradas de Pelé más o menos así: 'Él ha pasado por dentro de los otros'. Realmente, el lance es tan rápido que sugiere esa imagen. Lo que ocurre, simplemente, es que él realiza la acción a alta velocidad y con notable noción de su propio cuerpo, que le asegura el mínimo de tropiezos y el máximo de equilibrio en el gran fluir de su carrera".

De la película Pelé Eterno, del Director Aníbal Massaini Neto, sostiene que Pelé es el hombre más conocido del planeta, admirado por nobles y plebeyos. "Él y la gloria nacieron el uno para el otro", sostiene el filme porque afirma que "Pelé es la esencia del futbol".

Una imagen que quedó grabada en la memoria colectiva fue la despedida de "Pelé" en el Maracaná, con la camiseta de la selección brasileña. Mientras daba la vuelta olímpica, con lágrimas mezcladas de tristeza y alegría, escuchaba el grito ensordecedor de 150 mil delirantes aficionados: "¡Fica, fica, fica! (¡Quédate, quédate, quédate!)".

Nacido en Tres Corazones, el 23 de octubre de 1940, Edson Arantes do Nascimento ha sido un hombre de fe. Dentro y fuera de la cancha siempre encontró apoyo divino. Él mismo ha explicado la importancia de Dios en su vida: "Para mí Dios es el creador del universo. Dios es el amor. Ese es el significado de Dios para mí. Yo tuve la felicidad de tener casi todo en la vida. En las cosas materiales, Dios me ha dado de más. Y conste que yo pienso que las cosas materiales no llevan a Dios. Lo que te lleva a Dios es lo bueno que haces aquí en la tierra, lo que se deja de amor y de cariño. Ese es tu pase para el cielo".

"Pelé" nunca olvidará el gol 1,000 de su carrera, en el templo del Maracaná, con estadio repleto. Era el gol sacramento. Recuerda un detalle ilustrativo: "Lo más complicado fue que ese día del gol mil era aniversario de mi mamá (doña Celeste) y yo me olvidé. No sé por qué se lo dediqué a los niños. Siempre pensaba en emitir buenos mensajes para los niños. Y sabía que en aquel momento todo Brasil, todo el mundo estaba con la mirada ahí, poniendo atención. Lo más importante de este milésimo gol es que mucha gente cree que es muy fácil hacer goles de penalti.
Les voy a confesar una cosa: yo era un jugador muy experimentado. Ese día, en el Maracaná había 150 mil personas para el partido entre Santos y Vasco da Gama. Cuando se marcó el penalti, toda la afición en el estadio empezó a corear el nombre de "¡Pelé, Pelé, Pelé!". Yo pedí la pelota, puse la pelota en el manchón de penalti y cuando la gente gritaba me comenzaron a temblar las piernas. Me preguntaba: ¿y si no anoto el gol, cómo voy a salir de aquí? Fue la primera vez en toda mi vida que me temblaron las piernas porque tenía miedo perder el gol. Pensé en los niños porque quise dar un mensaje edificante para ellos. Pero también, el hecho de haber sido de penalti, sirve para demostrarles a ustedes que tirar un penalti no es fácil. ¿Por qué se los dediqué a los niños? Porque pensaba que podía ser un buen mensaje para los niños que estaban observando ese gol mil de mi carrera".