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El futbol en la "última frontera"

El futbol de Tijuana, el Tijuana futbolístico nació bien. Nació como tenía que nacer: un equipo que llegó desde la división de ascenso, con orden, con planificación, con inteligencia. Hoy, más allá de goles y de emociones, es un paliativo social que llegó justo en la época en que las calles de esta ciudad volvieron a la calma tras años de violencia. Los Xolos son el "último grito" del futbol mexicano en la "última frontera" del futbol mexicano.

TIJUANA -- En las calles, en las esquinas, en los restaurantes, en los hoteles, en las escuelas, en cada rincón de la ciudad hay una extraño grito de identidad que tiene que ver con un equipo de futbol llamado Xolos.

¿Quién dice que el futbol solo debe significarse en goles, en triunfos, en manifestaciones de júbilo o de éxito? El futbol cumple con una de sus principales funciones sociales cuando hace lo que ha hecho aquí en Tijuana: darle identidad, espíritu, corazón, arraigo a la población, a una población sufrida, a una tierra donde la sangre y el revolver fueron la ley durante los últimos años y donde la injusticia ha prevalecido por encima del orden.

No es que el futbol haya producido la paz en las calles. Esa explicación o ese análisis se lo dejaremos a otro espacio, a otra persona, pero el futbol colaboró, puso su pequeña y significativa parte en el tema y provocó que miles de personas se reunieran alrededor del estadio y de la televisión para ser parte de una pasión de un equipo que viste de rojo y negro y que tiene por mote a un perro prehispánico que las culturas indígenas consideraban como el "guía" de las almas que buscaban las paz eterna.

Tijuana fue siempre un filtro, un lugar donde históricamente se quedaban aquellos que fracasaban en su intento por alcanzar el sueño americano. En cuanto a aficiones futbolísticas, en Tijuana siempre prevalecieron los grandes "jefes" pasionales del futbol mexicano: Chivas, América y Cruz Azul se repartían a los aficionados. Hoy, increíblemente, cualquiera de esos tres equipos se sentirá un visitante presionado cuando entre al Estadio Caliente. La ciudad ha adoptado, ha tomado a los Xolos como su bandera de identidad, algo que muchas otras franquicias nuevas tardaron años y años en lograr, o que nunca vieron cristalizado como una realidad, ellos lo han hecho en un proceso muy corto, combinando, obviamente, el éxito de la cancha con el orden alrededor de la franquicia.

El futbol de Tijuana, el Tijuana futbolístico nació bien. Nació como tenía que nacer: un equipo que llego desde la división de ascenso, algo importante porque hay otros ejemplos de empresarios o empresas que compran franquicias y aparecen en el máximo circuito. No, ellos tomaron el camino difícil, aceptaron el reto, se rodearon de las personas adecuadas (primero Joaquín del Olmo que los llevó a primera división) y después Antonio Mohamed que los ha conducido hasta este sitio. En medio de ellos, Ignacio Palou, el director deportivo que ha hecho un trabajo sobresaliente asesorando al joven e intrépido Jorge Alberto Hank.

No todo es miel sobre hojuelas en el panorama: está y estará siempre el tema de la casa de apuestas que es parte de la empresa que tiene el control de la institución deportiva, un asunto evidentemente delicado e incómodo. Los equipos deportivos deben, por una cuestión sana, mantenerse lo más lejos posibles de las apuestas deportivas, asi sean apuestas legales y autorizadas por la ley.

Tijuana está bien, lo ha hecho, en las calles y en la cancha, el campeonato está asegurado mucho antes de que se dé el silbatazo inicial este jueves en el Caliente...

Y es que el futbol aquí nació bien, nació como tenía que nacer: con orden, con idea, con planificación, con inteligencia.