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Sorprende Azulejos con cambio de d'Arnaud

Evaluadores de talento que han escuchado decir no al gerente general de los Azulejos de Toronto, Alex Anthopoulos, sobre a posibles acuerdos para el prospecto receptor Travis d'Arnaud en el pasado están anonadados --completamente sorprendidos-- de que Toronto haya dicho que sí a un acuerdo por R.A. Dickey. La negociación está a punto de ser finalizada con el rumor de que Dickey y los Azulejos han llegado a un acuerdo de extensión de contrato de dos años y $25 millones.

Incluso hay más en esta oferta que Arnaud': Noah Snydergaard, considerado como el mejor prospecto de pitcheo de los Azulejos por algunos equipos, es la cereza del pastel de este acuerdo para los Mets.

"No puedo creer que (que Anthopoulos) esté pensando en hacer esto", dijo un funcionario de la Liga Americana el sábado, antes de que los Azulejos y los Mets terminaran la estructura de la operación.

"Está loco", dijo otro.

Los prospectos nunca han tenido más valor en el deporte que en la actualidad, y d'Arnaud es visto como alguien que puede hacer la diferencia, un receptor que batea y tiene muchas habilidades detrás del plato, y se proyecta como alguien que se va a desempeñar en las Grandes Ligas durante más de una década. A través de los 35 años de historia de los Azulejos --incluidos los años de gloria impulsados ​​por Pat Gillick-- los jugadores como d'Arnaud han sido el corazón y el alma de la franquicia.

Pero los tiempos han cambiado para los Azulejos, quienes pronto llegarán a los 20 años de su última aparición en la postemporada. En momentos en que los Yankees de Nueva York dejan pasar a los mejores agentes libres como parte de un plan de austeridad y los Medias Rojas de Boston reconstruyen, Toronto trata de ganar ahora tal vez para demostrarle a su base de aficionados que es capaz de imponerse de nuevo.

La historia del béisbol está llena de ejemplos de equipos desastrosos que cargan y edifican expectativas sólo para irse a la deriva (Hola, Marlins de Miami del 2012). Pero hay un par de ejemplos en la historia reciente de equipos que han sido recompensados por el empujón para llegar a los playoffs.

Los Cerveceros de Milwaukee podría ser la mejor comparación para los Azulejos. A mediados del 2008, había 26 años de distancia de su última aparición en la postemporada. Pero el dueño, Mark Attanasio y el gerente general, Doug Melvin se lanzaron por el todo y negociaron a CC Sabathia quien llevó a Milwaukee a la postemporada, y aunque los Cerveceros no duraron mucho en los playoffs, los aficionados han permanecido.

Sólo Attanasio y sus contadores saben con certeza lo mucho que significaba para los Cerveceros financieramente que el equipo llegara a la postemporada por primera vez. Están cortando la nómina del conjunto de $100 a $80 millones, aproximadamente. Pero ahora hay esperanza en Milwaukee, antes no había ninguna, y si los Cerveceros están en la carrera en el 2013, los aficionados han sido condicionados a creer que el equipo va a tratar de ganar, y tienen una oportunidad de ganar.

La esperanza es lo que los Reales de Kansas City tratan de reconstruir, con su acuerdo por James Shields, y lo que los Piratas de Pittsburgh pueden haber dilapidado con su colapso final de la temporada. Esperanza es lo que los Azulejos necesitan ahora. Hay una generación de aficionados que no tienen memoria de cuán dominante fue esta franquicia en los años de la década de 1990, tras la apertura del SkyDome. Gillick construyó equipos campeones para agraciar ese estadio, y los Azulejos de Toronto lograron 4 millones de aficionados en cada una de tres temporadas consecutivas. Cuatro millones.

Pero Gillick se fue, y la percepción en la industria es que los equipos de Canadá recibieron los mayores impactos de la huelga de los jugadores de 1994-95; los Expos de Montreal de 1994 pudieron haber sido el mejor equipo del deporte de ese año, y nunca fueron capaces de sacar el máximo partido de esa extraordinaria colección de talento.

Han pasado 14 años desde que los Azulejos atrajeron 2,4 millones de aficionados. Tal vez la cifra aumentará en el 2013, ya que si Toronto es capaz de terminar el acuerdo de Dickey, los Azulejos bien puede ser los favoritos para ganar el Este de la Americana al comienzo del invierno, con una rotación profunda. Mi viejo amigo Peter Gammons y yo nos divertimos tratando de adivinar cómo John Gibbons podría arreglar su rotación, teniendo en cuenta todos los diferentes aspectos que presentaría su rotación, con derechos y zurdos y lanzadores duros y lanzadores suaves y nudilleros. Mi predicción (y sin lugar a dudas, se puede ir por muchas vías en esto):

Su alineación diaria debe ser bastante buena también:

Toronto ha enviado a algunos equipos realmente buenos en la última década, pero en momentos cuando los Yankees y los Medias Rojas flexionaban sus músculos grandes de dinero. Ahora, con el formato de playoffs y la reestructuración del club, pueden presentarle más esperanza a sus aficionados de lo que lo han hecho desde que Joe Carter corrió alegremente alrededor de las bases, al final de la Serie Mundial de 1993.

Los libros de contabilidad dicen que el trato de Dickey no tiene sentido para Toronto. La historia del béisbol muestra que casi todas las apuestas en el béisbol por lo general no valen la pena. Si el plan de negocio de los Azulejos falla, es posible que los Azulejos retrocedan a ser un tipo de equipo tipo- Marlins-de-vender-todo por los próximo dos años. (Tal vez no todos a la vez.)

Pero los Azulejos están impulsados, como no lo estaban hace tiempo. Otros funcionarios tal vez no están de acuerdo con ello, pero sin duda reconocen la voluntad de ganar.