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El adiós a un grande

El más grande de todos los Ravens anunció el fin de su camino en la NFL al término de la campaña. Getty Images

MÉXICO -- Hoy empieza a escribirse el último capítulo a una de las historias más notables que han pasado por la NFL en los años recientes: el apoyador medio y rostro de la franquicia de los Baltimore Ravens desde su incepción, Ray Lewis, ha anunciado que se retira al final de la temporada.

Después de 17 temporadas de establecer un altísimo estándar de juego para una defensiva que hizo época --y liderar a jugadores del calibre de Peter Boulware, Ed Reed, Terrell Suggs y Chris McAlister-- Lewis ha dicho que le espera una nueva aventura: ser padre de tiempo completo.

Sin lugar a dudas, se trata de un momento dulce y amargo para quienes seguimos este deporte, en particular para quienes hemos seguido la carrera de Lewis desde que patrullara los emparrillados enfundado en los colores de los Miami Hurricanes.

Lewis lo dejó todo y más en el campo de juego. Se trata de un jugador al que nunca nadie le podrá reprochar que no dio el 100 por ciento, que no se invirtió por completo en el juego que ama. Por ello, hay que celebrar el punto final de una carrera como pocas, cuando lo veamos volver a equiparse para defender el uniforme de Baltimore en la postemporada por los juegos que le resten por disputar.

Al mismo tiempo, vamos a extrañar la intensidad que inyectaba a todos los partidos que disputó. Con todo respeto para los jugadores que han pasado por la plantilla de los Ravens a lo largo de su existencia, nadie llevó más aficionados al estadio en Baltimore que Lewis.

Su historia suena extrañamente familiar a la de algunos otros de los más grandes que han jugado al fútbol americano profesional: como se dijo que Joe Montana era demasiado pequeño y no tenía fuerza en el brazo, como se dijo que Jerry Rice o Emmitt Smith eran demasiado lentos, se dijo que Ray Lewis era demasiado pequeño y no lo suficientemente fuerte para brillar al siguiente nivel.

Baltimore seleccionó a Lewis con la selección Nº 26 global, y segunda en la historia de los Ravens. Antes del estelar de los Hurricanes, cuatro apoyadores escucharon su nombre en la primera ronda del draft. Sobra decir que ninguno de ellos --Kevin Hardy, John Mobley, Duane Clemons y Reggie Brown-- se acercó al nivel de productividad o protagonismo que tuvo Lewis a lo largo de tanto tiempo.

Sin embargo, el legado de Lewis no se queda nada más en lo realizado sobre el campo de juego. El 13 veces Pro Bowl y siete veces All-Pro de primer equipo fue una especie de figura paterna para un sinnúmero de jugadores, sin limitarse a sus compañeros en Baltimore. Lewis es una de las figuras más reverenciadas alrededor de la liga, y el apoyador siempre ha ofrecido ayuda y consejo a jugadores jóvenes cuando llegan a la NFL.

Lewis será, sin lugar a duda, enaltecido al Salón de la Fama en Canton en su primer año de elegibilidad. El último sobreviviente de la campaña inaugural de los Ravens merece también una estatua junto a la de Johnny Unitas, afuera del M&T Bank. Después de todo, Lewis ha sido tan importante para los Baltimore Ravens como Unitas lo fue para los Baltimore Colts.

Sin embargo, el mayor homenaje que le pueden brindar los Ravens a su líder es darle una fiesta de despedida como la que recibió John Elway con los Denver Broncos o Jerome Bettis con los Pittsburgh Steelers: un anillo de Super Bowl. El anuncio del retiro de "Sugar Ray", dulce y amargo a la vez, debe servir como fuente de inspiración para la franquicia en su camino de playoffs. Ojalá que la plantilla actual de los Ravens estén a la altura de los estándares que impuso Lewis en su brillante carrera.