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El arte de la trampa en Grandes Ligas

SANTO DOMINGO -- Otra vez el béisbol recibe una estocada con un nuevo escándalo de dopaje que parece poner a temblar hasta los cimientos más fuertes del deporte mismo.

Los estelares de Grandes Ligas, Alex Rodríguez, Melky Cabrera y Nelson Cruz, así como el lanzador Bartolo Colón -- todos dominicanos -- junto a Gio Gonzalez y el receptor cubano Yasmani Grandal aparecieron en un listado publicado por el semanario Miami New Times y que se relaciona con la clínica Biogenesis.

Esta "clínica" dirigida por el cubano Anthony Bosch se habría dedicado a suministrar todo tipo de sustancias para mejorar el rendimiento, tanto legales como prohibidas, por el béisbol de las Grandes Ligas a este grupo.

Esto ha desatado una nueva crisis en el deporte internacional que aun no termina de asimilar el trago amargo de Lance Armstrong. Para el béisbol, específicamente, es otra nube luego de un 2012 en el que varios jugadores destacados fueron suspendidos por 50 y hasta 100 partidos por dopaje.

Del grupo mencionado por el Miami New Times como relacionados con Biogenesis y usuarios de hormona de crecimiento humano, testosterona sintética y otras sustancias, Cabrera y Colón fueron suspendidos por 50 partidos al arrojar positivo a altos niveles de testosterona. Lo mismo sucedió con Grandal, quien arrojó positivo a HGH.

Para las Grandes Ligas, en lo particular, es una nueva prueba de que el sistema antidopaje es fallido y lleno de huecos que nunca le permitirán tener la credibilidad que se buscaba en el 2004 cuando se puso en ejecución por vez primera, luego de que más de un cinco por ciento de los peloteros sometidos a pruebas "anónimas" dieran positivo a dopaje.

Ahora, ¿por qué seguir dopándose ante un programa tan complicado y el descrédito que un positivo trae?

La respuesta más sencilla podría ser: dinero. Antes de arrojar positivo el año pasado, Melky Cabrera estaba proyectado a recibir más de US$70 millones en la agencia libre. Tuvo que conformarse con una fracción de ese monto por su suspensión, pero aun así obtuvo un buen dinero de los Azulejos de Toronto.

En el caso de Rodríguez ahora se habla de la posibilidad de disolver un contrato al que le restan US$114 millones, algo que es muy poco probable que pueda ser permitido por el sindicato.

Pero si Rodríguez fuera culpable, ¿habría valido la pena doparse en más de una oportunidad para ganar casi US$500 millones en su carrera en las mayores?

¿Dinero o deporte? ¿Fama o infamia? El arte de la trampa que se ve en el béisbol día tras día supera por mucho lo que los niños se imaginan cuando juegan pelota en cualquier esquina en cualquier momento.