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La violencia, en filosofía de Valdano


"La ejecutan más jóvenes que viejos, más hombres
que mujeres, pero sobre todo, más pobres que ricos".
Jorge Valdano, marzo 1989, entrevista personal.

MÉXICO -- Su pensamiento era seductor. Venía de la más agresiva de las hepatitis, tras seis meses en casa, donde perfeccionó el arte del pensamiento. Jorge Valdano dedicó su vida a la reflexión, tras la dura enfermedad que enfrentó, la cual terminó por retirarlo de las canchas, después de haber ganado el Mundial de 1986 con Argentina y varios títulos con el Real Madrid.

Valdano dedicó muchas horas de su rehabilitación a la lectura. Devoró libros, eligió autores, aprendió a utilizar la palabra como su nueva herramienta laboral. Hoy es lo mismo directivo (en algún tiempo entrenador), escritor, orador, conferencista (sobre todo de liderazgo), pero sobre todo es un brillante librepensador.

Era marzo de 1989. Cita telefónica. La curiosidad del periodista delante de un enigma. El argentino cautivaba ya para entonces con sus frases, con conceptos bien sustentados, su profundidad de pensamiento. Era una mezcla de filósofo con literato.

Nos citamos en el restaurante del Hotel Eurobuilding, en la calle de Padre Damián, en Madrid. "Ahí está muy cerca mi oficina", dijo Jorge Valdano vía telefónica. Y, en efecto, en esa incipiente oficina se puso el embrión del que sería el exitoso proyecto Make a Team, un despacho que nació para la asesoría deportiva y que hoy ha expandido su campo de acción a la consultoría estratégica, la investigación comercial y de mercados, la inteligencia comercial y las soluciones en servicios operativos, luego de fusionarse con el gigante Inmark.

Jorge llegó la cita puntual, sonriente, bajándose de un Mercedez Benz que les regaló el Real Madrid a todos los jugadores. Ambos pensamos en una corta entrevista con desayuno incluido. Aquellos viejos casetes con sus lados "A" y "B" sólo podían almacenar 30 minutos en cada uno. Una hora en total. No bastó un casete. Necesitamos tres. Son una joya de reflexión y análisis. Hoy guardo esos casetes en la caja fuerte de los tesoros periodísticos.

Después de casi tres horas de grabación, sobrevinieron otras tres de charla sin fin, fascinante. Escucharlo era un deleite. El gran orador atrapando a su único espectador.

El filósofo del futbol no paraba de analizar el fenómeno social llamado futbol. En un momento nos detuvimos ante el inevitable tema de la violencia, que por aquel lejano 1989 ya era nota importante en los diarios y noticieros de radio y televisión.

Y Valdano habló con profundo conocimiento. Vivió la violencia en el futbol argentino, en el español, en el europeo (tiempo de "holligans") y también la violencia del hombre común, del que vive en sociedad.

"Sabemos que quienes ejecutan la violencia (en los estadios) son más jóvenes que viejos, más hombres que mujeres, pero sobre todo más pobres que ricos. Quiero decir que el grado de violencia que el hombre de la calle lleva incorporado al futbol depende siempre del grado de frustración", comenzó diciendo.

Y habló de distintas clases de aficionados en el mismo estadio: "En la tribuna, un espectador se queda en el suspiro; otro en el grito; uno más pasa al insulto y alguno apunta y tira con una botella de champaña a la cabeza de Hugo Sánchez (en aquel tiempo había sido agredido en un partido del Real Madrid".

El filósofo seguía con la palabra: "Yo creo que efectivamente el futbol es un vehículo de descarga, una sesión de psiquiatría colectiva, una terapia de grupo. Y además, hay una posibilidad de desindividualizarse. Uno en las graderías, sobre todo estando de pie (no era obligatorio estar sentados en aquel tiempo), forma parte de un monstruo con miles de cabezas: la masa. Parece que al involucrarse y formar parte de la multitud, termina por perder de vista los problemas que son suyos nada más, no de la multitud".

Y precisaba Valdano, con esa fina puntería de quien es amigo de las ideas profundas: "La violencia tiene una raíz social. Se elige al futbol para expresarla, en primer lugar, porque en la identificación con unos colores existe una excusa solidaria ante miles de personas. La multitud da impunidad.

Uno se vuelve anónimo en medio de la gente. Hay un elemento exhibicionista que conviene no perder de vista. La tribuna es un palco perfecto para que el gamberro (fanático) se vuelva célebre; a través del acto de vandalismo llega a tener cierta consideración pública. Para estos chicos, salir en un periódico con un palo en la mano y con cara de asesino es un elemento más de prestigio.

Ahora, el identiquit del retrato robot de un violento, responde al anti modelo social. Es lo antagónico a la figura del triunfador que venden los medios de comunicación. Y el contra modelo plantea una contra ética. Maneja valores absolutamente torcidos, en donde el coraje forma parte del centro de sus preocupaciones. Son machos peleoneros".

E insiste: "El futbol es un deporte que conviene verlo participando, no como simple espectador que va a disfrutar la estética del juego, sino como un gran fenómeno, donde uno tiene que estar a favor o en contra de alguien para encontrar los resultados emotivos que busca".

Lo atajamos con una pregunta:

¿Cuál es el principal combustible que alimenta la violencia?

Y concluye con absoluta serenidad, sabedor del contenido de su respuesta: "La injusticia social".

Valdano habló también del fenómeno de la violencia en Inglaterra, de la diferente raíz social que tenía la violencia argentina de las barras bravas. Y también habló del jugador profesional, que en cada declaración ante los medios sacude las emociones entre sus aficionados.

"Yo creo que el futbolista a veces no sabe situar dentro de la escala social el fenómeno deportivo. El futbolista plantea la información del partido que va a venir como un problema de vida o muerte. Y el que lo plantea así lo transmite así, porque la voz del futbolista es una voz que llega a millones de personas".

Y también habló de los periodistas: "Otro de los problemas que incita a la violencia a través de los medios de comunicación es el hecho de recordar altercados anteriores. O sea: se desentierran viejas noticias como el que desentierra un hacha de guerra. El más peligroso de todos es el periodismo localista porque a través de sus informaciones la ciudad se siente agredida cuando se refieren a sus héroes. Ahí hay un germen que luego se vuelve difícil de administrar".

La entrevista tiene 24 años. Los conceptos, después de casi cinco lustros, siguen tan vigentes como entonces. Basta ver la actualidad del futbol mexicano. Y también de nuestro país.