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El plan mexicano para tener un tenista top-100

En Yucatán se encuentra el futuro del tenis mexicano ESPN

MÉXICO -- Hace 20 años que México no tiene un tenista entre los primeros 100 del ranking ATP. El último fue Luis Enrique Herrera, en 1993. Entre las mujeres, han pasado 18 años desde aquella temporada '95 en la que Angélica Gavaldón terminó en el puesto 35 del WTA Tour. Pero en Mérida se cocina a fuego lento un plan ambicioso para acabar con semejante sequía. Y los primeros resultados son alentadores.

"Nuestra meta es hacer jugadores mexicanos que alcancen el top-100 del ranking mundial", dice Nicolás Madahuar, empresario yucateco e impulsor del Centro Bic Telcel, un complejo de entrenamiento de tenistas que no encuentra comparación en este país. "Cuando arrancamos en enero de 2011 con la alta competencia, nos propusimos que en 7 u 8 años podríamos alcanzar ese objetivo. Y hoy creo que estamos llegando a la mitad del proceso".

Ubicado en la capital de Yucatán, el Centro Bic Telcel alberga hoy a la mayoría de los talentos más prometedores del tenis mexicano. Aquí vive y entrena la potosina Marcela Zacarías, de 18 años y ex número 7 del ranking mundial junior 2012. También lo hace la duranguense Victoria Rodríguez, quien con 17 es la más joven tenista mexicana en el ranking WTA (es 682ª, con tan solo 6 torneos profesionales jugados). Ellas comparten entrenamiento con Alejandra Cisneros, de 17 y número 43 del ranking juvenil ITF; y con Constanza Gorches --de 15 y dueña de un revés a una mano idéntico al de Justine Henin--, quien encontró aquí el mejor lugar para desarrollar su tenis, luego de haber probado academias en los Estados Unidos.

Como ellas, otras promesas han llegado a Mérida para quedarse. Porque aquí tienen lo que se necesita para soñar en grande.

"Nunca había habido un proyecto como éste. Esta es como una carta a Santa Claus para un entrenador. Lo tienes todo. En cuanto a infraestructura, no hay algo así en Latinoamérica", dice Alain Lemaitre, director de alto rendimiento del Centro y ex entrenador de los últimos dos mexicanos que llegaron a jugar cuadros principales de singles de Grand Slams: Bruno Echagaray y Santiago González. "Estamos a nivel del mar, en un lugar estratégico, y con todo lo que se necesita para trabajar".

Además de sus 13 courts (8 de superficie dura, 5 de arcilla), el complejo cuenta con gimnasio, área de fisioterapia y recuperación, consultorios y aulas de estudio. Los jugadores trabajan con equipos de coaches, preparadores físicos, doctores, psicólogos, nutricionistas y maestros. Cerca de 35 tenistas viven en los dos modernos edificios albergue ubicados cerca de las canchas. Un total de 67 personas trabajan en el Centro, cuya inversión en infraestructura roza los 4 millones de dólares y su costo operativo anual asciende a los 10 millones de pesos.

"Yo he conocido tenistas con potencial que no triunfaron por falta de apoyo o infraestructura. Este proyecto aspira a evitar esa problemática, porque aquí se tiene todo para que el futuro jugador profesional trascienda", explica Eduardo Vélez, ex campeón junior de Wimbledon en 1986 y hoy director de la Academia de Formación.

Trascender. Eso es lo que han comenzado a hacer los jugadores del Centro Bic Telcel. Zacarías, Rodríguez, Cisneros y Gorches son las abanderadas. Las primeras tres ya han ganado partidos a nivel profesional. En el ITF Women's Circuit de Sayavedra, en octubre de 2012, Marcela y Victoria protagonizaron la primera final a este nivel con dos representantes del Centro.

"Veo muy buena proyección en ellas. Los resultados son una prueba de lo que pueden dar, y les abrieron los ojos. Van a destacar muy pronto", dice Diego Marañón, el entrenador del equipo femenino, quien agrega: "Lo importante es que todos tenemos un mismo fin común, que es sacar un top-100. Luchamos contra la idiosincrasia del deportista mexicano. Trabajamos en cambiarlo. Nosotros estamos avanzados, pero este tipo de iniciativas empieza a replicarse. México necesita varios centros como éste para que salgan buenos jugadores".

¿Podrán estas esperanzas del tenis mexicano superar con éxito el salto al profesionalismo, y aguantar la presión de ese número 100 como meta?

"Acá no hay misterio. La base es la continuidad en el trabajo. Para que alguien sea top-100 hay que desarrollarlo por 10 o 12 años", explica el argentino Roberto Maccione, director del Departamento de Ciencias Aplicadas al deporte y ex preparador físico de tenistas de elite como Agustín Calleri (16 del mundo en 2003), Máximo González (58 en 2009), Diego Junqueira (68 en 2009) y Paul Capdeville (76 en 2009). "El talento y la capacidad lo tenemos, y de sobra. Nos hace falta humildad para entender que este deporte cambió mucho desde la época en que México tenía una posición. Hay que dejar de pensar en ese pasado glorioso, cortar con el romanticismo de lo que fue, y comenzar a hacer. Por acciones es como vamos a llegar, no con palabras", agrega Madahuar, presidente de la Junta Directiva de Unidos por el Tenis, la asociación civil sin fines de lucro que sustenta el Centro. "El primer paso es tener en 5 años a 15 jugadores top-500. Y estoy seguro de que en un tiempo tendremos a un top-100", remata Lemaitre.

En Mérida también se está gestando un cambio de mentalidad. Luis Patiño, el sub-20 mexicano mejor ubicado en el ranking ATP, lo resume así: "Si quieres llegar, tienes que hacer lo que menos te gusta". La cultura del trabajo duro y el esfuerzo es compartida. Y lo mismo pasa con ese objetivo final: el ansiado top-100. "Vamos para allá. Todos quieren esto", sentencia Zacarías, 609 del WTA Tour y ya ganadora de 3 títulos profesionales (Sayavedra y Tec CEM en 2012; Metepec el domingo pasado). "Si estás rodeado de gente que busca lo mismo, te motiva mucho. Y yo sí quiero llegar".

Texto publicado en ESPN Magazine. Da click aquí para saber cómo descargar la revista