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EEUU: no tiene amigos, sólo intereses

Los trabajadores continuamente limpiaban las líneas cubiertas de nieve. AP/Jack Dempsey

SAN PEDRO SULA -- La Concacaf es una maravilla como destino turístico: montañas, lagos, playas, monumentos históricos, riqueza cultural y gastronómica.

Como potencia futbolística carga con el estigma del presidente de FIFA, Joseph Blatter: "Es el tercer mundo del futbol".

Mal agradecido sin duda, porque la sumisión y mansedumbre de los dirigentes de Concacaf, junto con los de África, mantienen a Blatter en el puesto, pese a la oposición del Primer Mundo del futbol: Europa, donde tienen calidad futbolística, pero no cantidad en el plebiscito de FIFA.

Mire usted: EEUU atropella, abusa, de Costa Rica citándola en condiciones inminentes, irresponsables e inadecuadas: cancha nevada y frío extremo. El árbitro Joel Aguilar Chicas recibió orden de Concacaf de celebrar el juego a pesar de las condiciones climáticas.

Algunos pretextan que la NFL se juega en iguales o peores condiciones. ¿En serio? Seguramente el ovoide pasa 90 minutos en contacto con la superficie, como sí lo hace el balón de futbol. Esto por citar la más obvia de las diferencias, que abundan, desde las deportivas, comerciales, logísticas, etc.

Los Ticos reclaman, ya con la derrota en el marcador, y demandan la repetición del encuentro, lo cual, parece poco probable que la FIFA lo vaya a aceptar, a pesar de reconocer el abuso de EEUU, la falta de juego limpio, el abuso de las circunstancias, y la evidencia de premeditación, alevosía y ventaja.

Obviamente faltó liderazgo, faltó personalidad, por parte de los dirigentes ticos. Eduardo Li debió prohibir que sus jugadores saltaran a la cancha si ellos mismos y el cuerpo técnico, consideraban condiciones desventajosas, peligrosas y abusivas.

Pero, claro, Eduardo Li no ha dejado constancia en su mandato de atreverse a exigir se respeten los derechos de la federación costarricense.

¿Presionó Estados Unidos? Sin duda. Pretextó motivos económicos como el gasto de abrir el estadio, que el público devolviera boletos, sueldos de operarios, compensación a televisoras e incluso para los gastos del equipo tico.

EEUU antepuso, queda claro, el aspecto económico. Los fariseos y mercenarios no juegan futbol, lo exprimen; no respetan al aficionado, lo desfalcan; no respetan a los jugadores, los extorsionan.

¿Cortesía deportiva? Ni pensarlo. ¿Fair Play? Es un mito de la FIFA para permitir que niños, por decisiones nepotistas, carguen la bandera.

Encima, quede algo claro: Estados Unidos venció, pero jamás impuso condiciones, se apegó a defender un gol afortunado, a refugiarse en decisiones del árbitro salvadoreño, y a resistir ante una Costa Rica que en el segundo tiempo controló el juego.

Quedó la sensación general de que en condiciones leales, normales, lógicas, los ticos podrían haber conseguido la victoria, porque en las circunstancias inhóspitas, ojo, se comportaron mejor que EEUU, pero no con la exposición de su mejor futbol.

Ojo: hay quien compara esta situación con la que imperó en el juego entre México y Honduras en San Pedro Sula. Las condiciones de la cancha jamás afectaron el encuentro mismo. Y al final, fue evidente que el desgaste fue similar en ambos equipos, y la única queja de México fue sobre el penalti marcado por el árbitro jamaiquino Courtney Campbell.

Y claro, alguien más podría objetar que la selección de EEUU llegará de una altitud de 1,731 metros sobre el nivel del mar, a los 2,420 de la Ciudad de México, este martes en el Estadio Azteca, y el argumento es totalmente válido.

Como diferencia en las circunstancias puede establecerse que la altitud de la Ciudad de México es una constante geográfica, mientras que la nieve en Denver fue un accidente climático, que con buena voluntad y lealtad deportiva, podría haberse resuelto.

Y que nadie se engañe: queda muy claro que EEUU vive una crisis en todos los niveles con la presencia de Juergen Klinsmann, quien sustenta su discurso filosófico con el gastado "salgan a divertirse", y con el desdén de un Landon Donovan de vacaciones estratégicas, y de otros con lesiones inesperadas.

A EEUU le urgía ganar: no importaba el cómo, y su actitud desesperada refleja claramente la descripción hecha por uno de sus propios secretarios de Estado, bajo la administración del presidente Dwight D. Eisenhower. John Foster Dulles proclamó: "Los Estados Unidos no tienen amigos, sólo intereses".

Y en ese sentido, encuentran cobijo en Concacaf, en FIFA y en directivos timoratos, como en este caso, Eduardo Li.