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Ben Johnson: 25 años después

Ben Johnson ganó los 100m, pero luego dio doping positivo y tuvo que entregale su medalla a Lewis Getty Images

BRISTOL - Ben Johnson se detuvo, levantó su mano derecha y no siguió más. 25 años después, el atleta que le puso fin a la inocencia del deporte, regresó al lugar de su último golpe. Fue un 24 de septiembre de 1988 en la pista del Estadio Olímpico de Seúl, con el mundo entero posando sus miradas en el carril 6. Por ese andarivel corría el entonces campeón del mundo. La atención era compartida con el atleta en la línea 3. Carl Lewis era el campeón olímpico defensor. En 1984 en Los Ángeles, Lewis ganó cuatro medallas de oro, una de ellas en los 100 metros. Tercer lugar en aquella carrera, un tímido atleta canadiense. Desde aquella medalla de bronce, Johnson se había impuesto ser el mejor del planeta, eso significaba superar a Carl Lewis, algo que hizo en los mundiales de Roma en 1987.

El vigente campeón mundial ante el dueño del último oro olímpico. El duelo pasaría a ser el evento de mayor relevancia de aquellos Juegos. Era la 1:30 de una soleada tarde de sábado. Pasarían 48 horas hasta que la infamia se convertiría en acompañante permanente del atleta que destaparía el velo en el deporte. Hasta entonces el dopaje era un tema conocido pero no había tocado a las figuras más mediáticas. Algunas teorías consideran que hasta entonces hubo protección de la política deportiva para aquellos motores atléticos que aportaban al crecimiento comercial de la industria. Johnson y Lewis eran dos de las marcas más importantes del deporte. Intocables para quienes, según estas teorías, conspiraban en la protección de sus nombres.

Stanozolol, el nombre de la sustancia que encontraron en la muestra de orina de Ben Johnson en 1988. Un anabólico sintético que aumenta la masa muscular. El resultado del positivo de Johnson significó el mayor golpe al deporte. Aquella final de los 100 metros terminó con la era de la inocencia. Uno de los grandes, caía. Ben Johnson ha pasado 25 años corriendo de su realidad. En el aniversario de la carrera, en la misma pista en la que destrozó el récord mundial corriendo la distancia en 9,79 segundos, Johnson caminó los 100 metros. Se detuvo en la meta y levantó su brazo derecho, con el dedo índice apuntando hacia el cielo. Como en aquel momento en el que cruzó la meta para ser durante solo unas horas, el campeón olímpico de la prueba reina del programa atlético.

Esta vez, en el carril contiguo no lo acompañaba su compatriota Desai Williams, como en aquella tarde en Seúl. Esta vez se fue desplazando a su paso una alfombra blanca. En ella, más de 3,500 firmas que se han sumado a la campaña #ChooseTheRightTrack ("elijan el camino correcto"). Ben Johnson completa 100 metros para arrancar su nueva carrera, una con la que pretende sumar su nombre a la lucha contra el uso de sustancias dopantes en el deporte. "Acepto que fallé, me arrepiento, pero he decidido dar un paso adelante" declaró Johnson "me clavaron a una cruz y 25 años después, todavía soy castigado".

#ChooseTheRightTrack propone la total independencia de las autoridades que luchan contra el dopaje en el deporte para embarcarse en la ruptura definitiva de la cultura del dopaje. Sin influencia política. Era la 1:30 de una soleada tarde, un día martes 24 de septiembre de 2013, Ben Johnson, el tímido ex atleta canadiense habla por esta causa: "Las reglas, son reglas. Pero tienen que ser iguales para todos. La política siempre juega en el deporte".

En 1988 el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, se enteró del positivo de Johnson por una llamada de quien presidía la Federación Internacional de Atletismo, el italiano Primo Nebiolo. "Me quedo de piedra" relata Samaranch en su libro "Memorias Olímpicas". La comisión médica del COI había arrancado con los protocolos de un caso positivo. No hay vuelta atrás. "Es una verdadera fatalidad, que va a dañar mucho nuestra imagen" relató Samaranch. La tarde en la que recibe la noticia, el presidente del COI atendió a ejecutivos de Coca-Cola "una oportunidad para estrechar relaciones. Prometí visitarles en Atlanta, con motivo de la candidatura de 1996". Lo de Johnson fue una bomba mediática, pero la política debía continuar su marcha aunque cayera uno de sus motores.

Aquella final en Seúl 1988 lo vio salir como un hombre dispuesto a lograr lo imposible. Parecía una salida en falso, pero fue la salida perfecta. Ben Johnson tenía un par de metros de ventaja sobre sus rivales, principalmente sobre Carl Lewis. Ventaja que no cedería hasta cruzar la meta en un tiempo que superaba su propio récord mundial: 9,79 segundos. Dos días más tarde el mundo se le vino encima. 25 años después Johnson se detuvo en la meta de los 100 metros. No siguió más por su camino. Ha elegido acompañar la lucha contra la trampa deportiva.