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Chivas, obligado a investigar las mantas

LOS ÁNGELES.-- Algunos aficionados de Chivas tomaron la tribuna del Estadio Omnilife para protestar contra Jorge Vergara y el equipo de futbol.

Decir que fue la afición del Guadalajara sería absurdo. Si las cifras de encuestas y los cálculos alegres de Vergara son ciertos, una decena de tipos no pueden ser la voz consciente de 30 millones de seguidores.

Eso no significa que no exista inconformidad, y hasta ira, entre sus seguidores por el nivel deplorable y lastimero de Chivas.

Eso no significa tampoco, ni remotamente, que tengan la razón en los mensajes, hablando de muerte, aún y cuando al mexicano le fascina vincular, y más en los primeros días de noviembre, con el Día de los Muertos, una festividad que oscila de lo religioso a lo pagano.

Hay una serie de consideraciones puntuales sobre esas mantas que aparecieron en la tribuna del Omnilife.

1.- Enrolladas y todo, con los filtros de vigilancia que tiene el OmniLife, es imposible pensar en que esas mantas pasaron desapercibidas, pues incluso no habrían podido meterlas por los accesos normales para aficionados, debido a la estrechez de espacio con los torniquetes.

2.- Llevarlas a esas alturas del OmniLife no podía pasar desapercibido, pues además requirieron de un tremendo esfuerzo físico y de varios colaboradores en el acarreo, para semejante ascenso. ¿Y nadie noto nada? ¿Y nadie preguntó nada?

3.- Existe, sin duda, aún en México, lugares y temas de libre expresión, pero no debe abrirse espacio a la intimidación, ni al delito implícito de una amenaza velada de muerte, más allá del folcklor mencionado del Día de Muertos. Un derecho es opinar y un delito es el apercibimiento cínico de un crimen.

4.- No debe ser complicado, en un personal de seguridad y vigilancia tan reducido en el Omnilife, como para no detectar por dónde, y con la venia y ayuda de quienes, se permitió introducir esas mantas.

5.- Y esto permite suspicacias y perversas interpretaciones. ¿Los habrá mandado el mismo Vergara para crear un falso clima de inseguridad y de intolerancia, para de esa manera aducir a su seguridad personal y tomarlo como excusa para deshacerse de manera indulgente del equipo?

6.- Ojo: lo peculiar es que la manifestación es de unos pocos, sin que siquiera algunas de las 13 porras oficialmente registradas ante el Guadalajara a lo largo de los últimos 15 años, respaldara este mitin. Es evidente que de ser una sublevación auténtica, populista, popular o populachera, estaría respaldada por uno de esos llamados grupos de animación y a veces de animadversión.

7.- ¿No es acaso curioso el momento en el que se da esa manifestación, cuando Chivas ganaba su segundo partido del torneo? Parecía el instante menos correcto para hacerlo y especialmente en el último encuentro de Chivas como local en este torneo.

8.- ¿Qué es más reflejo de esa intranquilidad que despiertan estas mantas? ¿La presencia de ellas o el aplauso reiterado de los cientos de seguidores en el OmniLife que apoyaban los mensajes?

9.- ¿Alguien debe preocuparse? Difícilmente. Insisto: es claro que ninguna de las porras de Chivas, que en promedio agrupan varias decenas de seguidores, tuvo una reacción clara a este motín. Porque, queda claro, había más cantidad de palabras en las mantas que rojiblancos inconformes desplegándolas y mostrándolas.

10.- Chivas viaja a Monterrey este fin de semana, y sus jugadores, casi todos amantes de la vida nocturna, tendrán dos meses sin juegos oficiales de futbol. Nada de actividad, excepto por la pretemporada.

Insisto: dos meses. Tiempo suficiente para que esta revolución muera tan rápidamente como nació, creció y de desarrollo. Claro, es de esperarse que Vergara use a sus jugadores para un intensa pretemporada y para que mientras tengan contratos, se dediquen a visitar orfanatos, escuelas, hospitales, y hacer labores de albañilería, pintura y demás, como ha pasado, porque la obligación es darle un mes de vacaciones por año.

11.- La mejor reacción de Chivas, para echar por tierra suspicacias, sería proceder, de inmediato, con una denuncia. Seguramente las televisoras, los grupos de seguridad, los videos, los testigos, podrían servir para identificar a estos sujetos.

Ojo: Vergara debe entender que no hacer nada, que no proceder, que no denunciar, lo convierte en cómplice, y abre la puerta de manera irresponsable para futuras manifestaciones.

Y detrás de esta ostentación hay algo más lamentable.

Ya se sabe: el futbol es un proceso de catarsis, de liberación. El individuo desaloja, desahoga, libera, frustraciones acumuladas en su vida diaria, a través de las victorias de su equipo, o las acumula, en una olla de presión, con los sentimientos hijos de la derrota y el fracaso, cuando no hay tales triunfos.

Y eso se agrava en una sociedad que sufre de desempleo, de carestía, de inseguridad, de abandono, y que además carece de educación elemental.

Esto no los justifica, sólo los explica. Lo grave no es lo que deje de hacer Chivas, eso debe ser frustrante. Lo peligroso es lo que los gobiernos están dejando de hacer en los otros estratos mencionados, donde se rige la salud de la vida misma.