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Mediocre

ESPN.com

BUENOS AIRES -- Rápidamente, el prematuro adiós de Riquelme ofertó fecha de vencimiento en un escenario lleno de luces por el protagonismo de Carlos Bianchi. Maquillado con una mezcla de arrepentimiento y heroísmo en medio de un mercado de pases que no logró seducirlo, Román decidió volver para sufrir al lado del Virrey. Estas fueron las primeras escenas tras levantarse el telón de la tercera zaga dirigida por el entrenador más ganador en la historia del club.

Y Riquelme no se equivocaría. El sufrimiento dominó de punta a punta en el 2013.

En el primer semestre se vio la mejor versión futbolística de Boca en estos 12 meses y paralelamente una de las peores de la historia. La gran apuesta fue la Copa Libertadores, no defraudó en cuanto al juego y los penales decidieron el resto. En cambio en el torneo local terminó anteúltimo y al borde de ser la peor cosecha de puntos de sus 108 años.

El segundo semestre no fue muy diferente, hasta me animo a definirlo como peor a pesar de haber llegado a la recta final del Torneo Inicial con grandes posibilidades de campeonar. Sin embargo, careció de algo que no se compra en ningún mercado de pases: actitud. Y si a esta pasividad a la hora de jugar le agregamos que el nivel futbolístico siguió estando en deuda, el paisaje inspiraba desolación. ¿Así y todo pudo haber dado la vuelta olímpica? Sí, tranquilamente. Claro que este análisis ya pertenece al mezquino fútbol argentino.

La principal respuesta de por qué Boca protagonizó un año mediocre, tal cual lo definió Bianchi, se encuentra en las lesiones. Más lesiones que puntos durante toda la temporada. Superó las 60. Este tema obligó al Virrey a no poder consolidar un once de memoria, a tal punto de llegar a improvisar a jugadores en puestos impensados como Cristian Erbes en el lateral derecho de la defensa o Ribair Rodríguez como marcador central.

El año de Román tampoco fue el ideal. El capitán había regresado para colaborar con un equipo que según sus palabras lo hacía sufrir cada vez que lo veía jugar desde su casa. Mucho no pudo hacer, ya que el 10 no fue la excepción en cuanto a lesiones. Jugó en 25 de los 48 partidos oficiales, de los cuales sólo completó 16, y convirtió 4 goles. Padeció 5 lesiones.

No sólo Bianchi y Riquelme regresaron en 2013. Fernando Gago cumplió un anhelo de varios años. El deseo familiar se unió a su objetivo Mundial y decidió permanecer en el fútbol argentino cerca de su Selección. Y fue una de las tantas víctimas del gran enemigo de Boca en la temporada. Aunque su padecimiento con las lesiones excede al Xeneize.
Cada vez que fue titular, su gran nivel técnico ha salvado al equipo de un naufragio futbolístico aún peor del que sufrió.

Si dejan atrás definitivamente sus contratiempos musculares, Gago y Riquelme se convertirán, sin dudas, en los dos mejores refuerzos con los que pueda contar Bianchi en 2014. Más allá del lateral derecho y el marcador central que incorporará durante este verano, el nuevo y estricto lema impuesto por Daniel Angelici es NO comprar más y SÍ contratar a préstamo.

El presidente parece estar cansado de traer jugadores "figuras" en otros clubes y que a la hora de vestirse de azul y oro no cumplan con las expectativas. La lista de 2013 la completan Emmanuel Gigliotti, Claudio Riaño, Cata Díaz, Franco Cángele, Chiqui Pérez, Burrito Martínez o Ribair Rodríguez.

Dicen que hay vestuarios que se devoran entrenadores. Puede ser el caso de Boca, aunque con la espalda de Bianchi difícil que lo asuste. En cambio este "afamado" vestuario ha "asustado" a varios jugadores durante este año. Leandro Somoza, Santiago Silva, Walter Erviti y recientemente Cángele. En fin, el vestuario seguirá, los referentes permanecerán y el entrenador deberá aceitar su cintura para manejarlo de la mejor manera sabiendo que no será un semestre más.

Serán meses de un exhaustivo análisis de parte de la dirigencia para, a mitad de temporada, definir si le renovarán el contrato nada menos que a Juan Román Riquelme.

Atrás queda un Mediocre 2013 que le deja paso a 2014, un año en el que Boca volverá a mirar la Copa Libertadores por televisión. Algo inusual para Bianchi, un entrenador que no está acostumbrado a estas realidades. Basta comparar los 45 puntos que cosechó en el primer torneo que dirigió a Boca en 1998, saliendo campeón invicto, con los 47 de 2013.

Claro, 47 puntos si sumamos los dos torneos del año...