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Un béisbol más justo...y más lento

A partir de la próxima temporada, el béisbol será más justo, luego de que todas las partes involucradas en el sistema de Grandes Ligas aprobaran ampliar el uso de la repetición instantánea para revisar jugadas dudosas.

Cada manager podrá apelar al menos una jugada por partido y si tiene la razón, recibirá el derecho a una nueva reclamación.

Después del séptimo inning, el jefe del equipo de árbitros puede asimismo pedir de oficio la revisión de una jugada, en caso de que el manager afectado ya haya consumido sus apelaciones.

De esta manera, jugadas como aquella que le costó el juego perfecto al venezolano Armando Galarraga en el 2010 por un error imperdonable del árbitro de primera base Jim Joyce, podrán ser revertidas.

Los 30 dueños de equipos votaron de manera unánime por ampliar el uso del video, más allá de las decisiones sobre cuadrangulares, tal como se había implementado en el 2008.

Sin embargo, para el Sindicato de Jugadores, que encabeza el ex pelotero Tony Clark, la aceptación es apenas preliminar y estará sujeta a revisión antes de que el tema sea incluido en futuras negociaciones.

Sin embargo, hay jugadas que no son reclamables, como la doble matanza en segunda base, que se declara de oficio a pesar de que muchos defensores le pasan por encima a la almohadilla, sin llegar a tocarla.

Es de imaginarse que los conteos de bolas y strikes tampoco entren en el abanico de revisiones.

Pero, ¿qué tal si un tercer strike o una cuarta bola deciden el destino final de un partido?

Otro punto que no queda claro es qué pasaría si un manager que recibe una nueva oportunidad tras ganar su primera apelación, también tiene razón en su segundo reclamo. ¿Tiene entonces derecho a una tercera demanda? ¿Y si esa también la gana?

Hay puntos que quedan en una nebulosa, que deberían ser aclaradas por las Grandes Ligas antes de que dé inicio la campaña, porque si bien es cierto que la ampliación del uso del video hará al béisbol más justo, también puede convertirlo en un juego más lento.

Y ese es uno de los puntos que debe observar Tony Clark como cabeza de la Unión de Jugadores: el tiempo añadido a cada partido que se consume por efecto de las apelaciones.

Además, con estas nuevas reglas, las jugadas polémicas podrán pasarse en las pantallas gigantes de los estadios, lo que pondría en evidencia el trabajo de los umpires.

El lado positivo es que ello obligaría a los oficiales a esforzarse aún más por perfeccionar su trabajo, que lamentablemente muchas veces deja bastante que desear, sobre todo en el punto del dominio de las reglas.

Pero por otro lado, podría provocar verdaderas tormentas dentro de las graderías.

Imagínense que un manager de esos a los que en vez de sangre les corre pólvora por las venas y que ya ha agotado todas sus posibilidades de reclamación.

De pronto, una jugada dudosa en su contra es proyectada en la pantalla del estadio y muestra claramente un error arbitral.

Sin derecho a nuevas apelaciones, sólo les quedaría meter sonadas perretas que podría desatar pasiones exageradas, largas discusiones y expulsiones.

Pero sea como sea, bienvenida la tecnología, aunque para Galarraga sea demasiado tarde.