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El "efecto bandoneón"

BUENOS AIRES -- En la fecha 21 del Calcio se vio por primera vez lo que seguramente ocurrirá otras veces en la tabla del torneo y que podríamos llamar el "efecto bandoneón", es decir una tabla que en su segmento superior puede a veces acortarse y otras alargarse, sin que se modifique sustancialmente la relación de valores y de pronóstico entre ambos rivales, el líder Juventus y su escolta Roma.

Esta fecha fue favorable para Roma, que ganó en Vérona ante Hellas conociendo el empate del día anterior de Juventus ante Lazio y aprovechando entonces la ocasión para descontar dos puntos y ubicarse a seis del puntero. Pero, como analizaremos a continuación, no parece una nueva tendencia sino simplemente el acomodamiento, debido al fixture, de una relación de fuerzas que se mantiene invariada.

Es que Juventus tuvo que lidiar con la adversidad y la superó brillantemente: ante Lazio, durmió un poco al comienzo y, como todo equipo "condenado" a dar siempre lo mjejor de sí mismo, recibió el castigo del penal de Candreva, que por encima costó la expulsión de Buffón (Storari ingresó por Asamoah, con relativo pase a la defensa a cuatro).

El cambio es muy indicativo: Conte no sacó una punta sino un externo, pasando a Ogbonna por izquierda con Barzargli y Bonucci centrales. Lazio se dedicó a proteger la ventaja pero fue un cálculo absolutamente equivocado, porque en ataque Juventus jugó de igual a igual y casi nunca Lazio la hizo sufrir atrás, donde efectivamente faltaba el hombre expulsado.

Así, Juventus lo empató con otro golazo de Llorente, quien es un cabeceador de aquellos y otra vez pudo anotar a pesar de la correcta marca de un buen defensor como Biava. La jugada la comenzó Tévez y el centro, una vez más, fue de Lichtsteiner. Y pudo haberlo ganado, porque por momento se llevó por delante al rival, aún después del empate.

Ojo, también pudo haberlo perdido: Klose cabeceó con fuerza desde el borde del área chica y Storari tuvo un reflejo milagroso; luego Keita se creó el espacio y metió un derechazo a girar, hermoso, que venció a Storari pero se estampó sobre el poste a la izquierda del arquero, negando al habilidoso jovencito lo que hubiera sido un golazo.

Queda subrayar la eliminación de Juventus de la Copa Italia. Hay varias cosas que podrían decirse, pero la más relevante me parece registrar, una vez más, que Conte pertenece a la raza de Capello, es decir que es un entrenador fuertísimo (un verdadero martillo) en torneos de Liga, pero con una efectividad para nada brillante en las competiciones tipo "copa".

Lo de Roma fue trabajoso, obviamente, ante un Vérona muy firme en su casa. Gervinho rompió el partido con sus aceleraciones y su entusiasmo contagioso. Le sirvió la asistencia a Ljajic, quien no tuvo más que empujarla y, luego del empate de Halfredsson, anotó el segundo con una bonita jugada personal, cerrada con una definición impecable. En el final, Totti de penal, un gentil regalito de Mazzoleni, le puso un moño al marcador.

Pero ojo, porque García jugó con el capitán, Pjanic y Florenzi desde el banco. Si en la semana se había dicho que Juventus fue eliminada de la Copa Italia por haber puesto algunos suplentes ante Roma, García demostró en este caso haber administrado el plantel mejor que su colega Conte, como indican claramente los resultados.

Atrás de los dos primeros, les cuesta a todos tener el paso. Nápoli es increíble, porque regala muchos puntos ante equipos de la zona descenso. Le había pasado con Sassuolo y Udinese, le volvió a pasar con Chievo, y la visita hasta pudo haber ganado. No se entiende qué pasa con Armero, pero ese Revelliere que Benítez parece preferir hace muy mal las diagonales; por encima, Britos erró la posición y no cubrió al compañero, errores que costaron el gol de Sardo.

Hablando de errores, es increíble lo que se devoraron después Mertens, quien fue el que tuvo más ocasiones, y Gonzalo Higuaín, uno de esos errores que van derechido a la "no top ten". Más allá de los hechos puntuales, dio la impresión que todos jugaran para sí mismos. Al final, sobre la hora, Albiol se hizo perdonar un garrafal yerro anterior y encontró el resquicio, en jugada de pelota parada, para mandarla a guardar. Un punto ganado y un alerta desde la defensa.

Tampoco Fiorentina pudo ganar, pero pobre, a las ausencias de Gomes y Rossi se les sumó también Borja Valero y, por suspensión, Gonzalo Rodríguez atrás. Así, Alberto Aquilani fue la gran figura y anotó su primer triplete en Serie A, pero entre los errores del referí (de terror este señor Dino Tommasi, realmente) y las dormidas defensivas, Genoa también anotó tres y se llevó un merecidísimo empate ante un equipo violeta tremendamente desafortunado.

No se puede hablar de mala suerte, en cambio, en el caso de Inter. Un caso de "diván", más bien, porque sólo un psicólogo experto en terapia de grupo podría explicar lo que realmente está pasando en casa nerazzurra. Por lo pronto, los dirigentes son espantosos y el nuevo presidente por lo menos muy ingenuo.

La novela "Guarín-Vucinic" fue realmente escandalosa. Branca y Fassone quedaron como un par de incapaces ante la magistral profesionalidad de Marotta. Es increíble también que Tohir crea que, en su primer mercado como presidente, se pueda quedar a miles de kilómetros y dejarles libertad de acción a semejantes elementos.

El equipo sintió todo esto, pero aún más sintió que, quizás por primera vez, la adrenalina del técnico no lograba contagiarlo ni un poquito. De hecho, fue un cero a cero tan pobre, tan aburrido, que el pobre Tohir en un momento se quedó dormido en la tribuna de honor. Fue apenas un segundo, pero todo un símbolo. Un pésimo símbolo, para decirlo claro.

Así, Catania sumó su primer punto como visitante y se mantiene con vida en la lucha para salvarse del descenso. Por cierto, hasta pudo haberlo ganado, pero le dio vergüenza aprovecharse de la atmósfera tan surreal del Giuseppe Meazza, con la hinchada local en absoluto silencio y los durísimos pancartas contra la dirigencia y hasta contra el equipo. El único que se salva, por ahora, es Mazzarri mismo, pero se lo nota muy preocupado.

Hablemos de Milan. Algo no se le puede negar a Clarence Seedorf: es fiel a lo que dice, no afloja en su búsqueda y tiene una suerte bárbara, realmente. En la primera ganó con un penal absolutamente inútil al minuto 84. En este caso, en Cagliari, perdía por otro "horror" defensivo sobre el eje Amelia – Bonera (lo que deben sufrir mirando los partidos Baresi y Maldini, ¡pobres!) y otra vez se salvó en el final.

Otra falta inútil (absurda mano de Cabrera) regaló el tiro libre que Supermario Balotelli transformó en su tercer gol consecutivo (salvo luego hacerse amonestar por un gesto vergonzoso y perderse la próxima ante Torino por acumulación de amarillas; también hay que decir que es vergonzoso como las hinchadas lo hostigan, algo que Seedorf subrayó con vehemencia).

Corrían 87 minutos: tres después, en ocasión de un tiro de esquina desde la derecha, Pazzini metió un zarpazo de los suyos y la mandó a guardar, atrapando tres puntos de oro. Más porque Milan se pone a 5 de la quinta posición, que vale un puesto en Europa: si Roma puede soñar, no se ve porque no pueda hacerlo Milan, que por encima adelante no tiene a Juventus sino a Vérona, Parma, Torino y esa Inter de la que hablábamos recién.

¿Juega bien Milan? Absolutamente no. El equipo está partido en dos, la defensa espera demasiado baja y nunca se recupera la pelota en el medio: todo ataque rival llega inevitablemente hasta el área. Pero parece que Seedorf comienza a probar cosas.

Por lo pronto, lo mejor llegó luego de la salida de De Jong, que es un volante tapón pero luce como pescado afuera de agua en el "doble cinco", y eso deja pensar que en futuro Clarence irá hacia una pareja muy diferente de la actual. También pide todo el tiempo que los externos ofensivos del 4-2-3-1 ayuden en la fase defensiva, máxime con los nombres que hay ahí atrás. El Shaarawy sería ideal, pero sigue lesionado.

Pero algo no se puede negar: Seedorf arrancó con el pie derecho y suerte no le falta. Seguramente tiene pasta de gran entrenador y ya demostró tener las ideas muy claras, pero en este comienzo la buena fortuna, máxime si acompañada por los cambios técnicos necesarios, podría permitirle demostrarlo mucho antes de lo pensado.