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Jonronazo de Cabrera, foul de Tigres

Una familia de cuatro personas en el estado de Michigan tiene un ingreso promedio anual de 48,471 dólares, de acuerdo con cifras del Censo de Estados Unidos.

Cada vez que Miguel Cabrera se pare en la caja de bateo por las próximas diez campañas, sin importar si se poncha y bota la pelota de jonrón, ganará 49,423 dólares, de acuerdo con la extensión contractual que acaban de anunciar los Tigres de Detroit.

Cabrera acaba de convertirse en el deportista con el contrato más grande de la historia, no sólo en el béisbol, sino en cualquier otra disciplina: 292 millones por diez años y opciones por otras dos temporadas, que podrían llevarlo hasta 352 millones.

Hasta este momento, el mayor contrato de cualquier deportista en el mundo era el que los Yankees de Nueva York le dieron a Alex Rodríguez en el 2008 por 275 millones y diez campañas.

Cabrera es el mejor toletero que ha pasado por las Grandes Ligas en los últimos diez años, el hombre al que más trabajo cuesta ponerlo out, a juzgar a modo de ejemplo, por sus coronas consecutivas de bateo en los últimos tres años.

Para el venezolano, el megapacto es un jonronazo total. Para los Tigres, un foul a las mallas... como todos estos contratos a largo plazo en jugadores que pasan la treintena.

Cabrera cumplirá 31 años durante el primer mes de la temporada y aunque ha sido un pelotero sumamente saludable a lo largo de su carrera, la lógica indica que su tiempo de juego y sus números deberán ir en descenso gradual mientras el tiempo avance.

A Cabrera no le están dando tanto dinero por lo que pueda hacer, sino por lo que ya ha hecho y no hay garantía de que seguirá siendo el mismo destrozador de pitchers por los próximos diez años.

Sin embargo, me atrevo a augurar que de los últimos megacontratos a largo plazo para jugadores veteranos, este será el que mayores dividendos deje, aunque a la larga, el equipo termine lamentándose.

Para sustentar esta convicción de que esta vez las cosas saldrán mejor que en casos anteriores, quiero comparar el contrato de de Cabrera con el que los Angelinos de Los Ángeles le dieron a Albert Pujols. Y los comparo por aquello de que al venezolano en algún momento se le llamó Baby Pujols

Ambos jugadores tenían edades similares, Cabrera a punto de cumplir 31, el dominicano ya con 31 cumplidos.

La diferencia es que los números de Pujols con los Cardenales de San Luis, aún cuando seguían siendo de ensueño, sufrían ligeras disminuciones cada año en comparación con la temporada preccedente, algo que no vieron o no quisieron los ejecutivos de los Angelinos a la hora de ofrecerle 240 millones por diez campañas.

En el caso de Cabrera, sus estadísticas en las dos últimas contiendas, en las que ha ganado el premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana, han crecido cada vez más de un año a otro.

Pero a la larga, ya veremos el resultado, cuando cerca de los 40 años no sea ni la sombra del gran bateador que es hoy.

Ah, y de la opción de dos temporadas más a partir del 2024, ni lo sueñen. Pueden apostar.