<
>

River tuvo una de las mejores producciones del año frente a Vélez

BUENOS AIRES -- Cuando se repasan algunos datos coyunturales y se los coteja con la realidad, la tentación de largar rápidamente un pronóstico es casi incontenible.

Veamos. River se puso como puntero a cinco jornadas del final de torneo tras ganarle a Vélez, un gran equipo que, si bien es cierto que no viene teniendo un gran desempeño (perdió en sus últimas cuatro presentaciones), fue al Monumental con un tridente ofensivo integrado por Pratto, Zárate y Nanni, y, sin embargo, no pudo contra una gran tarde del equipo de Ramón.

Hay más. De los siete partidos que jugó como local, River ganó nada menos que seis. Un número que se convierte en más deslumbrante si le agregamos que las cinco últimas victorias fueron en forma consecutiva y sin que le conviertan goles. El fútbol es un deporte sin lógica, todos lo sabemos, pero ante una estadística tan contundente, con sólo seguir ganando de local (como hasta ahora), le alcanzaría para salir campeón.

Proyección, no futurología. Un dato que los hinchas del Millo manejan y que lo observan con total indulgencia. En el marco de un campeonato que, además, incentiva la ilusión de esos corazones eufóricos porque continúa teñido por la irregularidad. Olimpo y Argentinos de visitante; Racing y Quilmes como local, son los escollos que lo separan de la vuelta a los tiempos de gloria.

Ahora bien, para apuntalar ese pensamiento que quedó flotando en el imaginario popular, hay que repasar lo sucedido el fin de semana, donde se sacó de encima a un rival muy complicado con una notable solvencia. Más allá de algunos padecimientos lógicos en el segundo tiempo, el River que se vio en el primero fue de lo mejor del campeonato. Sólido, convencido de lo que quiere, con voluntad de atacar pero sin desesperarse, equilibrado, con unos rendimientos individuales de excelencia, como los de Chichizola y de Kranevitter, entre otros, pero que son referenciales porque se trata de dos futbolistas que ingresaron por lesiones de compañeros que eran figuras y lograron eclipsarlos. Este último punto es clave, porque a Ramón le ha respondido muy bien el banco cuando lo necesitó (el Keko Villalva ante Lanús, Ramiro Funes Mori en la Boca).

Además hay que tener en cuenta que el equipo fue de menor a mayor, que luego de aquel comienzo errático y vacilante fue adquiriendo la solvencia y regularidad que hoy lo lleva a disfrutar de la punta en soledad. Siempre insistimos con que el análisis nos lleva a mirar sólo en el día a día, pero ante la inminencia del final del torneo y el hecho de que River llega a esta instancia con números tan positivos, hace que resulte inevitable que se tejan especulaciones. Todas ellas, por supuesto, avaladas con hechos del presente. Por un lado, el Millo llega al sprint final como puntero y con la imagen de que es un equipo aplomado. Pero, a la vez, sus rivales más cercanos en la pelea parecen irse deshilachando, es decir que el combo se ve potenciado.

Aunque River siga estando fuerte únicamente en lo que hasta ahora mostró (jugando de local) y sin modificar sus vaivenes (cuando sale de casa), da la sensación que le alcanza. Habrá que ver ahora cómo se lleva con la punta, una posición que marea y hasta viene acompañada de una cierta carga de ansiedad. Si no sufre de vértigo, tendrá el objetivo al alcance de su mano...