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El extraño caso de Josh Lueke

ST. PETERSBURG, Florida -- El lanzador de los Rays de Tampa Bay, Josh Lueke entró a esta temporada bien posicionado para apoderarse de un puesto en el cuerpo de relevistas y, hasta el momento, se puede decir que ha hecho una labor "promedio" con un ERA de 3.48 en 10.1 entradas, aunque en siete de sus nueve salidas han sido en derrotas de Tampa Bay y las dos victorias, pues, 8-1 contra los Vigilantes de Texas y 16-1 contra los Yankees de Nueva York. En el argot anglo del béisbol, eso se llama "garbage innings".

Sin embargo, la presencia de Lueke en los montículos de las Grandes Ligas podría abrir una Caja de Pandora no solo para los Rays, sino para MLB en general si es que una reciente campaña en las redes sociales gana tracción.

Es harto conocido en círculos del béisbol que en el 2008 Lueke, en aquel entonces un prospecto en el sistema de desarrollo de los Vigilantes, fue acusado por violación agravada. En una noche de bebidas en una barra de Bakersfield, California, en donde estaba lanzando para la filial Clase A de Texas, Lueke acabó en su apartamento con una mujer que luego lo acusó de violarla y sodomizarla mientras ella estaba desmayada. Pruebas de ADN probaron cierta la historia de la mujer y Lueke eventualmente negoció un trato con la fiscalía.

En vez de ser acusado por violación agravada, el lanzador se declaró culpable de privación de libertad con violencia, un cargo menos grave que le salvo de tener que convertirse en un ofensor sexual registrado. Su castigo, una sentencia suspendida de los 42 días de cárcel que cumplió mientras estaba sumariado.

El caso de Lueke se encendió como la pólvora esta semana gracias a una columna publicada en el portal deadspin.com, en donde la autora, Stacey May Fowles, hace un llamado a recordarle a Lueke en todo momento que "es un violador" utilizando las redes sociales.

La columna ha levantado un debate sobre violencia de género y como el mundo de los deportes aparentemente mira hacia el otro lado en estos casos. Claro está, el otro lado de la moneda es que Lueke cumplió, y sigue cumpliendo con las órdenes del tribunal. La justicia fue servida. ¿Es así?

El caso de Lueke no es el primero, ni será el último, desgraciadamente, de un atleta que comete una falta tan nefasta como un ataque sexual contra una mujer.

Kobe Bryant, Mike Tyson, Ben Roethlisberger y Jameis Winston pasaron por lo mismo, y sus historias de "redención" y que han "superado esos obstáculos" son la orden del día en el periodismo deportivo.

Al mismo tiempo, otros atletas han cometido faltas de otra índole -- Michael Vick, Ray Lewis, por ejemplo -- mientras en el mismo mundo del béisbol podríamos hablar de todos los que han sido suspendidos por sustancias para mejorar el rendimiento.

El caso de Lueke, sin embargo, es uno que es particularmente extraño porque no se trata de una estrella. Se trata de un lanzador promedio que apenas ha lanzado 56 partidos en las mayores en las últimas tres temporadas y tiene el derecho a devengar un salario de $504,000.

En el 2011, cuando Lueke estaba con los Marineros de Seattle, dijo que "los jugadores y la gente que me conoce saben que eso fue una cosa como un accidente extraño. No pasan juicio. Gente de mente te aceptarán por lo que eres y tomarán sus propias perspectivas versus alguien que estrictamente lee los periódicos o que nunca te han conocido.

En realidad no me preocupo con lo que la gente piensa. Creo que siempre he sido así. Yo solo tengo que mantenerme positivo en mi día a día. Como mi papá dice, 'naciste con piel gruesa'".

En el mundo políticamente correcto de Major League Baseball, esto tiene que sonar como cuando una pasa las uñas por una pizarra. Se me hace difícil pensar que este es el mensaje que MLB quiere enviar y definitivamente esta no es la imagen que los Rays quieren proyectar.

Y dicho sea de paso, en ningún lugar de ningún sitio de Internet, sea MLB, NBA, NFL o las asociaciones de jugadores de cada uno de estos órganos rectores, que profesan la vida sana en cuerpo sano, se habla sobre la violencia de género, ni mucho menos sobre las conductas aceptables y no aceptables, según su filosofía.

La pregunta se cae de la mata: ¿Debe ser un historial criminal de violencia de género un impedimento para jugar en las Grandes Ligas? Quizás ha llegado el momento para que la corte de opinión pública emita un veredicto.