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Vivir sin Tiger

El problema es que Woods hizo ver una película de ciencia ficción. Algo que no era real Getty Images

BRISTOL -- Vivir sin aire fue una enorme balada del grupo Maná en los años 90. Vivir sin Tiger es un enorme desafío que el PGA Tour en particular, y el golf en general, tendrán que empezar a descifrar. No es que Tiger vaya a dejar de jugar, porque todavía le quedan muchos años más de carrera, pero estos momentos en que no juega, los torneos y la televisión lo sienten.

Hace poco escribía que hubo grandes Masters antes de Tiger y que los habrá cuando deje de jugar, y algo similar ocurre con el PGA Tour.

El problema es que Woods nos mal acostumbró, especialmente a la gente que ve golf en nuestra región.

En 1989, ESPN llegó a Latinoamérica, en 1991 empezaron las transmisiones en español y por primera vez en 1994 se pudieron ver el Masters y el Open Championship en vivo. A partir de 1995 en forma continua los golfistas de esta parte del mundo tuvieron a través del canal todos los Majors, todos los World Golf Championships e infinidad de torneos del PGA Tour, Senior, LPGA, algunas Ryder y President´s Cup. Por si fuera poco, en 2006 llegó Golf Channel a la región y el golfista puede ver absolutamente todo lo que se juega en el mundo.

En aquel 1994, Tiger Woods ganaba su primer US Amateur y la locura alrededor de este chico comenzaba. En ESPN tuvimos la suerte de llevarles a Uds casi todos los momentos más importantes de su carrera. Los siguientes dos US Amateurs, su primer triunfo en el tour, su primer Major, su primer corte fallado y muchas de sus grandes victorias.

El problema es que Woods nos hizo ver una película de ciencia ficción. Algo que no era real.

Antes de su llegada al gran mundo del golf, el tour ya gozaba de buena salud, había jugadores increíbles y los grandes torneos tenían definiciones que nos dejaban asombrados a todos. Los duelos de Norman y Faldo en St.Andrews y Augusta, Ballesteros peleando contra todos, la elegancia de un tipo como Payne Stewart, el talento de jugadores como Azinger, Woosnam o Price, hacían del tour algo fascinante. Llegó Tiger y todos parecían dos cifras de hándicap. El mundo puso sus ojos en este chico que empezó a hacer cosas tan increíbles que nadie más quiso ver a otros jugadores. La audiencia televisiva empezó a llenarse de gente que jamás había jugado al golf, el público empezó a volcarse a las canchas en forma mucho más masiva, y el golf empezó a transformarse en algo "cool" para los chicos.

Hoy, el golf siente su ausencia.

Más allá que la semana pasada el Players demostró que aun sin Tiger la gente seguirá yendo a los torneos (hubo la misma cantidad de espectadores que en 2013), los ratings de la televisión, aún con una definición fabulosa, sintieron la falta del defensor del título.

Hemos tenido en nuestra región la enorme suerte de empezar a disfrutar el golf por televisión en el mismo momento que Tiger aparecía.

Está claro que para el negocio del golf no es fácil vivir sin Tiger, pero les aseguro que el juego seguirá siendo fascinante aún sin él. Igual que lo era antes de su llegada.