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Por un campeón legitimo

Luego de 17 fechas irregulares y una liguilla que no desentonó con ello, la final ha abierto "con fuego", con la vitalidad y la clase que solo dos equipos como León y Pachuca pueden brindarnos. Los primeros 90 minutos en León fueron espectaculares y la promesa de lo que veremos el domingo en Pachuca es aún más ilusionante. En un torneo mediocre, en una liguilla mediocre, todo apuntaba a un campeón mediocre. No será así. León y Pachuca, en medio incluso de la polémica en el tema de la multipropiedad, han terminado dignificando al futbol.

LOS ANGELES, CA. -- Por cómo fue y por cómo se dio el torneo, existían ciertas dudas sobre la autenticidad del que a futuro sería el campeón. Hoy, esas dudas se han disipado, se han acabado mientras el balón rodaba vertiginosamente de norte a sur dejando tras de si una estela de emociones y de momentos inolvidables.

Intenso, dinámico, espectacular y por momentos bien jugado. Tratemos de no guardarnos ningún epíteto para los primeros 90 minutos de la final. León y Pachuca se entregaron plenamente y respondieron, primero, a la alta responsabilidad que tenia sobre la cancha y luego a la enorme expectativa que genero el duelo.

El León sigue jugando mejor que nadie cuando se trata de hacer futbol: su circuito de medio de campo -Vázquez, "Gullit", Montes y Cárdenas++ es infalible, genial, carismático. Genera grandes oportunidades de gol que los delanteros no han podido aprovechar. Si el León terminara con gol por lo menos el 30 por ciento de las ocasiones que genera, todavía estaría vivo por la Copa Libertadores.

Y el Pachuca es un "equipo que juega a matar o morir", vertical, rápido, instintivo, tan juvenil como la sangre de Damm, de Pizarro, de Lozano, tan experimentado y solido como las intervenciones de Oscar Pérez y tan peligroso como los aromas de un goleador como Enner Valencia que ha marcado 18 goles en poco mas de cinco meses.

León y Pachuca tienen, además, dos entrenadores que desde la banca transmiten las indicaciones correctas: buscar siempre la portería contraria. Atacar, atacar, tratar de hacer daño al rival y no preocuparse por lo que pueda suceder.

Defectos también tienen, por supuesto. El León parece un equipo lento al momento de defender y el Pachuca deja grandes espacios cuando desdobla vertiginosamente hacia el lado contrario de la cancha. Sus fallos, sus desperfectos, terminan desapareciendo por las "otras" bondades que son parte de su juego.

Yo comentaba, sobre el trepidante final del partido, que si se hubieran puesto de acuerdo -en relación al multicitado tema de la multipropiedad- lo habían hecho de manera magistral, soberbia, fantástica. No fue así. Los futbolistas y los entrenadores se comportaron como lo que son: grandes profesionales. Pero la multipropiedad sí que tiene que ver, finalmente, en el rendimiento futbolístico de estos equipos. Para conformar al León o al Pachuca, el grupo tiene una ventaja considerable: un universo de mas 200 jugadores de donde buscar y encontrar talento. El León fue, al final del día, un producto de los "desechos" del Pachuca y el Pachuca encontró los métodos para el cambio generacional que necesitaba su plantilla a través de los que rescato en su propio entorno.

Pero no ensuciemos la cancha (mas de lo que está en el entorno). La polémica arbitral no afectó el inicio de la final en México. El joven árbitro dejo de marcar un penalti, no vio o no quiso ver una agresión del "Chema" Cárdenas y aguanto una fuerte reclamación de Rafael Márquez, pero no fue factor en el juego, de ninguna manera.

Hemos 90 minutos fantásticos en el inicio de la final. Y a esto le falta, le faltan mas goles, mas emociones, mas momentos y mas para definir a un campeón en lo que podría la final mas espectacular y mejor jugada en la historia de los torneos cortos.

El domingo tendremos un campeón y será, contrario a lo que muchos suponíamos, un campeón legitimo, autentico y muy digno.

@Faitelson_ESPN