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Un día inolvidable en San Pablo

SAN PABLO (Enviado especial) -- Alertados del caos de tránsito de San Pablo, habitual en cualquier momento del año y exacerbado por el desarrollo de una Copa del Mundo, tomé las previsiones correspondientes. El taxista recibió la indicación en un castellano pausado: "Del aeropuerto de Congonhas al Arena Corinthians, sin escalas".

Mi castellano pausado no surtió efecto. El chofer no me entendía. Ahí me di cuenta que la denominación del estadio no estaba en su glosario. De repente dije "Itaquerao" y arrancó.

Alrededor de las 10 de la mañana, la autopista era prácticamente un pasaje deshabitado. Una situación totalmente grata e inesperada. Sin embargo, todo lo que puede salir mal, va a salir mal como reza la Ley de Murphy.

El taxista parecía no saber cómo llegar. En cada puesto policial preguntaba por dónde tomar. A todos los efectivos les repetía que yo era periodista de Argentina. No tengo claro si era la mejor carta de presentación.

Después de 100 consultas, y cuatro horas y media antes del inicio de la ceremonia inaugural de Brasil 2014, llegamos a la cancha. Pero los contratiempos continuaron.

Para llegar al centro de prensa tuve que pegar una vuelta infernal. En un momento, pensé que estaba volviendo a Belo Horizonte. Los voluntarios, muy voluntariosos pero con poco sentido de ubicación. A medida que pasaba el tiempo, el hambre apremiaba. Cuando vi dónde quedaba el restaurante y la cola de gente que había, desistí.

También estuve a punto de desistir de tomarme el ascensor. Pero al ver que la tribuna de prensa quedaba en el piso 9, cambié de opinión. La fila avanzó lenta, nos apretamos un poquito y llegamos. Justo alcancé a ver en la pantalla cuando Erica aceptó la propuesta de matrimonio. Su novio se ganó una ovación.

Los pocos espacios blancos eran fácilmente detectables por el amarillo prdominante. La ceremonia inaugural duró 25 minutos. No hice cuentas, pero tal vez esperé más al ascensor. Colorida, prolija, autóctona. El primer acto referido a la naturaleza fue lento. Sí, como el ascensor.

Siguió el 2º acto dedicado a la gente, el amor por la vida, la diversidad y la pasión por la música y el baile. El fútbol apareció en el 3º, con una pelota gigante en el centro del campo y decenas de chicos haciendo jueguitos, con algo de ayuda.

El momento esperado fue el show musical, a cargo de Jennifer López, Claudia Leitte, Olodum y Pitbull, con una remera brasileña.

Más allá de las críticas generales, tengo que admitir que me gusta "We are one", el tema oficial del Mundial. ¿O será la emoción de estar acá? Y bue, con el Waka Waka me pasó lo mismo.