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Fiesta tricolor

BELO HORIZONTE (Enviado especial) -- Por primera vez en la historia, Belo Horizonte se vistió de amarillo, azul y rojo. Ni Cruzeiro ni Atlético Mineiro tienen los colores que hoy adornaron la capital de Minas Gerais desde la madrugada. Es que aquí, en el remodelado estadio Mineirao, debuta la Selección Colombia en la Copa del Mundo y por eso la Tricolor está omnipresente en todas las calles de la ciudad.

En la entrega de ayer de este blog contábamos que los colombianos eran mayoría en el aeropuerto. Hoy, ese número se multiplicó y la marea amarilla tiñó no sólo los alrededores del campo de juego, sino todo Belo Horizonte. El estadio Governador Magalhães Pinto tiene capacidad para unos 70.000 espectadores, que en este partido serán mayoría de colombianos.

"Que tarde tenemos que ganar" es el canto que más se escucha entre la gente que espera por asistir al encuentro más importante de los últimos años para el fútbol cafetero. Es que desde 1998 que el pueblo colombiano no siente la gloria de disputar un Mundial y había una necesidad muy grande por estar presente en esta fiesta. Por eso, todos los que tuvieron la oportunidad no dudaron en emprender el viaje. Como Jorge, que llegó en auto desde Cali después de una odisea de diez días: "El viaje valió la pena para vivir todo esto", afirmó.

Hay cientos de historias en las calles mineiras, todas vestidas de amarillo. Como por ejemplo la de siete amigos bogotanos que se juramentaron estar presentes en este partido después de celebrar la clasificación en el Metropolitano de Barranquilla. Ellos traen camisetas amarillas, azules y rojas, cada una con una letra y forman la palabra "Colombia".

También hay muchos niños, que jamás en su vida habían visto a su Selección en una Copa del Mundo. Jóvenes menores de 16 años, fanáticos del fútbol, que por primera vez sentirán lo que sintieron sus abuelos en Chile 62, o sus padres en Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98. Ellos son los que más feliz están. Como por ejemplo Jackson, el tocayo de uno de los delanteros del equipo: "Para mí es un sueño y sé que Colombia va a ganar".

Lo que más se puede sentir en las canchas y dentro del estadio es la felicidad de la gente por volver a ser. Es como que lo primero que necesitaba el hincha colombiano era volver a sentirse importante. Algo similar a lo que dijo José Pekerman en la rueda de prensa: "Esta clasificación es importante porque vuelve a poner a Colombia entre los mejores". Y eso se puede sentir en los minutos previos al choque con Grecia.

Es cierto que son mucho más los colombianos, por la pasión que hay en esa tierra por el fútbol y por la cercanía con Brasil, sin embargo, también hay hinchas griegos en Belo Horizonte, claro. Son grupos pequeños, de cuatro o cinco, pero muy ruidosos y pasionales. Fue bastante difícil -por no decir imposible- conversar con ellos debido a una cuestión idiomática, aunque uno de ellos, Angelos, hablaba inglés y dijo que estaban convencidos de que éste será su mejor Mundial.

Como siempre ante el debut de tu Seleccionado en una Copa del Mundo, las expectativas son las mejores. Pero esta vez Colombia no tiene el existismo exacerbado de otros tiempos. Han aprendido la lección de no creerse campeones antes de jugar y, aunque claro que hay confianza, los hinchas saben que nada será fácil. Así lo resumió Ángel, un cucuteño que llegó junto a su familia: "Tenemos un buen equipo, pero falta Falcao y es un grupo difícil. Vamos a ganar pero hay que tener cuidado". Claro que también se mezclan los mensajes desmesurados, pero no son la mayoría.

El recuerdo del ídolo también está presente en el Mineirao. Decenas de camisetas con el nueve y el número de Falcao homenajean al crack que no jugará el Mundial pero que sí ya está junto a sus compañeros en el estadio. También hay casacas de James Rodríguez, Teófilo Gutiérrez y Mario Yepes.

Así vive Colombia los minutos previos de su gran fiesta en Belo Horizonte. Sólo falta que ruede la pelota y las buenas sensaciones se conviertan en realidad. A jugar, por fin.