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Fallan las reglas en el Marlins Park

Tarde o temprano tenía que pasar. La nueva regla sobre bloqueos del home por parte de los receptores y las revisiones de las jugadas en manos de una suerte de comité de apelaciones a distancia fallaron estrepitosamente y le costaron el triunfo a un equipo.

Pasó en el primer juego de una serie de cuatro entre los Rojos de Cincinnati y los Marlins de Miami en la Capital del Sol.

Ganaban los Marlins 1-0 en la parte alta del octavo cuando los Rojos llenaron las bases con un out.

Todd Frazier elevó al jardín derecho para el segundo out y Giancarlo Stanton tiró perfecto al plato para liquidar fácilmente en doble matanza salvadora a Zack Cozart.

El manager de Cincinnati, Bryan Price, reclamó que el cátcher Jeff Mathis había bloqueado la goma indebidamente.

Tras la apelación, los árbitros revirtieron la decisión y decretaron válida la anotación de Cozart, a pesar incluso de que este ni siquiera pisó el home y siguió camino al dugout, sabiéndose out por la clásica milla.

De esta manera, el juego se empató y el siguiente bateador, Ryan Ludwick, disparó cañonazo al jardín central que remolcó otras dos carreras para el balance final de 3-1.

Basta ver la repetición del video para darse cuenta que Matthis no estaba bloqueando el plato, sino simplemente esperando el tiro de Stanton que venía justo en esa dirección.

Fue una acción eminentemente defensiva, sin doble intención, en una jugada tan clara que sólo un tecnicismo tan ridículo podía evitar que el corredor fuera puesto fuera de circulación.

OK, entiendo que el deporte va modificándose en aras de proteger al atleta de lesiones graves e innecesarias, pero de ahí a quitarle la esencia al juego va un tramo largo.

El béisbol no es un juego de 'hermanitas de la caridad' y si bien es cierto que entradas como la famosa colisión de Pete Rose a Ray Fosse en el Juego de Estrellas de 1970 son brutales e inaceptables, tampoco se puede convertir esto en un partido de ajedrez, donde un tablero de por medio impide el contacto físico entre los contrincantes.

La jugada del jueves en la noche en el Marlins Park fue una común y corriente y apelarla me parece hasta poco ético del propio manager Price, pues no había la más mínima oportunidad de que el corredor anotara.

Grandes Ligas emitió hoy un comunicado ratificando la aplicación de la nueva regulación 7.13, algo que no es de extrañar, pues lo raro sería que Bud Selig y compañía aceptaran alguna vez un desliz y apenas el texto se limita a reconocer que en esta ocasión, los seis minutos que tomó la revisión de la jugada fue excesivo, en comparación con los aproximadamente 120 segundos que lleva ese trámite.

A veces da la impresión que hay fuerzas oscuras dentro del propio béisbol tratando de destruir el pasatiempo nacional para convertirlo en un juego de 'Playstation' o 'Xbox'.

Son esas mismas fuerzas que se sienten ofendidas y consideran políticamente incorrecta la intensidad cada vez más inusual con que los dominicanos David Ortiz y Carlos Gómez o el cubano Yasiel Puig salen a jugar al terreno.

Ni Big Papi, ni Gómez, ni Puig son villanos, como tratan de hacerlos ver. Los que de verdad aman el béisbol agradecen que todavía haya peloteros de esa especie lamentablemente en peligro de extinción.

Y en cuanto a las reclamaciones de decisiones arbitrales, tal como ocurre en la NBA o la NFL, deberían ser los propios umpires quienes revisen los videos y tengan la potestad de ratificar o revertir sus sentencias.

Pero ese comité a larga distancia que nadie sabe a qué intereses responde (y que me digan paranoico si quieren) no debe tener en sus manos la facultad de decidir el destino de lo que ocurre a cientos de millas.

Y para colmo de males, son entonces los árbitros en el terreno los que tienen que manejar exabruptos justificados como el que formó Mike Redmond, mentor de los Marlins, al sentir que le robaron la victoria.