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¿Crea por destruir o destruye por crear?

LOS ÁNGELES.-- Escribió Jorge Luis Borges: "Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?".

Que ovacionen a Jorge Vergara por intentarlo. Por intentarlo siempre con el Guadalajara.

Pero, también, que reclamen e increpen a Jorge Vergara porque es el voraz parásito de sus propias obras.

Es difícil precisar si Jorge Vergara disfruta edificando proyectos de entre los vestigios, o si concibe y se emociona con las ruinas que le dejará construir proyectos.

¿Crea para destruir o destruye para crear? La simbiosis de Jorge Vergara con Chivas es un acto de terrorismo suicida.

Es evidente el talento para crear y procrear Paraísos, así como es evidente la casi lasciva perversidad para destruirlos.

Y se confronta otra crisis, otra encrucijada. Tras embaucar con la complicidad pollina de los arqueros contrarios, a zapatazos inocentes de Fernando Arce, Chivas creyó que con cuatro puntos de seis posibles, se encumbraba a la salida del infierno en la Tabla de Porcentajes.

Los espejismos son el acto más cruel de auto tortura. El auto engaño hace más dolorosa la agonía.

Y Chivas, ahora suma nueve goles recibidos en tres juegos: un amistoso ante el Milan; un liguero ante Pachuca, y un copero ante su filial, Coras de Tepic.

Las derrotas le llegan en un pomo con cicuta incluida. Un Milan en crisis, y un Pachuca en crisis.

Y, lo más grave, Coras es el hijo putativo de la crisis de Chivas, es decir, el 3-1 de la Copa MuyEquis, es una goliza de la crisis a la crisis.

Días antes, Rafa Puente había dicho que el entorno era el culpable de la inestabilidad en Chivas, y se negaba ponerle el traje de reo de la crisis al equipo.

Ha agregado, en declaraciones a Mural, que él es el único culpable de lo que le pasa a Chivas, y se arroja al foso de los sacrificios inútiles, donde pululan almas en pena, tratando de rescatar a Jorge Vergara.

Culpable sin duda del desencanto y caos de Chivas, hay un airado e indulgente pronunciamiento de Vergara cuando dice: "Yo no puedo bajar y anotar los goles que fallan; ni puedo bajar y recuperar los balones que pierden, o dar bien los pases que ellos entregan mal".

Las acusaciones del dueño de Chivas son claras. Los destinatarios son sus jugadores. Y esa es una gran verdad, aunque evidentemente él ha aprobado a quienes eligen a los técnicos, a los refuerzos y a los jugadores que se quedan.

Pero, es claro, además, los hombrecitos multimillonarios que deambulan en la cancha han dejado de hacer su trabajo, y han traicionado su compromiso y deleite de vida.

1.- ¿Quién puede restituirle el gol a un Aldo de Nigris con 25 juegos y sólo cuatro anotaciones?

2.- ¿Quién puede recuperar al Omar Bravo que resucitó en el aborrecido Atlas, y que en su momento se negaba a regresar a Chivas?

3.- ¿Quién puede rejuvenecer a un Carlos Salcido que ya no puede anticipar, recuperarse y despojar como hubo un tiempo en que sí pudo?

4.- ¿Quién puede trepanar las meninges de Ángel Reyna y conseguir de él que emerja como el fantástico futbolista que ha demostrado que puede ser, pero, ojo, sólo cuando quiere, y generalmente quiere tan poco?

5.- ¿Y el valeroso, ejemplar y encomiable 'Chatón' Enríquez, héroe olímpico, medallista de oro, jugando incluso la Final con el dolor de una lesión de meniscos, en qué callejón de sus fracasos e indisciplinas reiteradas se perdió?

6.- ¿Carlos Fierro y Giovanni Hernández se rindieron de los torneos anteriores de ser carne de cañón y han cedido, confundidos y abandonados, a la autocomplacencia de que la salvación de estas Chivas en zona de descenso, es responsabilidad de otros?

El patíbulo es amplio e insaciable. Es una hiena que devora a todo aquel que desfile con el olor azufroso de culpable. Y puede, por supuesto, entregarse a esa voraz criatura, como carnadas, a Rafa Puente, a Paco Palencia y a Carlos Bustos. De entrada, como autoridad, como cabezas de proyecto, como escudo frágilmente obligado de los futbolistas, aparecen como los torpes de esta película de horror en la que Chivas genera carcajadas que escoltan su ridículo.

En la inmediatez, Santos en la Liga y Zacatepec en la Copa se relamen los bigotes con estas Chivas.

¿Quiere Vergara soluciones? Debe involucrarse en ellas. Omnilife puede prosperar con, sin y a pesar de él. Queda claro que Puente y Bustos, y un Palencia casi en el frontera de la separación, no pueden pastorear a un Rebaño con fetidez de Liga de Ascenso.

Porque en el dejar de hacer y decidir, que es la forma más fácil y traidora de decidir, la responsabilidad confronta a todos.

Donde está aquella promesa de "entrenar dos veces al día si es necesario", o el "estaremos cerca del jugador para que recupere la confianza", o el "vamos a exigirles porque los futbolistas son quienes pisan la cancha".

Hay descuido dirigencial y del técnico. Los milagros en el futbol no se consiguen con veladoras ni en las iglesias, sino en la cancha y con disciplinas extremas.

Juramentos incumplidos. De todos. De quienes editaron el manual de la salvación, que hoy no cumplen, y de quienes debían ejecutarlo y cumplirlo.

Pero, el problema con Jorge Vergara es el mismo: ¿su obsesión es construir para destruir o destruir para reconstruir?

Por eso, apelando a la proclama inicial de Borges, la catedral de Vergara, en futbol, estará siempre, estrictamente, entre las nuevas ruinas y los viejos proyectos.