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¿Se debe ser sincero o no en el béisbol?

A través del tiempo, en el periodismo deportivo ha existido una fuerte crítica sobre la frecuente falta de franqueza en las declaraciones dadas por los jugadores de los diversos deportes profesionales.

Frente a un micrófono, muchos deportistas, en particular los que están rodeados día tras día de fuertes contingentes mediáticos, se limitan a declaraciones resguardadas y faltas de sustancia, utilizando frases trilladas como "tomar las cosas un partido a la vez", "dejar el pasado atrás" y "dar el 100 por ciento y enfocarnos en lo positivo".

No obstante, cuando un jugador toma la inusual postura de declarar llanamente lo que siente o de simplemente llamar las cosas por su nombre, surgen también críticas por no expresar lo que es aceptado como "políticamente correcto".

Hay innumerables ejemplos para traer a colación, pero entre los más recientes podemos destacar las palabras del abridor del Juego de Estrellas Adam Wainwright cuando dijo que "le puso la bola" al campocorto Derek Jeter en su decimocuarta y última aparición en el Clásico de Verano.

Wainwright dijo que lo había hecho porque entendía que el legendario capitán de los Yankees de Nueva York "se merecía" unos cuantos lanzamientos por el medio del plato.

De inmediato no faltaron las críticas contra el as de los Cardenales de San Luis por "hablar demás", teniendo que llegar incluso a retractarse en vivo en la transmisión televisiva en Minneapolis, argumentando que se malinterpretaron sus palabras.

Yo estuve presente entre el numeroso grupo de periodistas al cual Wainwright dio sus declaraciones en Target Field, y eso fue exactamente lo que quiso decir. Pero no hay lugar para la admisión de haber metido la pata diciendo la verdad.

Shawn Kelley pecó del mismo mal de hablar sin tapujos tras otra humillante derrota de los Yankees ante los Orioles de Baltimore la noche del miércoles en Camden Yards.

El relevista neoyorquino, en parte responsable del brutal revés al permitirle un jonronazo de tres carreras a Adam Jones en el octavo inning, señaló al finalizar el partido que para el equipo era mucho más realista pensar en conseguir el segundo comodín de la Liga Americana que en ganar la división.

Tras ser barridos en sus dos partidos en Baltimore, donde fueron superados por un diferencial de 10 carreras, los Yankees continúan cimentados en el tercer lugar del Este de la Americana, a ocho juegos del tope de la tabla, ocupado cómodamente por los Orioles los últimos 69 días.

Los Yankees han perdido ocho de los 11 juegos que han disputado ante sus rivales divisionales, colocándose ahora a tres juegos y medio del segundo comodín, controlado en un doble empate por Detroit y Seattle, y donde también son aventajados por medio partido por Toronto.

El primer comodín de la Americana les pertenece actualmente a los Angelinos de Los Ángeles, que han extendido su ventaja a cinco juegos y medio al ser uno de los equipos más sólidos en Grandes Ligas, registrando uno de los mejores récords, con marca de 70-49.

La realidad para los Yankees es que, fuera de una increíble racha y asumiendo que no habrá lesiones significativas en los demás clubes contendores, el comodín es precisamente a lo único que pueden aspirar en la actualidad.

Con 43 partidos restantes esta temporada, Nueva York cuenta con marca de 61-58, una victoria menos que las que tenía a estas mismas alturas en el 2013.

El año pasado, los Yankees igualaron a los Orioles en el tercer lugar divisional tras finalizar la campaña con marca de 85-77, la cual los llevó a perderse los playoffs por segunda vez en 19 años. Fue el peor récord global para los Yankees desde 1992.

Pero, como ha sido característico de Jeter en sus 20 años de carrera en Nueva York, el capitán dijo lo políticamente correcto tras la derrota del miércoles en Baltimore: "Tenemos que jugar mejor y buscar la forma de ganar ... todavía no nos podemos preocupar porque tenemos control de nuestro destino".

Asimismo hizo el cátcher venezolano Francisco Cervelli, afirmando vehementemente que nadie podía dar a los Yankees por eliminados y que él no se iba a ir a su casa el 28 septiembre, cuando está programado el último partido de temporada regular ante los Medias Rojas en Fenway Park.

Incluso el socio mayoritario de los Yankees, Hal Steinbrenner, que se gastó $500 millones de dólares para mejorar al equipo en la temporada baja, declaró durante las reuniones de los dueños de Grandes Ligas, celebradas precisamente en Baltimore, que era evidente que el equipo necesitaba jugar mejor, pero que "confía" en que todavía había tiempo para ganar terreno.

Yo sinceramente comprendo que es claro que eso es lo que quieren escuchar los fans de los Yankees, que aún hay esperanza de ganar la división, independientemente de cuál sea la realidad.

Pero sencillamente me atrevo a ofrecerles las palabras de un escritor mucho más talentoso que yo, el cantautor español Joan Manuel Serrat, que un toque de genio escribió una de mis frases favoritas: "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio".

O si prefieren una rima popular del gran Antonio Machado: "La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés".