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Hombre correcto para misión imposible

El béisbol de las Grandes Ligas está en un punto en el cual tiene que reinventarse. Todos los números indican que está perdiendo fanaticada, con cada ciclo de agencia libre se ven los problemas económicos y el desgaste en general que el deporte ha vivido con los casos de los esteroides, entre otros, son suficientes banderas de alerta.

El jueves, los dueños tomaron la decisión de elegir a Rob Manfred, actual Principal Oficial de Operaciones de MLB, para sustituir al comisionado Bud Selig a partir de enero.

Manfred, un experimentado abogado de derecho laboral, lleva 27 de sus 55 años de vida ligados a MLB y fue parte de las negociaciones de los últimos tres convenios colectivos, algo que en un inicio le da cierto nivel de tranquilidad a los dueños mirando hacia el 30 de noviembre de 2016, fecha en la cual expira el actual convenio.

Pero más importante que su conocimiento de las entrañas de ese contrato laboral, Manfred se ha caracterizado durante su carrera por ser un ejecutivo íntegro sin tomar posiciones preferenciales entre la gerencia y los jugadores. Pasados presidentes y directores ejecutivos de la Asociación de Jugadores han dicho una y otra vez que Manfred ha sido instrumental en mantener las líneas de comunicación abierta entre las partes, aún en los tiempos más difíciles, especialmente en la huelga de 1994, cuyo aniversario celebramos recientemente.

Para mantener las líneas de comunicación abiertas se necesita paciencia y Manfred necesitará mucha cuando tome las riendas de lleno.

Quizás el reto más grande que Manfred enfrenta recae en como renovar la cara del béisbol tras 22 años del Selig.

Hasta cierto punto, el béisbol se encuentra en una intersección interesante y su éxito en el futuro va a depender de las decisiones que se tomen ahora. Por más que los puristas quieran negarlo, es un hecho que otras ligas, como la Major League Soccer y el National Hockey League, están haciéndole mella a la base de fanáticos tradicionales de MLB.

En mercados pequeños y medianos, como los son Kansas City, Tampa Bay y hasta Dallas, es claro que los números van a decadencia. Y gran parte de ello tiene que ver con el hecho de que Selig, por todas las decisiones buenas que tomó, hizo muy poco para llevar el béisbol al Siglo XXI.

A Manfred le tocará presidir sobre varias crisis incipientes en el béisbol. Primero está el curso que el deporte tomará ante la era post-esteroides. A pesar de los muchos pasos que ya se han tomado, MLB sigue atrás en sus protocolos de dopaje. Más importante que los protocolos también está la escuela de pensamiento que entiendo que los castigos vigentes no son los suficientemente fuertes para ser permanentemente efectivo.

Esto es particularmente importante en la fiscalización de las operaciones de los equipos en las academias de desarrollo en República Dominicana y Venezuela, que tras algunos cambios cosméticos, todo tiene a indicar que el progreso es poco.

La segunda y tercera crisis vendrá como un monstruo de dos cabezas. La expiración del convenio colectivo en el 2016 coincidirá desafortunadamente con el hecho de que varias franquicias estarán tan económicamente fatigadas que contracción no está fuera de la realidad.

Las lecciones aprendidas con el fracaso de los Expos de Montreal parece no haber hecho impresión suficiente como para MLB esté mirando la salud fiscal a mediano y largo plazo y eso, más temprano que tarde, explotará.

Con esto dicho, a todas luces parece que Manfred es el hombre mejor capacitado para asumir el rol titánico que será el del Comisionado en los próximos tres años. Le deseamos buena suerte y que esto no se convierta en una misión imposible.