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El América de y para la televisión

La necesidad de ofrecer espectáculo es inherente en la vida de un equipo como el América. Es un club que vive y depende de la televisión. Es un equipo que despierta emociones y pasiones cada fin de semana. Es un equipo que se sintoniza para verlo ganar, perder, sufrir o gozar. El América debe entender eso. Su perfección, su liderato general, no le basta. Necesita más porque a diferencia de otros, las formas, las maneras aquí cuentan por encima de todo.

LOS ANGELES, CA.- El más grande y más influyente aficionado del América es el que tiene "el control" en la mano. El control de la televisión.

El América es un equipo que vive de y por la televisión. Es un equipo que debe tener en cuenta al entretenimiento como su máxima misión a través de un deporte llamado futbol. El América es un producto de la TV, como puede ser una novela, un programa de noticias y o de espectáculos. El América debe combinar muchas características en la cancha, pero la principal, es que debe enfocarse siempre en ofrecer un espectáculo.

Los números son buenos. El hecho de ser líder general, la condición de sentirse "el mandón" del campeonato parece que viene incluido en su ADN. La perfección que de pronto presume, también, pero el América tiene futbolistas y un entrenador para jugar de manera más atractiva en la cancha.

Las primeras cuatro jornadas han estado llenas de parajes positivos en términos estadísticos. Digamos que el América hace lo que tiene que hacer para ganar: en la fecha-1, en León, aprovechó un desconcierto del portero local para comenzar con un triunfo en el campo del bicampeón. Una semana después, en el Azteca, recurrió a un arbitraje --llamémosle nervioso o dubitativo-- para derrotar con un agónico gol al equipo de Tijuana. Fue a Puebla para meterle cuatro a un rival inexistente y la semana pasada ganó en Monterrey, a un Tigres que presentó su peor faceta del campeonato. Es inobjetable que el América está en una campaña de gran poder, que el equipo se ha apuntalado, que entiende cada día más lo que pretende Antonio Mohamed, que cada vez se aleja más de los antiguos aromas del cuadro de Miguel Herrera y que aún con ausencias por lesión, suspensión o como la que tendrán que afrontar ahora por la exportación de Raúl Jiménez, han encontrado los métodos para salir adelante.

Y recuerdo a algunos entrenadores como Manolo Lapuente que, ante la petición de otras condiciones futbolísticas en el América, enseguida recurrieron a una salida falsa: "Aquellos que quieran espectáculo que vayan al circo". Lo mismo se le exigió, en su momento, a otros personajes como Ramón Díaz, Mario Carrillo y Alfredo Tena.

El América está bien y de buenas, pero el América es también el mayor producto de televisión que tiene el futbol mexicano. El aficionado enciende la televisión para verlo ganar, perder, sufrir, gozar, llorar y reír. El América es una fórmula de entretenimiento, de diversión, en la cancha, debe ser tan intrigante como una telenovela, tan morboso como un noticiario, tan colorido como un programa de concurso. El América tiene que dar espectáculo.

@Faitelson_ESPN