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Cubo Torres, al Tri el limosnero de Bogotá

LOS ÁNGELES -- Hace dos años y 11 meses, recibió un premio. Pero le sabía a castigo.

Revisaba la corteza del fruto y se negaba a creer que bajo la piel áspera del castigo germinara un premio.

Hace dos años y 11 meses Érick 'Cubo' Torres fue despojado de todo por Chivas: el auto último modelo, la fascinación nocturna y las seductoras miradas femeninas.

"Pensaba que era un castigo", confesó después en Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio.

Días después entendió que estaba equivocado. Dos años y 11 meses después ratifica que estaba equivocado.

El 'Cubo' Torres, dos años y 11 meses después, vive un momento redondo: goleador en la MLS y recibe la convocatoria para la selección mexicana.

Hace dos años y 11 meses, Jorge Vergara quiso hundirlo en el éxito, hundiéndolo en la indigencia. Y porque quería salvarlo de la indigencia, quería salvarlo de las condenas del éxito.

Chivas le entregó pasajes a Bogotá, Colombia. Había sido reclutado para la terapia Gestalt de éxito en numerosos casos en algunos países del mundo.

Con un salario de 20 mil dólares al mes, con las fanfarrias hipócritas de la fama escoltándolo como "El Nuevo Chicharito", Érick Torres había empezado a vivir la vida equivocada.

La capitana de la Real Sociedad de San Sebastián, jugadora y escritora, Aintzane Encinas, por experiencias adquiridas puntualiza en Latidos de Futbolista: "Ningún hogar es más privilegiado que el que uno mismo crea".

Y El Cubo comenzó con cimientos torcidos la construcción de su hogar. En lugar de cemento, prefería el oropel.

Torres menospreció la cancha y la cancha lo menospreció a él. Menospreció el esfuerzo y el gol lo menospreció a él, y un goleador sin gol es un pordiosero, un indigente en la cancha.

Y viajó a Bogotá. A que lo vistieran de pordiosero, de indigente. Desconocía la misión. Y ese sentimiento de castigo prejuiciaba… y él viajaba prejuiciado.

En Bogotá le quitaron las ropas de marca, los atuendos de almacenes costosos. Le vistieron de harapos y lo enviaron a las agrestes calles de Bogotá. Con ese rostro aniñado y de cuna mimada, con ese adquirido hablar cantadito, era difícil pasar como menesteroso, como un limosnero urgido de pan, agua y techo.

Lo relató él mismo a Raza Deportiva: "Me mandaron a pedir limosna, a ganarme la vida en la calle, a sentir lo que sienten los desprotegidos, a valorar todo lo que yo tenía, que era tanto y no me daba cuenta".

Tras una semana de aprender a vivir sin lujos, sin fama, sin futbol, sin respaldo, con miedos, con angustias, con desesperación, con azoro, con asombros, Érick Torres aseguró haber aprendido la lección.

Entonces tenía 18 años. Hoy Érick Torres tiene 21. La MLS lo reconoce como uno de sus astros.

1. Suma 14 goles en un equipo con crisis acumuladas como Chivas USA (por enésima vez, el segundo peor en la Liga).

2. Es el primero en el porcentaje de efectividad tiros/anotaciones.

3. Es el tercer romperredes de la MLS, el sexto en disparos y décimo en disparos a gol.

Dos años y 11 meses después, Miguel Herrera lo convoca para los amistosos en San Francisco ante Chile, y en Denver ante Bolivia.

No hay garantía de nada. No hay garantía para nadie. Ni para él ni para el Tri.

Pero, Érick 'Cubo' Torres tiene presente su reencuentro con el gol cuando regresó a Chivas tras graduarse, con hambre, callosidades y mugre, como indigente en Bogotá. Festejó la anotación como si estuviera pidiendo limosna y lo explicó como un homenaje, como solidaridad, como respeto, como una comunión con los niños de la calle del mundo.

Porque a final de cuentas lo confió a Raza Deportiva: "Pedir limosna en Bogotá no fue sólo un aprendizaje, Bogotá sale conmigo siempre que salga a una cancha de futbol".

Relata Aintzane Encinas en su libro: "Suspirar es una forma de huir de lo que empezaban a considerar un costoso trabajo (jugar al futbol)". Y agrega: "En ocasiones parece necesario recapitular".

Y antes que capitular, Érick Torres ha decidido recapitular.