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Florentino, a rezar cuatro Ave (Di) Marías

Télam

LOS ÁNGELES.-- Un juego inútil. Intrascendente. Innecesario. De esos en los que parece que sólo ganan los mercenarios, esas rémoras voraces del futbol.

Alemania no deja de tener cuatro estrellas en el firmamento de su camiseta. Y Argentina no deja de ser Subcampeón del Mundo.

Pero, en medio de la futilidad e intrascendencia del amistoso, incluso de la victoria 4-2 sobre los monarcas mundiales, la Casa Blanca del Real Madrid fue apedreada cibernéticamente por sus propios religionarios.

Florentino Pérez apagó el celular y empezó a rezar Padres Nuestros y, para ser exacto, cuatro Ave (Di) Marías. Y la penitencia es pobre. La irá pagando en dos infiernos: en el Santiago Bernabéu y en el Old Trafford.

Porque lo que construya Ángel di María vestido de Diablo Rojo, será un recordatorio en el Santiago Bernabéu, cuando no encuentre un potencial suplente con la eficiencia todoterreno del argentino.

'El Fideo' despertó el apetito gourmet en el Manchester United, y empezó a provocar agruras en la amenaza de inanición que queda para los merengues.

Di María tuvo una jornada perfecta en el carnaval exuberante de Dusseldorf, puntualmente inútil, es cierto, pero esplendorosa. No cambia la amargura de la Final en el Maracaná, pero el anecdotario, esa biblioteca de fantasías, se enriquece.

Tres pases para gol, de altísima complejidad técnica, un gol, el cuarto, y un festín casi burlón, sardónico, cáustico, humillante sobre los alemanes, que si bien no cambio ninguna historia, fue una dedicatoria estruendosa para Florentino Pérez.

El presidente del Real Madrid había convertido en una delirante obsesión, deshacerse del jugador que fue clave en la Décima Orejona y que dejó, hasta antes de lesionarse con Bélgica, la constancia de ser el pilar argentino en el Mundial.

Cierto, el mundo de los hubiera es el limbo pantanoso donde el ajedrez de los impotentes y frustrados juegan sus partidas de consolación y confortación. Es decir, especulan en el desagüe de los resultados, pero, ese pero, si hubiera, si hubiera estado Di María pleno, entero, listo, en cancha en esa Final del 13 de julio...

Por lo pronto, el madridismo, el de la cancha y el de la tribuna, ponen cara de niños glotones ante la pastelería. Di María era suyo, y Florentino, no quiso retenerlo. Hoy es imposible, con lo que cobró por él, encontrarle un relevo tan perfecto como lo era 'El Fideo' en el menú de Ancelotti.

Será una larga penitencia para Florentino. Este miércoles debió rezar cuatro Ave (Di) Marías para que la exhibición del argentino sea un momento deslumbrante, fugaz, una candileja, una golondrina sin verano, que no mantenga ese magnífico nivel mostrado desde hace un año.

La gran diferencia es que en el Real Madrid nunca encontró las consideraciones de líder, mientras que en el MUFC llega con los honores a esa jerarquía cincelada en la cancha. Ha dejado de ser un peón al servicio del rey CR7. Hoy es caballero en una mesa redonda sin privilegios.

El menosprecio de Florentino, y él lo sabe, puede convertirse en desprecio del madridismo, si la nueva baraja que le entrega a Ancelotti, no le ayuda a consolidar un póker de ases.

Porque este martes, Di María fue el Ángel Vengador del desdén madridista, y fue el tardío, muy tardío, aunque no menos suculento, Ángel Vengador de lo que el Mesías, Leo, no pudo, no quiso y no supo hacer ante Alemania.