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Reconstruyendo al estilo de La Russa

A nadie le debe sorprender el anuncio del despido de Kevin Towers como gerente general de los Diamondbacks de Arizona, después de todo, era un secreto a gritos el hecho de que los Diamondbacks comenzarían una reconstrucción total una vez se concretó la contratación de Tony LaRussa como Oficial Principal de Operaciones de Béisbol en medio de la debacle de los primeros dos meses de la temporada.

LaRussa, quien fuera exaltado al Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas este verano, es harto conocido por su obsesión con ganar y su llegada a Phoenix el pasado 17 de mayo tenía su propósito desde el saque: trasladar la magia que le dio 2,728 victorias como dirigente con los Medias Blancas de Chicago, Atléticos de Oakland y Cardenales de San Luis, para transformar los Diamondbacks en una franquicia ganadora.

Arizona comenzó el año con el pie izquierdo con marca de 9-19, un ERA colectivo de 5.11 y promedio de bateo colectivo de .229 durante el mes de abril. Ya para el 15 de mayo, los Diamondbacks ya estaban en el sótano de la división a 11 juegos de los Dodgers y con marca de 4-17 jugando en casa, algo que ya estaba costando serios dólares a la gerencia al ver a un vacío Chase Field noche tras noche y optó por la drástica medida de contratar a un "Oficial Principal de Operaciones de Béisbol", que se tradujo a la llegada de LaRussa.

O sea, a Towers le contrataron a un síndico.

Contrario a LaRussa, el pedigrí de Towers como gerente general no es uno de ganador, aunque si sale de Arizona con marca de 320-317, Y su manera pasiva de lidiar con la adversidad no va a la par con la personalidad beisbolera de LaRussa, quien en su momento fue un mánager apasionado, extrovertido y agresivo.

Entre 1995 y el 2009, Towers estuvo al mando de los Padres de San Diego en donde logró solo cinco temporadas con un récord ganador y de las tres veces que fueron a la postemporada, en dos de ellas perdieron contra los Cardenales de LaRussa.

En Arizona, Towers heredó un equipo que ya estaba montado al llegar a la postemporada en el 2011 y desde entonces los Diamondbacks han logrado temporadas consecutivas con marca de 81-81, y este año, tras comenzar en 8-22, nunca lograron arrancar y posiblemente terminarán la campaña con la peor marca de la Liga Nacional.

Entre la afición, Towers cayó en desgracia cuando hizo movidas en el 2012 que vieron las salidas de Ian Kennedy y Justin Upton de Arizona y este año, tras la estrepitosa arrancada gracias a lesiones de sus estelares como Patrick Corbin y Bronson Arroyo, no respondió con movidas viables para competir en la División Oeste de la Liga Nacional.

Asimismo, Towers se ha ganado una reputación por ser impaciente con talento joven y cuando los Diamondbacks dejaron ir a Tyler Skaggs , ahora una de las armas principales de los Los Angeles Angels, previo a esta temporada en el cambio por Mark Trumbo, la ola de críticas fue grande. Y aunque la retrospectiva le da a muchos una visibilidad de 20/20, el hecho de que Towers dejara ir a un brazo viable a cambio de ofensiva que no necesitaba dejó mucha frustración entre los fanáticos y en algunos sectores de la gerencia.

Con Towers fuera del panorama, ahora LaRussa tendrá la oportunidad de construir desde los cimientos, tal como hizo en Chicago, Oakland y San Luis -- tres equipos que le dieron rienda suelta, o al menos gran poder de veto en las movidas de personal.

Los Diamondbacks anunciaron el viernes que ya comenzó el proceso de búsqueda de un reemplazo para Towers, pero nada sobre el futuro de Kirk Gibson, quien firmó una extensión de contrato como dirigente en febrero. Lo cierto es que conseguir a un gerente general dispuesto a trabajar bajo la sombra de LaRussa será difícil, lo que indica que pueden ocurrir una de dos cosas: que LaRussa asuma las riendas o, que se utilice a un ejecutivo interno dispuesto a trabajar en dupleta.

No importa el crisol con que se mire, sin embargo, los Diamondbacks son ahora el equipo que LaRussa construirá. Nada más, nada menos.