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Chivas gana derecho a libertad condicional

LOS ÁNGELES -- Chivas iba por algo más que la victoria. Buscaba respuestas. Ansiaba conclusiones. Las encontró. Más allá del 3-0. Y por supuesto, más allá de que la víctima es el peor equipo del torneo: Leones Negros.

La victoria tiene réditos: tranquilidad, matemáticas menos insalubres, y arrojar más abajo a Leones Negros, con crisis entre técnico y directivos.

Y el saborcito de la victoria legítima. Sin complicidades del arquero rival, como el gol que se traga Pikolín.

Pero, el Guadalajara encontró respuestas que le urgían tanto como los puntos y la victoria, insisto, más allá de que Leones Negros ofreció su mejor partido del torneo.

1.- Deseable que no sea un espejismo Ángel Reyna.

No fue su más brillante juego, pero si el más útil de todos. Participativo, ofreciéndose como enlace, exigiendo la pelota, incluso por momentos arengando a compañeros, y, por supuesto, con la hambruna de gol.

¿Por qué este domingo sí y otros encuentro no? Tal vez la marca menos exigente del adversario, o tal vez esa encerrona al vapor.

Incluso, parece que tanto él como Fernando Arce entendieron finalmente la ecuación: si ellos se asocian, Chivas descubre potencial, y los delanteros y laterales saben que se generan posibilidades.

Insisto: que lo de Ángel Reyna no sea un espejismo, porque además, el tipo no tuvo sus ataques de histeria, reclamando faltas o protestando decisiones arbitrales. Parece pues que, finalmente, llegó el futbolista que Chivas creía haber contratado.

2.- La versión peina canas y tiene arrugas. Así como pasó con el Bofo Bautista en su momento, Jorge Vergara ha impuesto a Omar Bravo, y ha insistido en Aldo de Nigris.

Dos delanteros divorciados de la única pareja que los viste de gala, el gol, se acercan a los siete y seis meses sin anotar.

Carlos Fierro volvió a reclamar en la red la consideración del entrenador. Un jugador del perfil de Chivas, porque es de su cuna, porque ha sido campeón mundial, porque técnicamente, lo ha demostrado, puede jugar las cinco posiciones de ataque conceptual que se manejan en el Guadalajara.

El tiempo se agotó para Omar Bravo y para De Nigris. Citando a la popular Llorona: "ayer maravilla fui, ahora ni sombra soy". Que se les venere como ídolos, pero que, por beneficio de todos, no se les unja de lo que ya no pueden ser: salvadores.

Oportunidades tuvieron. Ambos. No sólo para definir, sino para, con la experiencia, con sus cicatrices, con su recorrido, con las heridas de batalla, pudieran ya, supieran y, elegir la mejor jugada. Fallan ellos y, por supuesto, fallan al compañero.

3.- El aparato defensivo tuvo menos problemas.

Los jugadores de Leones Negros buscaron sus 90 minutos de fama. El esfuerzo sublimado les permitió desafiar a Chivas, y confrontarlo en el marco de la aritmética de este torneo: igualdad de números, igualdad de fuerzas.

Castro recorrió más kilómetros que en ningún otro juego con Chivas, y Carlos Salcido recuperó el respeto: al renunciar al Tri, parecía juramentar su lealtad y tiempo completo al Guadalajara. Ante delanteros habilidosos, el Rebaño supo custodiarse, y sigue apareciendo en el fondo el notable arquero que es Toño Rodríguez.

Pero, lo relevante, y es una de las respuestas que necesitaba Chivas: saber el nivel de compromiso. Ha habido juegos en que no siempre De Nigris ayudaba en cobros de esquina, o partidos en los que Ángel Reyna se desentendía de la jugada, esperando que su séquito de esclavos recuperar la pelota para entregársela, mientras que esta vez era un sabueso más.

Esa era tal vez la respuesta que esperaba el Guadalajara: los aburguesados, quieren, pueden, porque deben, dejar de serlo.

Ojo: que esta radiografía, que hubiera podido apestar a autopsia, tampoco reivindica ninguna de las demenciales promesas de Jorge Vergara: "Estamos para clasificar y ser campeones".

Chivas dio el primer paso, y puede atribuirse sin duda en parte a ese cónclave con mezcla de aquelarre en la casa de Vergara.

Chivas dio el primer paso, como en el caso de los adictos: aceptó sus culpas, para después asumir sus responsabilidades.

Por eso, al decir que lo deseable es que no sea un holograma de fantasía la grata actuación de Ángel Reyna, el concepto abarca a todo el equipo.

Ese rendimiento no le garantiza al Rebaño ni guirnaldas ni laureles, pero si les garantiza que no habrá exequias, porque no habrá difunto.

Pero, están en esa frontera angosta de sobrevivir o recaer. La diferencia está entre elegir correctamente: persistir o claudicar.

El resto de sus rivales no son Leones Negros, pero tampoco les aguardan invencibles, menos en este torneo que viene a ser de los más irregulares y mediocres de los últimos años.

Para Chivas lo importante es, entonces que encontró respuestas y escapó a la autopsia.