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Futuro incierto para Giancarlo Stanton

Hace 48 horas, los Marlines de Miami habían anunciado que estaban listos para hacerle a Giancarlo Stanton una oferta que rompería cualquier récord en la historia de la franquicia.

Un envío en pleno rostro a 88 millas por hora noqueó a Stanton el jueves y pondría en un compás de espera los planes de la gerencia para retener al poderoso toletero.

El golpe le produjo múltiples fracturas, daño en la dentadura y una herida que requirió varios puntos de sutura y aunque los médicos dijeron que no requiere cirugía, se perderá lo que resta de la temporada.

En menos de seis meses, los Marlins han perdido a sus dos jugadores emblemáticos, pues a inicios de la campaña, el derecho cubano José Fernández quedó fuera de acción y sometido a la operación de codo Tommy John.

Duros golpes para una franquicia que trataba de renacer de las cenizas que dejó el 2013, con 100 derrotas en 162 partidos.

Tanto en el caso de Fernández, como en el de Stanton, el futuro luce ahora incierto y está por verse cuánto tiempo les tomará recuperarse y si pueden regresar a su mejor forma deportiva.

Mientras que la Tommy John tiene un 80 por ciento de probabilidades de recuperación, en el caso de los bateadores que reciben golpes como el de Stanton, la mayor preocupación radica en la visión.

El integrante del Salón de la Fama Andre Dawson y Jayson Heyward, de los Bravos de Atlanta, sufrieron en su momento lesiones similares y lograron regresar, pero el dominicano Juan Encarnación perdió la vista de un ojo por un bolazo de foul en 2007, mientras se encontraba en el círculo de espera.

Un reconocido cirujano plástico de Miami estimó en seis semanas el tiempo de soldadura de los huesos fracturados y cicatrización de la herida antes que el pelotero pueda reanudar sus actividades físicas, en caso de que no sea sometido a una operación.

Sin embargo, el doctor Rafael Gottenger considera que de ahí a que pueda regresar a jugar béisbol podrían pasar de seis meses a un año.

Y está también la parte psicológica, igualmente difícil de superar luego de semejante trauma.

Muchos bateadores en su regreso cambian por completo su ubicación en el plato, se alejan más de la zona de strike y pierden contacto, por temor a recibir nuevos pelotazos.

Es algo involuntario y humano, que muchas veces da al traste con prometedoras carreras. Ojalá no sea este el caso de Giancarlo Stanton, el bateador más poderoso de todas las Grandes Ligas.