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El sueño se hizo Real, pero ¿cuánto durará?

La espera de 29 años terminó. Con una postemporada hasta ahora perfecta, los Reales de Kansas City regresan a la Serie Mundial por primera vez desde 1985.

¿Qué le importa a los pocos, pero leales fanáticos de los Reales que los ratings de televisión se vayan al suelo? Ellos gozan con lo que otros sufren gracias a un equipo capaz de enamorar a quienes gustan del béisbol en su estado más puro.

Ned Yost, criticado en el juego de comodines ante los Atléticos de Oakland por su desacertado manejo del pitcheo de relevo, ha estado magistral desde entonces, con un trío de relevistas que le cortan el aliento a cualquier ofensiva rival.

Con el dominicano Kelvin Herrera, Wade Davis y el cerrador Greg Holland en fila, los abridores sólo tienen que preocuparse por echar el resto cinco o seis innings. Del resto se encarga el cerrojo perfecto.

Cuando un equipo juega como lo está haciendo Kansas City, es punto menos que imposible ganarle. Demasiado alto el nivel de inspiración, el hambre de sus peloteros, capaces de devorar pelotas que parecen incapturables, ya sea Lorenzo Cain o Alex Gordon en los jardines, ya Mike Moustakas en la antesala.

El Kauffman Stadium atrajo un promedio de 24,154 personas en temporada regular (vigésimoquinto lugar entre las 30 franquicias), pero no da abasto en estos días para contener el entusiasmo de unos fanáticos que hasta hace poco apenas se preocupaba por el desempeño de una franquicia habitualmente perdedora.

Y es que Missouri tiene en los Cardenales de San Luis a su equipo insignia, el que arrastra la mayor cantidad de seguidores, gracias a sus 11 coronas en Series Mundiales y a un historial mucho más rico.

Por eso promediaron 43,711 personas por juego, la segunda cifra más alta de todas las Grandes Ligas, sólo superada por los Dodgers de Los Angeles.

Pero los fanáticos de los Reales ya tienen su merecida fiesta y ahora esperan por su rival, que bien pudieran ser sus vecinos Cardenales o los incansables Gigantes de San Francisco, que disputan el banderín de la Liga Nacional.

¿Será capaz Ned Yost de mantener el espíritu en alto si el descanso se prolonga demasiado hasta que se defina la Serie de Campeonato del viejo circuito?

Ya le pasó en el 2007 a los Rockies de Colorado Rockies, que barrieron 4-0 a los Diamondbacks de Arizona y la larga espera los enfrió para ser vapuleados en la Serie Mundial por los Medias Rojas de Boston, que tuvieron que batallar siete partidos para vencer a los Indios de Cleveland.

También le ocurrió en el 2006 y 2012 a los Tigres de Detroit, que limpiaron a los Atléticos y a los Yankees de Nueva York, respectivamente, para desinflarse ante los Cardenales y los Gigantes.

Ya veremos si se repite la historia o se rompe el ciclo. Por lo pronto, quienes disfrutamos del buen béisbol levantemos la copa por los nuevos campeones de la Liga Americana.