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Con el 70 por ciento en contra

Reales de Kansas City y Gigantes de San Francisco superaron una gran cifra de probabilidad para avanzar a una Serie Mundial inédita.

BRISTOL, CT -- ¿Qué tan improbable era que a estas alturas hablemos de una Serie Mundial entre Reales y Gigantes?

Como sabermétrico al fin me gusta ver las cifras y por mucho que en la primaria y en la secundaria no me hayan gustado las matemáticas, hoy en día los números muestran verdades que a veces son irrefutables en el terreno de juego.

INCANSABLES

Comencemos con los Reales. Según Baseball Prospectus para el inicio de la temporada, basados en las posiciones de la temporada pasada, los azules tenían apenas un 20 por ciento de probabilidad de hacer la postemporada. Su arranque no fue nada espectacular y para el 28 de mayo, esa probabilidad cayó a apenas un 7 por ciento tras mostrar una patética marca de 24-28 y hundirse en el último lugar de la división, aunque apenas a 6.5 juegos de la punta que tenían los flamantes favoritos de la división y la liga, los Tigres de Detroit.

Sólo los Astros de Houston tenían para la fecha una menor probabilidad que los Reales de jugar en octubre.

La tropa de Ned Yost pasó su verano, entre junio y agosto, en un limbo de altibajos, luchando ante unos rivales de división que aparte de los Tigres no tenían tampoco mucho que ofrecer para animar la fiesta de mitad de temporada. Durante este período, tocaron un pico probabilístico de apenas 42 por ciento para el 18 de junio.

Pero el 3 de agosto todo comenzó a cambiar con una salida de calidad y victoria de James Shields ante Oakland. La mágica cifra probabilística se ubicaba en apenas 16 por ciento, mientras estaban a cinco juegos de Detroit en la segunda posición. Los Reales tuvieron una racha de ocho victorias consecutivas y para el 15 de agosto lograron sobrepasar a los temibles felinos en el puesto de honor en la división. Para el 21 de agosto habían perdido apenas tres juegos de sus últimos 19 y el porcentaje de probabilidad alcanzó el 74 por ciento. Desde ahí comenzó la magia de este club.

Hasta el final de la temporada esa cifra no bajó de 59 por ciento, y con un gran peso matemático en contra finalmente lograron no que no pudieron hacer en 2013 adueñándose del primer comodín para medirse a Oakland en el juego de muerte súbita. Nada más y nada menos que contra el equipo que desde el 9 de mayo nunca bajó su porcentaje mágico de 60 por ciento.

Y batallaron tanto que el épico partido a muerte por el comodín de la Liga Americana, en la parte baja del octavo episodio la probabilidad que los Reales ganaran era según Baseball-Reference de apenas un 5 por ciento, mientras perdían 7-3. Y entonces Lorenzo Caín conectó sencillo ante Jon Lester, y hubo vida. La cifra subió a 45 por ciento cuando el marcador se puso 7-6 al final de aquella entrada. Tras el empate en la baja de la novena consiguieron empatar las probabilidades. Luego apareció en la baja de la 12da un sencillo de Salvador Pérez para alcanzar el 100 por ciento mientras Christian Colón corría hacia la goma y finalmente anotaba para avanzar en la postemporada.

Y desde ahí la cifra no ha bajado. Los Reales no han perdido. Se convirtieron en el primer equipo en la historia del béisbol con ocho victorias consecutivas desde el inicio de la postemporada.

EL SUFRIMIENTO VIENE INCLUIDO

Lo de San Francisco es otra historia. Desde que Bruce Bochy llevó a este equipo a conquistar el banderín divisional en 2010 la característica de este club es la agonía. Las victorias son dolorosas, sufridas. Para ser fanático de los Gigantes en esta época dorada hay que tener como requisito un corazón en muy buen estado, capaz de aguantar subidas y bajadas tal cual la montaña rusa de Aerosmith en Disney's Hollywood Studios.

Sin embargo, la banda sonora de este equipo es y seguirá siendo cortesía de Steve Perry, vocalista de la banda "Journey" con su mega éxito de 1981 "Don't Stop Believin'", que se ha convertido en el tema de rally de este club.

Pero a diferencia de los Reales, la temporada en San Francisco no llegó a un punto de respiración artificial. La lucha con los Dodgers se avistaba desde el inicio de la temporada y el 29 de mayo los Gigantes de apoderaron del primer lugar de la división aprovechando la falta de engranaje en las filas de sus archirrivales de Chavez Ravine.

Su porcentaje de probabilidad de hacer la postemporada se mantuvo alrededor del 80 por ciento durante las ocho primeras semanas de la campaña. Posteriormente el camino se tornó pedregoso cuando para el 4 de julio cifra bajó a 66 por ciento cayendo a 54 por ciento para el 19 de agosto, mientras los Dodgers se despegaban con seis juegos de ventaja en la punta de la División Oeste en esa fecha.

La agonía siguió su curso. Seis victorias seguidas a partir del 26 de agosto y sólo 3 derrotas en 16 juegos desde ese día hasta el 12 de septiembre, para luego seguirlas con un desastroso cierre de temporada de 9 derrotas en 15 juegos. Los Gigantes aprovecharon el descalabro de Milwaukee y la falta de gasolina de los Mets para quedarse con el segundo comodín empatando con 88-74 su marca en la temporada con Pittsburgh.

Y cuando todo parecía a favor de los Piratas, en el juego del fuego contra fuego apareció Madison Bumgarner quien blanqueó hasta los uniformes de los bucaneros con una magistral actuación de ruta completa de apenas cuatro hits.

Y Bud Selig les dijo a los Gigantes: ¡De nada!

Si durante la temporada regular nos cansamos de decir que San Luis era el equipo que todos los rivales quieren evitar en Octubre, por su consistencia en el pitcheo, su bateo oportuno y juego en equipo; los Gigantes no se intimidaron ante ellos tras eliminar a los Nacionales, se crecieron ante unos Cardenales que fueron los que precisamente arruinaron la fiesta que todo el mundo anticipaba para los Dodgers.

Y en el quinto juego de la Serie de Campeonato, cuando aún había esperanza de regresar la serie a San Luis apareció Travis Ishikawa. Una vez más se escuchó alrededor del mundo tras el maderazo "Los Gigantes ganan el banderín". Mientras explotaba la celebración se desvaneció por completo ese lugar de honor que estaba prácticamente reservado para los Dodgers.

El problema es que no se sabe cuál equipo de San Francisco es el que va a salir al terreno todos los días, si el de inicios de septiembre o el de finales del mes. El del inning 12 con Travis Ishikawa o el del tercer inning con Ryan Vogelsong.

CONTRA LA CORRIENTE

Si sumamos el porcentaje más bajo de los Reales, 7 por ciento, con el de los Gigantes, 54 por ciento, nos da como promedio un 31 por ciento. Es decir, ambos equipos superaron unas expectativas reales en su contra de casi un 70 por ciento de estar en esta etapa.

Para San Francisco es normal este subibaja de emociones tras coronarse en 2010 y 2012. ¿Tendrá el 2014 la misma benevolencia de los años pares?

Para Kansas City es la búsqueda de ganar su segunda Serie Mundial en tres apariciones en sus 46 años de historia. Su única corona fue en 1985 ante San Luis gracias en parte al infield-hit de Jorge Orta y la sentencia errada del umpire Don Denkinger. Su primera aparición en el Clásico de Octubre fue una derrota ante Filadelfia en 1980.

Improbable. Inédito. Inaudito. Gane quien gane superará una amplia brecha en las matemáticas de casi un 70 por ciento en su contra. Así es el béisbol.