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La confianza de River todo lo puede

RAFAELA -- Suena redundante, pero no por eso deja de ser cierto. La costumbre de ganar que se ha tomado River ya la pone en práctica jugando bien o en esos días en los cuales las cosas no le salen como las planifica. ¿Convicción? ¿Aprovechar los momentos? ¿Anda derecho? ¿Le sale todo bien? ¿Mérito a seguir sus convicciones? Un poquito de cada cosa.

Si sale medianamente bien parado del temporal, lo más probable es que después le haga un guiño a la historia. El que lo sufrió esta vez fue Estudiantes. Tras un gran primer tiempo de los platenses, luego de los cuales se fueron al vestuario con un gol de ventaja (producto de un error de Ramiro Funes Mori en la salida), sobrevino la reacción del Millo. La de siempre, esa que aparece en los segundos tiempo. Y que, por lo general, llega de la mano de alguna acción destacada (esta vez fue la previa del primer gol, que estuvo llena de toques).

¿Será que la confianza es tan fuerte que le sirve para optimizarse hasta en los peores momentos? Eso parece. Porque la recuperación siempre aflora. Con un gol como punto de partida o con un buen funcionamiento, eso no importa, lo que sí debe decirse es que los rivales suelen esforzarse y logran mantener el ritmo sólo por un tiempo. Eso le duró el envión a Estudiantes. Casi de la misma forma que le pasó a aquellos que creyeron tener maniatado, al borde del knock out, a River. Nada más engañosa que la postal que muestra a los oponentes de turno creyendo tener a la fiera domada. Desorientada es probable, pero ya dominada, no.

No sirve de mucho contar los argumentos que lo han llevado a sumar 29 partidos sin conocer la derrota. Ya son conocidos. Pero sí resulta imposible soslayar el estupendo nivel de Jonatan Maidana, el buen partido jugado por Leo Ponzio, el incansable trajinar de Carlos Sánchez y las siempre necesarias atajadas de Marcelo Barovero, cartas que todos ya conocemos y que repetimos semana tras semanas, pero se afianzan en cada presentación.

Por esto es que, más allá de algunos momentos de zozobra, sería necio no reconocer la fortaleza de este River, que ha dejado atrás un pasado cercano bastante tumultuoso para instalarse en este presente casi ideal.

Es cierto que ya no gana con la misma holgura ni contundencia de presentaciones pasadas. Y es lógico, porque los rivales le juegan tácticamente de otra manera y porque se preparan desde lo anímico para enfrentarlo. Bajar al puntero, invicto y que sigue en carrera en la Copa Sudamericana, es un ejercicio que todos, hasta ahora en forma infructuosa, se lo proponen. Pero los de Gallardo resisten embates a fuerza de goles. Ganan aunque no lo merezcan, porque saben que los tiempos en los que el viento sopla de cola tienen que aprovecharlos como sea. La fase de cuartos de final de la Copa Sudamericana, aún está abierta. Eso sí, dieron un gran paso rumbo a la semifinal. Todos quieren bajar a River, pero el Millo se sostiene erguido y derrochando salud,,,