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¿Se acabó del maleficio de los Cachorros?

Posiblemente ya no exista en Chicago nadie que pueda decir que vio a los Cachorros de Chicago ganar una Serie Mundial.

Eso fue hace 106 años, en 1908, cuando ni siquiera estaba construido el Wrigley Field y el equipo jugaba en el West Side Grounds.

Los Cachorros fueron siete veces más al clásico de octubre desde entonces y siempre salieron por la puerta estrecha, la última vez aquel fatídico 1945, cuando le cayó al equipo la famosa maldición pronunciada por Bill Sianis cuando lo expulsaron del Wrigley Field con su cabra.

Varias veces estuvieron cerca de llegar a la Serie Mundial, pero una y otra vez el fantasma de la cabra destruía los sueños de los fanáticos más leales del planeta.

Pero como mismo en el 2004 los Medias Rojas de Boston rompieron la maldición del Bambino, que les impidió ganar durante 86 años y una temporada después los Medias Blancas de Chicago se reivindicaron del arreglo de la Serie Mundial de 1919, los Cachorros tienen razones para creer que su turno está cada vez más cerca.

No se tumba un muro tan sólido de un solo golpe. Derribar una pared tan fuerte requiere de un martilleo constante que afloje los cimientos hasta que finalmente se desplome.

El primero de esa andanada de golpes lo habrían dado los Cachorros en el 2011, cuando contrataron a Theo Epstein y lo nombraron presidente de operaciones beisboleras del club.

Epstein, uno de los ejecutivos más brillantes de la industria, fue el arquitecto del equipo de Boston que en el 2004 puso fin a una sequía de casi nueve décadas y luego se coronó también en la Serie Mundial del 2007.

Desde su llegada a la Ciudad de los Vientos, se dedicó a reforzar la granja, el sistema de ligas menores, hasta crear un semillero de talento del que pocos equipos pueden vanagloriarse más que los Cachorros.

Algunos contratados directamente por el equipo desde las filas amateurs, otros llegaron en inteligentes canjes con visión de futuro, lo cierto es que el grupo parece haber germinado ya al punto de estar listo para el próximo paso.

Para que se tenga una idea del talento joven con que cuentan los Cachorros, cabe señalar que el campocorto dominicano Starlin Castro, con tres apariciones en Juegos de Estrellas en cinco temporadas, tiene apenas 24 años y es uno de los jugadores más experimentados del equipo.

El equipo titular del 2015 parece completo, con el quisqueyano Welington Castillo detrás del plato, el estelar Anthony Rizzo en la inicial, el boricua Javier Báez en la intermedia y el fenomenal prospecto Kris Bryant, un hombre que viene de pegar 43 jonrones en las Menores en el 2014, en la antesala.

El cubano Jorge Soler y el dominicano Arismendy Alcántara parecen seguros en los jardines derecho y central, respectivamente, mientras que en el izquierdo estaría Chris Coghlan, quien renació la pasada campaña y se acercó al tipo de pelotero que ganó el Novato del Año en el 2009, cuando jugaba para los Florida Marlins.

Y a este grupo súmenle al versátil venezolano Luis Valbuena u otros prometedores jóvenes como el antesalista Mike Olt o los jardineros Ryan Kalish o Junior Lake, que le dan profundidad a la banca o pueden ser material para posibles transacciones en busca de reforzar el cuerpo de pitcheo.

Epstein podría pujar para convertir al zurdo Jon Lester en el número uno de la rotación, en ese experimentado líder que arrastre tras de sí a Jake Arrieta o Kyle Hendricks, dos que deben figurar entre los abridores en abril próximo.

El ejecutivo conoce muy bien a Lester, pues formaba parte de la gerencia de los Medias Rojas cuando escogieron al zurdo en la segunda ronda del draft amateur del 2002 y sabe que tras pasar toda su carrera en la más ofensiva Liga Americana, le debería ser fácil la transición a la Nacional.

Pero para manejar a ese grupo de jóvenes talentosísimos, pero inexpertos, los Cachorros acaban de encontrar al que parece ser el hombre ideal.

Joe Maddon probó con una franquicia de pobre economía como los Rays de Tampa Bay su capacidad para convertir en ganadores a un puñado de novatos.

En seis de sus nueve años con los Rays, Maddon tuvo balance ganador e incluso llegó a una Serie Mundial. Su récord total en Tampa Bay fue de 754-705.

Considerado un maestro en la psicología de cómo tratar a los muchachos para sacarles el máximo de sus capacidades, Maddon parece ser la guinda que corone el pastel que por tiempo lleva cocinando Epstein.

Desde que Frank Chance ganó la Serie Mundial en 1908, otros 51 managers han pasado por el puente de mando y fracasaron en el intento.

En el grupo hay 11 miembros del Salón de la Fama de Cooperstown, incluidos los legendarios Lou Boudreau y Leo Durocher.

Maddon tiene material que amoldar hasta dejar a los muchachos listos para tomar la historia por asalto, quizás en un par de campañas.

El tiempo dirá si estamos asistiendo al principio del fin de una era oscura de más de un siglo o si Maddon será simplemente el número 52 en la larga lista de quienes lo intentaron y fracasaron.