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Árbitros dejan con hambre a lobos y hienas

Los árbitros mexicanos reunidos en el estacionamiento del Cecap, unidos como gremio. ESPN

LOS ÁNGELES.-- La llamaría B. Traven: La Rebelión de los Ahorcados. Y así ha sido. La clase menos favorecida del futbol mexicano dio un golpe ejemplar.

Más allá de si los acuerdos o desacuerdos satisfacen y más allá de si perdieron ganando o ganaron perdiendo, el gremio arbitral dio un soberbio golpe en el futbol mexicano.

1.- Cada semana los catalogamos entre perversos y corruptos o entre torpes y tontos. La sospecha sobre su moral o su inteligencia es recurrente cada fin de semana. Los árbitros suben a la cruz al término de cada 90 minutos.

2.- Son la especie más desamparada del futbol mexicano. No reciben los sueldos millonarios de jugadores, ni gozan de la extravagancia aburguesada de los dueños de equipos, y menos aún de la impunidad para equivocarse o cohechar de los dirigentes de la FMF. Son los parias, dentro y fuera de la cancha.

Hoy, sin embargo, insisto, más allá de quiénes ganan perdiendo y de quiénes pierden ganando, han dado una lección: unidad, que ha convertido a esta partida de ovejas negras en redentores de sus propios derechos.

Dice un proverbio africano que "la unión del rebaño obliga al león a acostarse con hambre".

Para ser más exactos, la unión de los árbitros, por momentos, amenazó a los lobos y a sus hienas con que se irían a acostar con hambre.

Y el futbol mexicano no está acostumbrado a levantamientos en armas. El futbol mexicano suele ser un sitio donde agachan la testuz para esperar el estoque y muestran la otra mejilla, por enésima vez, para otra bofetada.

1.- Los futbolistas son esclavos de su comodidad.

¿Cuántas veces han hablado y prometido que a través de su farsante Comisión del Jugador se unirán y esta vez si reclamarán que se acabe con el Pacto de Bandoleros, el tianguis de piernas, la mafia de los promotores, el impago de salarios, y los múltiples juegos de contratos que los exponen a una investigación fiscal?

El jugador en México disfruta de vivir domesticado. Porque su patrón eventual ni siquiera les reclama por vegetar, muchos de ellos, en la cancha. Y permite que le ninguneen, le amenacen, le vendan indiscriminadamente o le dejen sin jugar un año.

Es evidente que al futbolista le falta la testosterona que le sobra al arbitraje.

2.- Los entrenadores el peor ejemplo.

El caso de los directores técnico es similar. Y es más entendible, pero no por ello injustificable. ¿Cómo van a pretender unirse si viven unos a la expensa de otros?

¿Cómo van a agruparse los entrenadores, si en cuanto cualquiera de sus colegas en funciones empieza a tener malos resultados, de inmediato comisionan a su promotor para que vaya a moverle el piso a su congénere?

¿Cómo pueden asociarse los entrenadores si son buitres entre sí mismos? Y así viven felices.

3.- Los dirigentes son esclavos de su incomodidad.

Los dueños de equipos ofrecen su libertad a cambio de impunidad. Pueden hacer todo tipo de movimientos perversos y caprichosos, a cambio de gozar de los favores de su cómplice supremo, la FMF.

Manipulan contratos, engañan al fisco, desafían a la mismísima afición ofreciéndole espectáculos mediocres, y hasta permiten contubernios entre clubes como la Multipropiedad, el tráfico de jugadores, y hasta robarse entre sí mismos cuando compran jugadores.

Y a cambio además, sólo piden contratos miserables a las televisoras, comparados estos acuerdos, con lo que firman las empresas con los patrocinadores. Por ejemplo, un partido entre Querétaro y Puebla es el mejor negocio: pagan poco a los actores, pero cobran parejo a los anunciantes.

4.- Y los comodinos federativos.

Y así como en la FMF abusan, así son abusados. No hay que olvidar la forma en que ha sido despojado de poder y presencia México en la Concacaf y ante la FIFA, y queda claro que ni Justino Compeán ni el preso de su patrón tiene ya incidencia o autoridad en la zona.

Y mientras los tres gremios relatados, siguen víctimas y victimarios, y siguen silenciosos, culposos, resignados, abnegados, sometidos, esclavizados, maltratados, queda claro, que el sector que creían tener tomado por el cogote, el grupo sobre el que creían tener la bota sobre el gaznate, ese mismo, les ha demostrado a los acobardados futbolistas y directivos, que hay tiempos para sacarse el yugo del pescuezo y rebelarse.

Hoy, pues, más allá, insisto, de si los acuerdos satisficieron en general a los rebeldes y a los asustados conciliadores, la dimensión de dignidad quedó demostrada.

Con todo y sus recurrentes errores y torpezas, el arbitraje se hartó de ser pisoteado y dejó un mensaje de dignidad y respeto a sí mismos, con entrega inmediata y personalizada a jugadores y dueños de equipos.

Pero seguro que los futbolistas, jugando al PlayStation, en general su grado supremo de cultura y conciencia social, no se preocupan por la desgracia del prójimo.

Y seguro que los entrenadores apareciéndose inoportunamente en los estadios, mandando mensajes a través de sus representantes, y apareciéndose ocasionalmente con los dueños de clubes, prefieren zopilotear en espera del cadáver de su colega.

¿Y los dueños? Pues juegan a ser dueños. ¿Y en la FMF? De rodillas es difícil rebelarse.

Hoy al menos, en el futbol mexicano, las ovejas negras se fueron a dormir tranquila: los lobos y sus hienas pasarán hambre.