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Las Liguillas se ganan con pasión

Y el América lo sabe. Lo reconoce su historia en esta parte del campeonato y sabe que el último antecedente de una noche triunfal en Liguilla se debió más a la entrega que a una condición plena futbolística. Mohamed quiere que sus futbolistas estén mentalizados y concentrados en la peligrosidad de la parte final del torneo, porque sabe que para los intereses de su equipo de nada le sirven los treinta y pico de puntos o el comportamiento en el campeonato regular.

LOS ANGELES, CA.- Las crónicas antiguas eran muy claras y específicas: "El América se metía al 'bunker' de Coapa, y ahí, en los viejos dormitorios que olían a sus héroes y sobre los sagrados campos que sabían de las grandes gestas de su historia, se preparaba para un solo motivo, sin pretexto alguno: levantar el trofeo de campeón".

"Vamos por todo", dice Antonio Mohamed, por cuya cabeza no hay ni siquiera un atisbo de duda: El América es el rival a vencer y a partir de ahí, sin importarle demasiado si es primero o segundo de la competencia regular, el América lanza el reto: aquel que pretenda el campeonato, tendrá que pasar sobre ellos.

Y el primer mensaje es directo: Ni Layún (que es el músculo del equipo), ni Sambueza (que aporta la clase), ni Aguilar (que es una esencia fundamental del esquema) serán parte este sábado el último juego en el torneo regular ante el Atlas, donde el América trataría de asegurar el liderato general del torneo. Los tres, con alguna molestia muscular, son reservados para la mitad de la semana siguiente, cuando comience el verdadero reto del americanismo: el título de la Liga.

Mohamed entiende que este equipo vive de trofeos. Que sus treinta y pico de puntos y sus parajes regulares durante el campeonato no le sirven de nada si no cumple con una liguilla satisfactoria. El América no ha ganado nada aún. Se sabe, se reconoce como el principal contendiente, como el equipo más sólido, pero entiende que los momentos de mayor apuro estarán por llegar, cuando el margen de error sea mínimo y cuando la concentración será fundamental.

Al mismo tiempo, en el sentir americanista, siempre existe la percepción -quizá no equivocada- de que hay una motivación especial por derrotar al América en la fase de la Liguilla. Que los otros siete contendientes se pelean y hasta se agrupan para tratar al unísono de afectar sus intereses. Se juegan dos Liguillas al mismo tiempo: una que significa ganar el campeonato. La otra, está clara, echar al América.

Hay poco tiempo para corregir en temas futbolísticos. El América es lo que es: un equipo sólido y serio en asuntos defensivos, con jugadores de medio campo como Sambueza y Osvaldito Martinez que son capaces de generar futbol para hombres peligrosos, del frente, como Michael Arroyo, Oribe Peralta, Luis Gabriel Rey y Luis Angel Mendoza. No esperen demasiada espectacularidad ni vértigo. El América es un equipo medido, exacto, que no desperdicia ni talento ni energía. La gran preocupación de Mohamed sigue siendo la parte mental, un tema que le llevó a no ganar ningún Clásico en el torneo (vamos, ni siquiera le ganó a este Chivas en el Azteca) y que por momentos parece preocuparle. Pero para ello, para saber en qué nivel de compromiso está la cabeza del futbolista americanista habrá que esperar el silbatazo inicial de la Liguilla.

Aquellos días del "bunker" se terminaron, pero a decir verdad, la última vez que el América levantó un trofeo lo hizo -aquel lluvioso 26 de mayo del 2013- con más pasión y mentalidad que futbol.

@Faitelson_ESPN