<
>

El América que se traicionó a sí mismo

Una historia tejida en mentiras y en rompimientos puede terminar peor de lo que fue este jueves. Y aunque el América pide otra vez una hazaña, como lo hizo hace no mucho en aquella final contra Cruz Azul, hoy, los valores y las estructuras parecen dañadas e inservibles para tal propósito. Mohamed se da cuenta de que esta solo: no tiene el apoyo de su directiva, no tiene el futbol de sus jugadores y entonces recurre a una de las fuentes más sagradas del americanismo: su pasión. Y pide a los aficionados que invoquen un domingo de gloria, que lo apoyen, que le den el empujón espiritual al equipo. Traicionado por todos... ¿lo hará también el graderío? ¿Lo traicionaran también desde ahí?

LOS ANGELES -- Más allá de la necesidad, el deseo y hasta los sueños del americanismo, la jornada del domingo podría estar destinada al fracaso.

Pensar en otro milagroso 26 de mayo como ocurrió hace casi un par de años en aquella épica final ante Cruz Azul parece una utopía, primero, por las condiciones de este plantel, segundo, por el entrenador y tercero, por un entorno que no le favorece a la institución.

Y a esas razones habrá que agregar el equipo que tienen enfrente. Tigres tiene jugadores, un planteamiento serio, ordenado y un entrenador que está metido en su trabajo. Sin ser nada espectacular, sin arriesgar más de lo necesario, Tigres jugó "a lo Tuca", lo hizo bien, a su estilo y convicción y "amenaza" con comportarse de la misma manera el domingo en la cancha del Azteca.

Los problemas del América están en el propio América. El América es una historia de traiciones , donde no queda claro si la traición más grande ocurrió desde la dirigencia, el entrenador o los futbolistas. Lo del América empezó mal, se agravó y puede terminar peor.

Mohamed insinúa que el equipo debe jugar bajo las mismas condiciones el domingo y azuza, le implora al americanismo, un apoyo que pueda traducirse en el duodécimo campeonato en la historia del club. ¿Les bastara con eso? Yo creo que no. El futbol del América ha ido empeorando desde alguna parte del torneo y jamás recupero la vitalidad que le valió para una temporada de destellos, de 31 puntos y del liderato general.

Hoy, no queda claro cuando se "pudrió la manzana" americanista. Si fue cuando le dieron la espalda, desde la directiva, al entrenador, firmando a otro director y a nuevos jugadores en plena campaña regular mientras Mohamed trataba de hacer su trabajo o, que se dio a partir de la incertidumbre provocada, insisto, por la dirigencia que llegó hasta el vestidor y de ahí quizá a la cancha. El América se convirtió, entonces, en un polvorín, aunque en alguna parte, su grandeza, el espíritu de su equipo seguía luchando y ganando partidos.

Esperar un "milagro" es esperar demasiado de este América. Las estructuras están partidas.

Mohamed quiere, seguramente, el título para restregárselo en la cara a Ricardo Peláez antes de tomar el avión para Buenos Aires. Sabiendo que no tiene mucho futbol, ni jugadores en el mejor de sus momentos, llama al público, llama a una de las armas más poderosas del americanismo, su pasión, para ver si ello le alcanza, como le alcanzó al equipo de Miguel Herrera en aquella final contra Cruz Azul, donde fue más entrega, sacrificio y pundonor que futbol lo que le dio al América la posibilidad de una noche gloriosa. La pregunta es: ¿Contará con ese apoyo o será, la de la gradería, la última de las traiciones en una historia tejida con base a traiciones?

@Faitelson_ESPN